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Arte y Espectáculos 3 de febrero de 2021

Mariela Kogan: “Me interesó contar la vida de un hombre que tuvo dolores profundos en su infancia”

Estrena "Una música nueva" en homenaje a Piazzolla. La puesta es el resultado de un trabajo de investigación y escritura que la narradora inició el año pasado. "Cada anécdota que leía, cada aspecto de su vida, todo me parecía emocionante" reconoció. En este espectáculo se centra en el nacimiento, la infancia y la juventud de Astor.

“Una música nueva” es el nombre del unipersonal de narración oral que estrena este jueves Mariela Kogan, en homenaje a Astor Piazzolla, a poco de cumplirse 100 años de su nacimiento.

La escritora y narradora investigó durante gran parte del año pasado, leyó aprendió se sorprendió y emocionó con detalles de la vida del músico marplatense y creó este espectáculo, como define, su primera obra conceptual.

“Piazzolla no era una figura sobre la que yo tuviera mucha información (más allá de que siempre me encantó su música) y estaba con la cabeza en montones de proyectos para el 2020. Pero entramos en aislamiento total obligatorio. La vida se puso en pausa, patas para arriba. En ese tiempo libre que aparecía forzadamente empecé a leer una biografía de Astor. Ahí comenzó todo: cada anécdota que leía, cada aspecto de su vida, todo me parecía emocionante y pintoresco. Me dieron ganas de contar a Piazzolla” contó la artista a LA CAPITAL. Y aseveró: “Me interesó contar la vida de un hombre que tuvo dolores profundos en su infancia”.

Además de dar forma al texto, trabajó la puesta en escena con su pareja Javier Festa y con su amiga Mariana García Guerreiro. “Mariana hizo crecer el proyecto, y me hizo crecer a mí profesionalmente. Después de años de narrar cuentos en bares, bibliotecas y colegios, esta es mi primera presentación con una obra conceptual” reconoció. En tanto Javier Festa “me acompañó en cada paso, disfrutando conmigo la alegría de la investigación y el proceso creativo, además de estar en todos los detalles técnicos”.

Para Kogan es un “desafío” llevar una propuesta de narración oral a un escenario como el Colón. “Trabajamos para lograr climas desde la iluminación, la música y los movimientos, pero muy sutilmente. La idea es ser fiel a la esencia del género. No es un unipersonal de teatro, soy una narradora contando historias”.

“Leí muchos libros sobre su vida, consulté artículos en internet, vi documentales y entrevistas. Cuando me llegó “Astor”, de Diana Piazzolla, una biografía novelada en la que su hija cuenta sucesos reales de la vida de Astor, pero en formato literario, con vuelo poético, fue como un guiño de permiso hacia mis propios relatos” reconoció.

Mariela trabajó durante meses la selección de lo que iba a contar. “Es tan rica la vida de Piazzolla, tan cargada de anécdotas, idas y vueltas, sucesos fortuitos…no sabía cómo encarar la trama. Me fui obsesionando con tratar de pincelar cada pieza del rompecabezas de su vida, que lo fueron llevando a ser el genio y figura que es” definió.

– ¿Cómo trabajaste los textos para darles tu impronta?

– Yo soy bióloga y escribo divulgación también, por eso trabajé un poco desde esa experiencia mía de investigar, resumir, seleccionar, relacionar. Nunca lo había hecho sobre un tema histórico o biográfico, donde todo es mucho más complejo y subjetivo.

El temor que me rondaba era no caer en ser una relatora enumerando datos de la vida de Piazzolla. Quería contarlo todo y a la vez tenía que ser entretenido, dinámico.

Fui “sacrificando” material, haciendo recortes, hasta que, creo, llegué a un equilibrio. Por supuesto que el resultado es sesgado, pero el intento está.

A su vez, lo que iba escribiendo resonaba desde la narradora oral, de qué manera me imaginaba contar y compartir cada suceso.

Fue un proceso muy rico y emocionante el de la escritura de esta obra. Nuevo para mí. Y sin duda,un pilar para nuevas experiencias de espectáculos de narración basados en textos propios.

– ¿Qué aspectos de Piazzolla y de su entorno te interesó compartir?

– Mis relatos están centrados en el nacimiento, la infancia y la juventud de Astor, hasta mediados de los ´50, momento en que él se descubre y revela a sí mismo, su regreso del primer viaje a París, donde él va a estudiar con la maestra Nadia Boulanger.

En los textos están muy presentes sus padres, Asunta y Vicente, que son fundantes en la figura de Astor; él tenía una gratitud especial hacia ellos.

Me interesa contar la vida de un hombre que tuvo dolores profundos en su infancia, dolores físicos y emocionales. Pasó por muchas operaciones, varias veces vivió el desarraigo, se crió en un barrio de gente mafiosa, su padre le regaló un bandoneón cuando a él el tango no le interesaba y hasta le tenía bronca porque esa música ponía nostálgica a su madre. Un hombre que cuando descubrió una pasión la llevó a su máxima expresión, saltando las vallas de los prejuicios y los anacronismos.

Me interesa contar la vida de alguien que vivió con pasión, que se enfrentó a sus contradicciones y las conjuró en forma de una música nueva.

– ¿Qué diferencias te plantea armar una narración sobre un personaje que existió, con respecto a personajes ficticios?

– Por un lado, el hecho de que sea un personaje real me proveyó todo el material a contar, y en el caso de Astor, un material muy rico. Por otro, condiciona justamente que sea una persona real, tan conocida y de la historia reciente, porque tiene muchos fanáticos, conocedores y además, su familia.

Me daba mucho temor qué pensaría toda esa gente al ver el espectáculo, cómo podía yo, que hasta entonces apenas conocía la vida de Astor, y que no provengo de la música ni del tango, tener la irreverencia de hablar de su vida.

Pero de a poco me fui despojando de esa presión. Porque me apasioné tanto con el proceso creativo y con la figura de Piazzolla, que me permití disfrutar y dejar volar los relatos. Al fin y al cabo, no soy una biógrafa, soy una narradora de historias. Y “Una música nueva” es un sentido homenaje, hecho con amor y respeto, que se suma a las tantas actividades de celebración en el año del centenario de su nacimiento.

– ¿Qué es lo que más te gusta narrar?

– Uf, ¡amo narrar! Me gusta todo, desde elegir la historia, prepararla, compartirla…siento la magia que sucede antes, durante y después.

Me gusta contar todos los géneros y para todas las edades. Cada cosa tiene su encanto y su desafío. Narrar para niñas y niños requiere entrega, juego, son el público más exigente, porque son honestos. Narrar para adolescentes me encanta porque suelen mostrarse esquivos, pero saben disfrutar del ritual del cuento, yo he comprobado que es así, a pesar de todo lo que se dice sobre la juventud y las tecnologías.

Pero lo que más me gusta es narrar para adultos, porque es ahí donde está el desafío de encender la llama del interés y el disfrute. Los adultos vamos perdiendo la capacidad de imaginar. El oficio del contador de historias es lograr que quien escucha la historia pueda imaginarlo todo. Yo trabajo mucho con las imágenes de lo que voy a contar. En otros géneros se requiere producción para ambientar épocas o personajes, en la narración oral, con la palabra y la imaginación podemos viajar a la Mar del Plata de 1920, Nueva York de los años 30, Buenos Aires del ´40. Ese es mi objetivo: que en este espectáculo, para adultos y jóvenes, el público pueda transportarse a esos lugares y momentos.

– ¿Creés que -aunque siempre es lindo escuchar historias- en este contexto, lo es más?

– Sé que irá gente que vuelve al teatro por primera vez en casi un año. En este contexto todo se resignifica. Las emociones están a flor de piel. Estamos viviendo una historia que supera todo lo imaginado. Semejante sismo a nivel humanidad nos ha dejado al descubierto, en muchos casos volviendo a las preguntas más elementales. Necesitamos muchas palabras, contarnos y recontarnos para conectar con lo más ancestral y vislumbrar cómo seguir.