Arte y Espectáculos

Mariano Moro: “Las trifulcas no son nuevas, en el siglo XIX se vivían matando”

Estrena este sábado el espectáculo "La musa argentina".

 

Sobre el escenario de La Guarida (Entre Ríos 1964), el actor, dramaturgo y director de teatro Mariano Moro propondrá este sábado a las 22 “poesía encarnada”. Reunió un amplio grupo de autores y textos para dar vida a “La musa argentina”. Aparecen Del Barco Centenera, Borges, Esteban Echeverría, José Hernández, Lugones, Guido y Spano, Almafuerte, Macedonio Fernández, Evaristo Carriego, Enrique Banchs, Alfonsina Storni, Baldomero Fernández Moreno, Oliverio Girondo, César Fernández Moreno y otros, todos y todas con el país en sus plumas, porque esta vez el tema del espectáculo es “aquí estamos, estos somos, esto queremos”.

Se trata de un unipersonal sobre poesía y sobre la Argentina: “Es lo que yo llamo de entrecasa stand-up de poesía, mis propios comentarios acerca de lo que recito, a modo de nexo, contexto, distensión y diversión, hasta me permito improvisar un poco y dialogar con la gente”, cuenta Moro a LA CAPITAL. Y habla del tema: “El tremendo y dolido amor que por mi patria tengo”.

De esos textos, aparece justamente la Argentina, una “referencia al país no siempre explícita”, aunque “hay un modo telúrico de frasear esta lengua española que compartimos con tantos otros, y que teje nuestros modos únicos de sentir, pensar y soñar”, explica. Tras el estreno de este viernes, el espectáculo volverá el 17 de diciembre y luego en enero y febrero, todos los sábados a las 22 en esta misma sala.

-¿Cómo fuiste preparando esta obra?

-Hace años tenía la idea y he leído a los poetas argentinos siempre. Cuando hice mis espectáculos sobre Alfonsina Storni y Lugones ya sabía que en algún momento llegaría algo más panorámico, antológico, que me permitiera acaso regodearme en el tremendo y dolido amor que por mi patria tengo. Que siempre va en aumento, con las dificultades. El título tardó en llegar y por supuesto, ya estaba usado, hay un poema de José Mármol que se llama justamente así, “La musa argentina”, lo encontré cuando ya me había decantado por él. Mármol me quedó afuera, pero, al menos en el nombre, está. La idea es que una musa, estas divinidades del arte y el conocimiento, todas amantes de Apolo, nos inspira en nuestros pagos de un modo particular, y explorar ese modo.

-¿Cómo fue el proceso de selección de autores, de textos al abarcar un período histórico bastante extenso y una enorme variedad de puntos de vista y de realidades diferentes?

-Me encerré durante el año pasado a leer, releer, decantar y seleccionar. Los descartes son duros, se viven como amputaciones, pero estoy muy contento con lo que quedó, siento que es muy bello, sentido y esencial, y despliega un mapa de territorio, emoción, personajes, mitos, concepto y fantasía, en el que, confío, todos nos vamos a encontrar y gozar. Más allá de los apuntes que yo hago, las realidades diferentes rutilan en los mismos poemas y confluyen en mí, que estoy absolutamente atravesado y entregado, como médium.

-¿Hay un interés en señalar el poder de las palabras, la forma en que estos poetas interpretaron, mostraron sus propios sueños, los de la sociedad y las críticas que hicieron?

-La palabra crea el mundo que vivimos y por eso cuando es bastardeada chapoteamos en un puerco lodazal. Los poetas siempre reman contra esto, buscando en el buen decir la verdad, la belleza, la gracia. Sueños y ensueños, sí, son su hábitat. La crítica, por el contrario, no es poética, cuando los poetas la hacen, y claro que la hacen, están en otro registro. Pero sí aparecen a veces exhortaciones, y también frustraciones, defectos y taras por los que reímos y lloramos. En el siglo XX y lo que elegí aparece algo de eso, el sujeto argentino como plaga, el país como dolor. Pero en tanto se cuenta y se canta bien, Argentina pervive, a pesar de.

-Además de lo que se puede interpretar, analizar, lo que aporta al debate ¿hay un disfrute de la musicalidad, el arte, el dominio de la palabra que estos autores desplegaron?

-Arte, musicalidad y dominio de la palabra son lo fundamental. Para debatir están Twitter y la pizza a la salida. Quiero creer que abriéndole la puerta a quienes se esmeraron por dar a este país una voz buena y bella, y lo lograron, nos vamos a animar un poco frente a tantas adversidades y polémicas desgastantes. A mí me funciona, confío en saber compartirlo. Las trifulcas no son nuevas, en el Siglo XIX eran poquísimos y se vivían matando.

-¿Hay un diálogo, un punto de contacto con “Carta de Amor a Salvador” y con “Romancero Gitano”?

-Mi trabajo sobre el verso es el mismo, proponiéndome mejorar siempre y cada vez. Es ya en mi profesión y pasión. Más allá de eso, “Carta de amor a Salvador” y “Romancero gitano” son obras lorquianas, testimonio de cómo Federico combinó milenios de tradición con su afán vanguardista y su genio absoluto personal. Y son, por ende, muy españolas. Lo español en estas tierras fue fundacional pero se convirtió gradualmente, o de golpe, no sé, en otra cosa. Cito a Oliverio Girondo, cuando le habla a la Pampa: “Ante el sobrio semblante de tus llanos / se arrancó la goleta el castellano”.

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