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Mar del Plata fue una fiesta: una multitud celebró en las calles el triunfo argentino

El monumento al general San Martín fue el epicentro de las celebraciones. Familias enteras salieron a las calles vestidas de celeste y blanco.

Un mar de gente, con gorros, vinchas y banderas celeste y blanco, se autoconvocó en el monumento a San Martín para desatar su alegría por el triunfo de la Selección Argentina.

Toda la euforia contenida brotó en forma de gritos, canciones y hasta el rudimentario sonido del escape de una moto Honda 100. “Se lo dejé libre y suena un montón. Siempre vine, y voy a seguir, a festejar así”, contó Francisco, mientras aceleraba la motito.

Apenas terminado el partido, filas de personas de todas las edades, muchas con la camiseta de la Selección, se concentraron en el punto neurálgico marplatense elegido para cada festejo: Mitre y avenida Luro. Claro que el tránsito vehicular ya estaba cortado unas cuantas cuadras antes de llegar. Muchos habían emprendido la peregrinación por la costa, saliendo del Arena Fest montado en el Paseo Hermitage, dando rienda suelta a la alegría y emoción que en muchos casos se transformó en la canción de moda: “Muchachos, ahora nos volvimo’ a ilusionar…”.

Siguiendo por Boulevard Marítimo (convertida en peatonal desde antes del mediodía) hasta Rivadavia, los empleados festejaban en la puerta de los locales que estaban abiertos, mientras veían a los hinchas pasar. La procesión a esa altura ya era multitudinaria.

 

En las inmediaciones del monumento comenzaron a sonar los petardos, se encendieron bengalas y hasta los limpiavidrios de los semáforos improvisaron bombos con los baldes que usan para cargar agua. “Esto es una fiesta”, contó Pablo, con una encendida sonrisa.

Mientras que algunos trepaban hasta lo más alto del monumento agitando sus remeras, otros los imitaban escalando el semáforo de Mitre y Luro, aunque la mayoría celebrara con los pies sobre el asfalto cantando “el que no salta es un inglés”.

Familias enteras vestidas con la camiseta -como Lorena, Hernán y Juanita- celebraban cantando y tratando de no perder detalles mientras grababan con el celular.

“Es el primer mundial de ella -contó el padre, con la nena acomodada sobre sus hombros- y estamos encantados porque Messi la rompió. Y vamos por más el domingo”.

Con el correr de los minutos, cada vez más gente llegaba hasta la plaza San Martín, que poco a poco se tiñó de celeste y blanco. Cómodamente instalados en una de las mesas del exterior de la cafetería de Hipólito Yrigoyen y San Martín, Esther y Luis merendaban tranquilamente después de ver el partido.

“Fue un partidazo -comentó el hombre-, creo que el mejor de Messi, aunque en realidad varios jugaron bien. Ahora falta solo un partido”.

 

Con la bandera argentina pintada en la cara y portando la 10 de Argentina, Juan Manuel estaba más exultante que sus hijos Marcos y Emilio.

“Impresionante el partido que jugaron, estos pibes (por sus hijos) no vieron todavía a Argentina campeón, pero yo grité el campeonato con el Diego en el ’86. Y el domingo vamos a gritar todos, bueno, esperemos”, se corrigió a último momento como en un intento de “anular mufa”.

Matías, con su caja de “Pedidos Ya” montada en su bicicleta, no se quiso perder el festejo. “Trabajé como siempre -dijo a LA CAPITAL- pero pude ver el partido en el televisor del bar de enfrente a donde trabajo. Incluso vi los dos primeros goles. Estoy muy contento”.

La alegría era contagiosa, incluso, en consonancia con los 24º que marcaba el termómetro a las 19, muchos optaron por quedarse en la costa con sus banderas y agitarlas allí. Por Boulevard Marítimo, desde Colón hacia el sur, la caravana vehicular fue creciendo, haciendo sonar las bocinas y con muchos chicos asomados por el techo.

Los festejos también se vivieron en zonas como Alem, la vieja terminal y los barrios de la ciudad, con el incesante sonar de las bocinas. Y el deseo de poder repetir la experiencia el domingo.

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