Policiales

Madres unidas por el dolor: una bandera que suma nuevos rostros

Cada mes, un grupo de mujeres se reúne frente a Tribunales para pedir justicia por la muerte de un ser querido. Se acompañan entre ellas, se dan aliento. "Entre todas nos abrazamos, vamos a seguir adelante hasta que alguien nos escuche, sea quien sea", expresó una de ellas.

Por Juan Salas

Cada mes, un grupo de mujeres se reúne frente a los tribunales de Mar del Plata con pancartas con fotos, nombres y fechas. Cada imagen es un hijo asesinado. Cada rostro, un familiar muerto en un barrio de la ciudad. Y detrás de cada historia, una búsqueda colectiva de justicia que no termina con ningún juicio ni con ninguna condena individual.

En Mar del Plata se registraron 17 homicidios en el primer semestre de este 2025 y por más que la cifra sea menor a la de años anteriores y la tendencia indique que las muertes disminuyen, hay meses que la bandera suma nuevos rostros. Y cada víctima es una familia entera. En la fría mañana del viernes 11 de julio, en la bandera se podían leer los nombres de Julio Delgado, Francisco Carabajal, Sebas González, Matías Paredes, Javier Lazarte y una palabra que unía a todos: Justicia.

“Nos encontramos cada mes en este grupo que se ha creado entre madres que están atravesando por este dolor tan grande que es que te asesinen un hijo. Mi hijo se llamaba Ezequiel Vázquez”, contó Maru Salinas, la madre de un hombre de 34 años que mataron en julio de 2024 en una plaza del barrio San Jorge.

Ezequiel Vázquez tenía hijos, trabajaba como albañil y vivía en familia. Fue asesinado de tres disparos cuando regresaba de un partido de fútbol en una plaza. Según su madre, el imputado Juan Muro, ya era buscado por otras causas y tenía antecedentes, pero nadie actuó a tiempo.

Maru Salinas, madre de Ezequiel Vázquez.

“Mi hijo no pudo correr como los demás porque hacía tres días le habían sacado una bota ortopédica. Caminaba muy despacito. Tiraron cuatro tiros y tres le dieron a él. Y me lo mataron”, relató la mujer.

La causa ya tiene fecha de juicio: será en mayo del año próximo, y está a cargo del fiscal Carlos Russo, de quien la madre de la víctima expresó conformidad con su intervención, pero insiste en que no aceptará una condena menor a la de prisión perpetua.

“Yo pido perpetua. Que este fiscal no lo deje suelto, porque un día puede estar su hijo en el lugar del mío. Esta persona puede volver a matar”, afirmó.

Además del dolor, la mujer expresó el vacío cotidiano que dejó la pérdida de Ezequiel en su casa. Lo recordó como un hombre tranquilo, trabajador y afectuoso con su familia:

“Mi hijo trabajaba haciendo cabañas. Era muy buen padre y muy buen hijo. Yo siempre digo que él era mi calma. Hoy, en cada fecha especial, nos falta. El otro día, para el 9 de julio, él siempre preguntaba qué íbamos a hacer: al disco, pastelitos o empanadas. Este año ya no fue así. Nada es igual”.

Finalmente, señaló que, aunque le duele participar de estas marchas, el acompañamiento colectivo se volvió una forma de sostenerse: “Esta marcha no está buena, es mucho dolor. Pero entre todas nos abrazamos. Vamos a seguir adelante hasta que alguien nos escuche, sea quien sea. Esta gente que mata tiene que estar presa de por vida. Porque cuando salen, hacen peor. Y esto se puede evitar”.

“Mi hijo cumpliría 20 años y yo tengo que llevarle flores al cementerio”

A la derecha Romina, madre de Javier Lazarte.

Javier Lazarte fue asesinado un balazo en la cabeza en el barrio Las Heras el pasado 22 de enero. Se trató del quinto crimen del 2025 en Mar del Plata, en un contexto de conflictos por el narcomenudeo. El viernes, Romina, su madre, fue convocada para firmar un juicio abreviado contra el imputado, Walter “El Rengo” Contreras, que prevé una pena de 11 años de prisión.

“Me dicen que si no acepto los 11 años le pueden dar menos. Pero él mató a mi hijo, lo mató de un tiro en la cabeza”, contó Romina en la puerta de Tribunales, acompañada por otras mujeres que sienten en el cuerpo el dolor del asesinato de un hijo y esa necesidad de buscar justicia.

“Mi hijo tenía 19 años, y el 17 de julio hubiera cumplido 20. Pero yo tengo que ir a un cementerio a dejarle flores, mientras este hombre en 11 años va a salir. Él tiene antecedentes penales y todos saben que ese lugar era un punto de venta”, expresó la mujer

Javier Lazarte tenía consumo problemático de estupefacientes y ese 22 de enero a la madrugada había ido hasta un point de venta de droga en Eduardo Peralta Ramos al 3000, con la intención de canjear un par de zapatillas para poder conseguir cocaína. En ese contexto se generó una discusión, fue golpeado y luego asesinado de un disparo en la cabeza. 

“Le dijo ‘guacho, la concha de tu madre’, y después le pegó un culatazo y un tiro en la cabeza. Y ahora me dicen que tengo que firmar el juicio abreviado porque si vamos a juicio puede salir con menos. ¿Cómo puede ser justo eso?”, dijo Romina, debatiéndose entre la necesidad de firmar el abreviado para que no quede impune y el deseo de una condena mayor.

“Yo quería perpetua, pero si no firmo le quieren dar cuatro o cinco años. Hace cinco meses que mató a mi hijo, y al menos con esta condena algo va a pagar”, expresó finalmente, en medio de personas que con bombos y gritos reclamaban a la Justicia que no abandonara a las víctimas, que no desconociera tanto dolor.

“Hay testigos, hay video, pero dicen que no hay pruebas”

El caso de Julio César Delgado pareció avanzar con la detención de dos sospechosos, pero el fiscal Alejandro Pellegrinelli no encontró elementos suficientes para sostener sus arrestos y, ante esta situación, la familia pide justicia, pide avances, pide algo concreto.

Gladys Beatriz Delgado es hermana de Julio asesinado el 24 de mayo pasado en el barrio Bernardino Rivadavia.  Según denunció, su hermano fue atacado tras un intento de recuperación de una vivienda que había sido usurpada.

“A mi hija le usurparon la casa hace más de un año. Finalmente la abogada logró que se la devolvieran. Ese día fuimos con mi yerno, su hermana y mi hermano. Cuando se fue la policía y la abogada, empezaron los problemas. Los que usurparon la casa no se querían ir”, relató Gladys.

Según su testimonio, tras la entrega de la propiedad comenzaron las amenazas, los piedrazos y las agresiones verbales. Esa misma noche, varias personas regresaron al lugar y comenzaron a disparar contra la casa donde vive su hija.

“Decían que los iban a matar, que los iban a violar. Mostraban armas, tiraban tiros. A la noche volvieron y tiraron contra la casa de mi hija y mi yerno. Al otro día nos  llamaron por teléfono y nos dijeron que a mi hermano lo habían matado”, relató la mujer, quien afirma tener evidencia directa de quiénes fueron los responsables.

“Tenemos un video. Hay testigos. Se hizo la denuncia. Pero ahora dicen que no hay pruebas. ¿Cómo puede ser?”, expresó con malestar Gladys.

El crimen de Julio César Delgado es investigado por el fiscal Alejandro Pellegrinelli, quien tiene la difícil tarea de reconstruir un hecho sangriento que tuvo como eje un conflicto entre vecinos por una casa usurpada.

Rompiendo Muros: darle voz a quienes no tienen voz

El periodismo es darle voz a quienes no tienen voz. Es decir a las víctimas. Es una máxima del oficio, un lugar al cual anclarse cuando el ruido constante confunde lo que es y lo que no es periodismo. Y quienes no tienen voz son los muertos, las víctimas de la periferia, de los márgenes de la sociedad. Los olvidados.

Todos los martes de 15 a 16 horas, familiares de víctimas de homicidios y siniestros viales se reúnen en el programa “Rompiendo Muros”, que se emite desde Radio MDQ (Neuquén 381) y se transmite en simultáneo por YouTube y Twitch. El espacio está dedicado a dar visibilidad a casos judiciales, compartir testimonios y acompañar a quienes atraviesan situaciones similares.

“Es un lugar que se va construyendo entre todos. Damos espacio para que las familias puedan contar sus casos, expresarse y ser escuchadas”, señalaron las organizadoras.

Entre las participantes se encuentran familiares de víctimas como Ezequiel Vázquez, Matías Lazarte, Alex Virgo y Julio Delgado, cuyos casos aún esperan justicia.

El programa forma parte de una red de contención que también incluye grupos de WhatsApp y redes sociales bajo el nombre “Madres del Dolor MDP”. Según relataron, el colectivo comenzó con dos madres que luego se reencontraron un día de lluvia en las puertas de Tribunales. Desde entonces, no dejaron de sumarse historias y reclamos de justicia.

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