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El Mundo 4 de febrero de 2017

Marisa murió “triste” víctima de los “canallas” que la acusaron, dijo Lula en el velatorio de su esposa

La mujer falleció el jueves debido a un derrame cerebral y los dichos del ex mandatario refieren a las acusaciones de corrupción en su contra que están siendo investigadas por la fiscalía y el juez Sergio Moro, de la Operación Lava Jato.

Foto: Últimas noticias

El ex presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva afirmó hoy que su esposa, Marisa Letica Rocco, fallecida el jueves, “murió triste”, víctima de “canallas” que lanzaron acusaciones de corrupción en su contra y que es motivo de una investigación de la fiscalía y del juez Sergio Moro, de la Operación Lava Jato.

“Marisa murió triste porque los canallas, los fascinerosos hicieron maldades con ella. Un día deberán tener la humildad de pedirle disculpas. Este hombre que te despide no tiene miedo de ser preso, porque no debo demostrar mi inocencia, ellos tienen que demostrar las mentiras que dijeron“, dijo luego del multitudinario velatorio de la madre de sus cuatro hijos, fallecida por un derrame cerebral.

El velatorio de la compañera de vida del sindicalista y ex presidente se transformó en una reivindicación de esta mujer que a los 11 años comenzó a trabajar como empleada doméstica y fue una aliada clave para crear el movimiento del nuevo sindicalismo y la creación Partido de los Trabajadores (PT).

Descanse en paz Marisa, tu Lulinha paz y amor luchará para salvar tu honra y tu memoria”, dijo al estallar en llanto Lula al lado del féretro de la esposa.

Durante 20 horas cientos de miles de personas desfilaron por la sede del sindicato de metalúrgicos de Sao Bernardo do Campo, Gran San Pablo, para participar del velatorio de la ex primera dama, hija de inmigrantes italianos.

Rocco había sido procesada por el juez Sergio Moro por un departamento que la fiscalía le atribuye al matrimonio Da Silva, supuestamente concebido como pago de sobornos, una acusación que aún no fue ratificado por la veintena de testigos que participa del expediente que tramita en el juzgado de Curitiba, sur del país.

El caso de la denuncia contra Lula y su familia presionó al ambiente político que derivó en la destitución por el juicio político de Dilma Rousseff en agosto pasado.

El juez Moro, acusado de persecución ante la ONU por el propio Lula, le entregó a la cadena de noticias Globo, el año pasado, los audios de Rocco con sus hijos, que fueron divulgados públicamente cuando eran parte de una investigación.

En un comentario trivial, Marisa Leticia aparece pidiendo que los caceroleros que protestaban contra Rousseff “se metan las cacerolas en el culo”, lo cual generó una ola de comentarios odiosos en las redes sociales.

Una médica del hospital Sirio Libanés donde estuvo internada por un derrame la ex primera dama brasileña fue echada con justa causa por haber robado y divulgado en su grupo de Whatsapp los exámenes médicos de la esposa de Lula con comentarios irónicos.

“Marisa murió víctima de una infame persecución y del odio que se ha generado desde la derecha”, dijo el senador LIndbergh Farias en el velorio.

Un médico de San Roque, interior de San Pablo, de la clínica Unimed, fue expulsado de su trabajo al conocerse por las redes sociales sus comentarios que explicaban cómo matar a la ex primera dama mientras estaba sedada “para que se la lleve el diablo”.

El consejo de medicina repudió a los profesionales. La ceremonia, que tuvo un costado político en miras de las elecciones de 2018, en las cuales Lula es favorito según las encuestas, terminó con una frase del obispo emérito de la ciudad de Blumenau, Angeligo Bernardino.

“Lula, a partir de mañana descanse bien porque Brasil lo va a necesitar”, dijo el obispo, de la línea de Teología de la Liberación.



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