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Campo 31 de marzo de 2018

Malezas que recién aparecen en el sudeste bonaerense arriban en cosechadoras desde Córdoba

Fueron detectadas en un trabajo de investigación de la Facultad de Ciencias Agrarias y el INTA. Se analizaron más de 20 cosechadoras provenientes de la provincia mediterránea.

Tourn y Lasaga tomaron las muestras de las cosechadoras.

por Sebastián Plaza

BALCARCE (Corresponsal).- La creciente demanda de alimentos a nivel mundial ha sido un factor de gran importancia en la transformación de los sistemas agropecuarios actuales, los cuales deben maximizar los rendimientos, logrando inmejorables condiciones ecofisiológicas para el desarrollo de los cultivos.

En este marco, las malezas se transformaron en una de las plagas de mayor importancia en dichos sistemas, generando pérdidas económicas por mermas de rendimiento, menor calidad de granos y dificultad al momento de la cosecha.

Si bien el traslado y la diseminación de malezas por máquinas cosechadoras son tan antiguos como las mismas cosechadoras hasta el momento no había una medición o un trabajo de investigación que lo confirmara y cuantificara.

De eso se encargaron los ingenieros agrónomos, Santiago Tourn, Patricia Diez de Ulzurrun, Pedro Platz y Rodrigo Lasaga que representan a la Unidad Integrada que conforman la Facultad de Ciencias Agrarias y el INTA.

“Los equipos de cosecha se movilizan de norte a sur siguiendo la maduración de los cultivos. Si bien los tractores y las tolvas autodescargables pueden ser fuentes de diseminación de malezas, las máquinas cosechadoras presentan condiciones estructurales que aumentan las probabilidades de acumulación y diseminación. Los principales sitios dentro de la máquina donde se pueden alojar las semillas de malezas son las bases de norias y sinfines de retrilla/retorno y grano limpio”, expresaron en el trabajo.

También analizaron que las “semillas que se encuentren en el sistema de retorno pueden tener dos destinos, ser expulsadas por el sistema de separación y limpieza de la máquina hacia el lote, o bien, ser transportadas a la tolva. En cambio, las semillas que se acumulen en el sistema de grano limpio tienen un único destino, la tolva. La observación de semillas de malezas en la tolva es un indicador indirecto de que sucedió una diseminación en el lote y que hay semillas en la máquina que potencialmente pueden ser diseminadas en el próximo lote a cosechar”.

Por su parte, mencionaron que un indicador típico de infestación de malezas por cosechadoras, es la aparición de malezas en las cabeceras de los lotes, en forma lineal y coincidiendo con la orientación y ancho de trabajo de la cosechadora.

“Estudios realizados en la década del ’70 ya reportaban acumulación en cosechadoras de algunas malezas problemáticas como el sorgo de Alepo. En la actualidad, como fue mencionado, el traslado de máquinas entre regiones del país aumenta las probabilidades de que aparezcan especies de malezas en zonas libres de infestación aunque, no se debe desestimar la diseminación de malezas entre lotes de una misma región o establecimiento”, argumentaron.

Impacto real

Los profesionales hicieron alusión al “impacto real” que pueden tener las cosechadoras en la diseminación de malezas. Para ello, durante los meses de diciembre y enero de 2018 se recolectaron muestras en 23 máquinas cosechadoras provenientes de distintas provincias que ingresaron al sudeste bonaerense para efectuar cosecha de trigo/cebada.

“Se realizó extracción de material con una aspiradora de diversas zonas de la máquina (embocador, retorno, noria de grano limpio y tolva; 92 muestras) con motivo de identificar y cuantificar la presencia de semillas de malezas en los restos de cosecha”, anunciaron. El 100% de las máquinas cosechadoras evaluadas tuvo presencia de semillas de malezas. Sin embargo, su densidad fue muy variable entre máquinas y entre sitios de la máquina.

Del análisis surgió que las semillas de raigrás y avena negra estuvieron presentes en el 78% y 74% de los casos evaluados. En tanto, las semillas de nabo y Amaranthus palmeri tuvieron una presencia menor, ya que aparecieron además varias especies con escasa representación (Gramíneas, Cyperáceas, Violáceas, entre otras).

Asimismo, la avena negra y el raigrás anual son las malezas gramíneas más importantes en cultivos de invierno en el sur de la provincia de Buenos Aires, lo que explicaría que sean las especies con mayor presencia. Además, el momento de cosecha del cultivo coincide con la fructificación de dichas malezas.

En cuanto a los sitios evaluados en las cosechadoras, en todos ellos hubo presencia de semillas de malezas, sin embargo, en el retorno y la noria de grano limpio se registró la mayor cantidad (70% y 68% de los casos evaluados tuvieron semillas de malezas, respectivamente.

Las semillas de raigrás fueron las que mayor presencia tuvieron en los diferentes sitios evaluados, en promedio, en el 50% de los sitios se encontraron semillas de esta maleza.

La avena negra estuvo presente en todos los sitios, pero mayormente en la noria de grano limpio.

Cabe destacar que las especies aigrás, nabo y avena negra presentan casos de resistencia a herbicidas en la provincia de Buenos Aires, Entre Ríos y Santa Fe, siendo fundamental para ellas extremar las medidas de precaución en su diseminación.

En el caso de Amaranthus sp, si bien tuvo mediana a baja presencia, cabe destacar que es una maleza de reciente difusión en el sudeste de Buenos Aires. Por lo tanto, “deberían extremarse las medidas para evitar su diseminación desde otras provincias donde ya se ha confirmado su resistencia a herbicidas. Si bien la presencia de Amaranthus sp. no fue tan importante, se debe considerar que las muestras fueron colectadas durante el mes de diciembre y principios de enero, cuando la mayor parte de las plantas permanecen en estado vegetativo.

Datos

El trabajo también refiere que si bien existen diversas estrategias de manejo de malezas, durante los últimos 40 años, el control químico con herbicidas ha sustituido en gran medida las anteriores prácticas de control físicas, mecánicas y culturales, contribuyendo significativamente a la alta productividad de la agricultura mundial. “A pesar de las innegables ventajas del uso de herbicidas en el control de malezas han surgido nuevas problemáticas en el manejo de las mismas, como la aparición de resistencia a herbicidas”, explicaron.

También dieron a conocer que “en Argentina se han registrado hasta la fecha 17 especies de malezas con resistencia a herbicidas, 13 de ellas con resistencia a glifosato, y 8 con resistencia múltiple a glifosato y/o Inhibidores de ALS (sulfonilureas, imidazolinonas, triazolpyrimidinas) y/o Inhibidores de ACCasa (graminicidas)”.

Además, se detectaron durante el último año biotipos con resistencia a herbicidas hormonales (2,4- D y dicamba).

“Las denuncias de resistencia a nivel nacional pueden ser consultadas online en la página de la red en conocimiento de malezas resistentes (REM) (www.aapresid.org.ar/rem), donde se registran los alertas de resistencia a herbicidas así como información de interés de los distintos casos en forma actualizada”, apuntaron.

En tanto, en el sudeste bonaerense el número de malezas con resistencia es sensiblemente inferior, destacándose entre ellas el “raigrás anual” (Lolium multiflorum), “nabo” (Brassica campestris), “nabón” (Raphanus sativus), y reciente aparición de Amaranthus palmeri en lotes aislados de los partidos de Lobería y Necochea.

“Esta última especie fue detectada en la zona durante el año 2016, y se cree pudo haber ingresado dentro de las máquinas cosechadoras que desarrollaron sus tareas en el establecimiento, provenientes de la provincia de Córdoba. El manejo de las poblaciones resistentes a herbicidas, así como la prevención de aparición de nuevos casos de resistencia y su diseminación requiere la incorporación de varias prácticas de manejo”, concluyeron.



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