Enrolado en los sonidos electrónicos, el músico, docente y productor Mariano Balestena editó su primer EP dentro de su proyecto solista, Deepfake. El disco, de cuatro canciones, recibió el título de “Matapalos”, en alusión a la imagen de una planta trepadora de origen americana.

Siempre con la experimentación como bandera, el disco remite a sonidos electrónicos fusionados con sonidos tribales. En una de las canciones, “Dolorida de mi pecho”, el marplatense rescata una baguala anónima que recopiló Leda Valladares y mixtura lo muy viejo con lo muy nuevo.

“Me parece super interesante e importante tener en cuenta y reinterpretar formas musicales con tanta historia, que no pierden vigencia pero quizás a veces salen (y entran) de la atención general”, explicó Balestena sobre la base de esta búsqueda. Y reconoció que ese trabajo de ir a los materiales antiguos para mezclarlos con improntas actuales responde a “la historia misma de la música y el arte”.

Entrevistado por LA CAPITAL, el artista que también integra el dúo de música electrónica Prisma junto a Nacho Díaz, contó cómo trabaja en el seno de este dueto y cómo lo hace en su faceta solista, al tiempo que reconoció que “Matapalo” nació a partir de su investigación “en algunos subgéneros y pautas estilísticas de lo puramente musical” y de moverse en “los géneros de ambient, techno y glitch y componer con ciertos tipos de ritmo y armonías”.

Este nuevo material lo presentará en vivo el próximo miércoles 11, dentro de una serie de sesiones en vivo que se realizarán en el escenario de Luro al 4100.

-De todo el EP emana un sonido misterioso, el enigma, lo oculto, lo fallido, la cosa en tensión, cierta oscuridad ¿por qué?

-Me gusta mucho pensar las dualidades de las cosas, el Matapalo es una planta que al crecer se aferra de otras, a veces matándolas. Siento que esa imagen es muy fuerte y que la búsqueda del EP es un poco esa, lo suave puntuado por lo violento, y la vida que puede renacer de esa misma violencia.

-¿Cómo diferenciás lo que hacés en Prisma de lo que hacés en Deepfake?

-No suelo pensar en metas de manera muy sistemática, pero sí creo que ser dos personas ayuda a dar un empuje creativo y energético al proyecto (en el caso del dúo Prisma). Además, componer con alguien más es muy distinto y lleva a otros lugares. Se pueden combinar gustos y estilos en vez de retroalimentar los propios (como al componer y tocar solo). De esa manera se proponen una cantidad de ideas nuevas.

-¿Te imaginás una historia a partir de cada canción? Es tan abstracto lo que hacés que quizá la idea de contar algo sea una manera de bajar la música.

-Coincido en que a veces la música instrumental es muy abstracta, por lo que dotarla de una imaginario, unas palabras, un estado de ánimo, puede ayudar a guiar a la obra y a empaquetarla de manera más integral. En el caso de Matapalo ese imaginario vino después, pero para próximos trabajos, estoy intentando que eso sea una parte inicial de la obra, por ejemplo, escribir un pequeño poema y a partir de eso componer una música.

-¿Considerás que la música electrónica abandonó la resistencia del arte, el batallar a partir de la letra, para transmitir en cambio emociones, sensaciones, estados de ánimo?

-Creo que “música electrónica” es una etiqueta que es más amplia que como normalmente se la usa, y dentro de esa amplitud hay música que tiene mucha carga en su mensaje explícito y que a la vez convive con música como la mía, que prefiere pintar un escenario y dejar todo más librado a la imaginación.

-¿Por qué Deepfake?

-En realidad no va tanto por el significado literal sino que los deepfakes son imágenes, videos y sonidos en los que se utilizan medios digitales para alterar la identidad de una persona. Esta idea que suena tan de la ciencia ficción, y tan actual a la vez, parecía tener que ver con el concepto del proyecto y me sonó bien como nombre.