Opinión

1096 días

por María Eugenia Vidal

Durante muchos años nos dijeron que esta era la Provincia de los imposibles y que estábamos condenados a tener siempre los mismos resultados.

Con el tiempo muchas personas dejaron de creer en la posibilidad de tener algo mejor. Dejaron de creer en las obras que les habían prometido para dejar de inundarse y en las calles asfaltadas. La confianza en los dirigentes también se fue perdiendo. Para muchos los políticos iban a ser siempre los mismos y parte de la policía iba a seguir siendo corrupta, las mafias iban a continuar en los barrios y la pobreza iba a seguir siendo un problema del gobierno de turno sin soluciones a largo plazo. Nada iba a cambiar.

Sin embargo, hace tres años los bonaerenses hicieron su acto de fe más grande y le dijeron basta a esa manera de hacer las cosas. Con más esperanza que certezas se animaron a creer una vez más.

Juntos empezamos una transformación profunda para tener la Provincia que nos merecemos. Por primera vez en mucho tiempo empezamos a ocuparnos del futuro, de trabajar para que nuestros hijos y nietos tengan una vida mucho mejor, aun sabiendo que no iba a ser fácil y que 70 años de parches y atajos no se iban a resolver en un mandato, pero convencidos de que el esfuerzo que hacemos todos los días valía la pena.

Desde el Gobierno establecimos tres prioridades para dar respuestas concretas: hacer las obras para que los vecinos que se esfuerzan vivan en mejores condiciones, desarrollar políticas de inclusión para acompañar a los que más lo necesitan y pelear contras las mafias y la corrupción.

Así, en la Provincia donde se prometían obras que nunca se empezaban, se inauguraban rutas que después se rompían y no se hacían las obras para dejar de inundarnos, hoy tenemos 1.800 obras terminadas que se traducen en mejoras en el día a día de los vecinos y puestos de trabajo de calidad.

En 3 años rehabilitamos más kilómetros que en 8 años de la gestión pasada. Son caminos rurales para que los productores puedan transportar su mercadería y rutas que se esperan hace años, como la 51 y la 88. Además terminamos 300 obras hidráulicas y estamos trabajando en las 5 cuencas más importantes. Muchas no se van a terminar en este mandato pero después de años de haberlas esperado hoy están empezadas.

En la Provincia del abandono, donde se negaba la pobreza y se decidía mirar para otro lado, empezamos a llevar los servicios estatales a los barrios más vulnerables para estar cerca de quienes más lo necesitan. Pusimos oficinas del Estado en las villas, sacamos a los punteros, y estamos ahí para decirles a los bonaerenses que ya no están más solos.

En la Provincia en la que si te pasaba algo en la calle no tenías a quién llamar, hicimos realidad el SAME, algo que para muchos parecía imposible hoy funciona en 89 municipios y además estamos mejorando las guardias de todos los hospitales provinciales.

Empezamos a dar peleas profundas para llevar más seguridad a los vecinos. Derribamos búnkers, decomisamos cifras históricas de drogas y separamos a los policías que hacían las cosas mal. También acompañamos a los que tienen vocación de servicio, los equipamos y los reentrenamos para que puedan dar respuestas. Con todas estas medidas en el último año logramos bajar un 22% los homicidios y 42% los secuestros.

Pero sabemos que ninguna de estas iniciativas es suficiente si no nos enfocamos en la principal herramienta para que una persona, sea de donde sea, pueda salir adelante: la educación. Estamos trabajando en una reforma integral y en tres años casi medio millón de adultos volvieron a la escuela, dando un ejemplo a sus hijos y a todos nosotros.

Muchos de los bonaerenses que eligieron dejar atrás años de desidia también votaron un cambio porque estaban cansados de las injusticias y de representantes con privilegios que se beneficiaban de la política. Si queremos dirigentes distintos primero tenemos que dar el ejemplo y demostrar con hechos que no todos somos lo mismo.

Por eso hicimos públicas las Declaraciones Juradas para que los vecinos sepan cómo y de qué vivimos todos los funcionarios porque no tenemos nada que ocultar. Dijimos basta a las reelecciones indefinidas para que no siempre sean los mismos en el poder y terminar con el privilegio de los intendentes.

No es solo cuidar a los bonaerenses sino también apostar a valores centrales en nuestra sociedad como la honestidad y la transparencia.

Sabemos que para tener la Provincia que queremos todavía falta, pero cada una de estas cosas que estamos haciendo nos muestran que el cambio empezó y que lo estamos haciendo juntos. No es una Gobernadora, un ministro o un intendente. Somos todos, los trabajadores de las obras que no descansan hasta verla terminada, los que se levantan temprano y hacen un esfuerzo para darle lo mejor a sus familias y las organizaciones sociales que están cerca y ayudan a otros a salir adelante.

Entre todos estamos dejando atrás la Provincia de los imposibles y les empezamos a demostrar a aquellos que nos decían que no se podía transformar, que sí se puede. Tenemos todo lo que se necesita para lograr el lugar que nos merecemos.

(*): Gobernadora de la Provincia de Buenos Aires.

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