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Opinión 10 de marzo de 2017

Mar del Plata triste: lágrimas de una cultura saqueada

por Javier H. Faroni

En los últimos tiempos, nuestra querida Mar del Plata ha venido siendo noticia en todos los medios nacionales por ser la ciudad más golpeada en cultura. No solo por una política compulsiva de abandono y desentendimiento constante desde el municipio, sino porque lo poco que se ha hecho en la materia, ha ido a contramano de las necesidades reales y concretas tanto del sector como incluso de la identidad de la ciudad y de los propios marplatenses.

Esto se debe a que la principal política cultural de esta gestión municipal, se basó en un severo ajuste que incluyó el cierre de la Orquesta Infanto Juvenil y de los talleres culturales en los barrios, la clausura de la Comedia Municipal y el escenario andante, el intento de barrer y el destrato al Circo La Audacia, la pérdida de sede de la Secretaría de Cultura y del Teatro Diagonal, el cierre de la Hemeroteca cuya situación incluso genera preocupación en la UNESCO, el desmantelamiento de las áreas socioculturales (Almacenes Culturales, Usinas), impedimentos para la libre utilización de espacios públicos para eventos culturales y artísticos, la falta de una defensa de la cultura autogestiva e independiente y ni que hablar de la nula generación de nuevos espacios para la cultura local, que también hacían falta porque con lo que había no alcanzaba.

De todo lo expuesto, lo más triste es que con este ajuste tan agresivo, los que se perjudican no son solo los artistas, sino también una enorme cantidad de chicos y jóvenes que encuentran en la cultura un espacio de contención y de alternativa a la calle y las drogas. Con la Orquesta Infanto Juvenil, cerca de 2 mil chicos aprendieron y canalizaron un talento, con los talleres culturales en los barrios alrededor de 13 mil pibes disponían de un espacio sano y productivo para poder ganarle a la esquina.

Lamentablemente, el municipio no entiende que la cultura integra y contiene, porque son los centros culturales, los polideportivos barriales, los programas de artes, los que funcionando integralmente a lo largo de la ciudad, impactan de lleno en los barrios brindando espacios de contención y reduciendo el delito, las adicciones o la violencia callejera como sucedió en Medellín con los “Parques Temáticos” o en Brasil con el “Vale Cultura”.

Para lograr eso, se requiere de una visión amplia e integradora de la cultura para generar políticas que den respuestas al sector y a los vecinos. En este sentido, en la Legislatura hemos presentado iniciativas que tienen que ver con generar nuevos espacios culturales como la ley de mecenazgo que ya se aprobó, regímenes de incentivo de la actividad coral o de la práctica del ajedrez o la protección del patrimonio histórico cultural a través de una ley de museos y centros de exposiciones culturales.

Sin embargo, esta gestión municipal ha tomado otro camino y ha optado por menospreciar a la cultura. Lo más triste, es la falta de autocrítica y los oídos sordos ante los constantes reclamos de colectivos sociales y culturales, llegando a un punto de inflexión en la última edición de los premios Estrella de Mar. La notoria sensibilidad del tema generó que fuéramos noticia en los medios nacionales por ser la ciudad de la cultura saqueada.

Incluso, el desinterés en cultura es tal que, clásicos eventos como la Gala Zurich de Mar, dejaron de tener apoyo del municipio. Y ni que hablar de la no realización del Festival Astor Piazzolla que año a año se venía desarrollando. Esto significa tirar por la borda no solo el homenaje al maestro Piazzolla, sino también a los destacados artistas que solían participar.

Y como sí con la trascendencia cultural no bastara, resulta inentendible además no valorar la oferta turística que reunía este festival de tango, que contaba con múltiples escenarios, espacios y actividades que se llevaban a cabo en teatros municipales como el Colon y Diagonal, en el Auditorium, en la Plaza del Agua, en los polideportivos barriales, entre otros lugares.

Por lo cual, ante el ajuste agresivo y creciente de esta gestión municipal que se desentiende de la importancia social, turística y hasta identitaria de la cultura, cabe preguntarse ¿con qué derecho el municipio nos quita la posibilidad de acceder a la cultura?, ¿de qué más nos van a privar?, ¿hasta dónde piensan llegar?

Señor intendente, basta por favor, la cultura está saqueada y así no podemos continuar. Por favor escuche, reflexione, convoque al dialogo y por sobre todo, déjese ayudar que somos muchos los que queremos una Mar del Plata de pie, con el brillo que alguna vez tuvo y con una política cultural inclusiva, integradora y amplia como la ciudad necesita y merece tener.

(*): Productor teatral. Diputado provincial Frente Renovador.