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La Ciudad 25 de mayo de 2020

Marplatenses que quieren volver: “Llevamos 60 días de angustia”

Marplatenses piden que los ayuden a volver desde distintos puntos del mundo. Sin respuesta de la Cancillería, apuestan a la visibilización de sus casos a través de los medios de comunicación y las redes sociales.

Las historias se multiplican y en todas el denominador común es “la incertidumbre” ante la ausencia de respuestas oficiales. Guadalupe Lacombe (28) se fue en marzo de 2019 a Nueva Zelanda con una visa laboral por un año con la intención de “trabajar y viajar en el país, con Miranda Fernández de Miramar, y eso fue lo que hicimos”, explicó a LA CAPITAL desde Christchurch, en la isla sur de Nueva Zelanda.

En febrero compraron un ticket “con Air New Zealand para volver el 30 de marzo”, contó la ingeniera ambiental graduada en la universidad Fasta en 2017. Pero, de la mano de la pandemia de Covid-19 comenzaron los problemas. Primero se enteraron “a mediados de marzo que New Zealand dejaría de viajar a Argentina hasta junio, dejándonos sin opciones”, añadió.

Por sugerencia de la misma empresa, compraron otro pasaje con destino a Buenos Aires por Latam, para el 29 de marzo. “Automáticamente después de pagarlo, la página nos informó que el vuelo se encontraba cancelado. Muy desesperadas y angustiadas llamamos a la empresa y nos informaron que muchos vuelos estaban cancelados debido a la pandemia y el cierre de fronteras y nos ofrecieron viajar el 1 de abril”.

“Imposible volver”

Los días pasaban y ellas llamaban día por medio a Latam para pedir información sobre el vuelo ya que “nada era seguro”. En Argentina comenzaba el aislamiento social y al cerrarse los aeropuertos “se nos hizo imposible volver. Latam decidió no volar a Argentina hasta mayo, cambiándonos el vuelo para el 3 de ese mes. Pero todo era muy incierto y no nos terminaban de confirmarlo”.

Para ese entonces, las visas de trabajo de las jóvenes se vencieron a fin de marzo y “quedamos ilegales. El gobierno no quiso extendernos la visa de trabajo, como fue el caso de muchos otros en la misma situación. Después de muchos e-mails y llamadas nos otorgaron una visa de turista, la cual nos permite estar en el país durante unos meses pero sin posibilidad de trabajar”, relató.

El nuevo status “nos perjudicó muchísimo, ya que Nueva Zelanda es un país muy caro para vivir y si no trabajás, gastás tus ahorros al cabo de unas semanas o un mes”, señaló la ex alumna de la escuela San Antonio María Gianelli.

El tiempo pasó y a fin de abril “nos enteramos que Latam tampoco viajaría en mayo hacia Argentina. Y como el Gobierno nacional prohibió la venta de pasajes hacia Argentina hasta septiembre, ya no tenemos fecha de vuelo”, advirtió Guadalupe.

“No dan abasto”

Si bien destacó que la Embajada Argentina en ese país “siempre respondió nuestras inquietudes y ayudaron a algunas personas”, aseguró que “no dan a abasto. Hoy somos 360 argentinos varados en este país. Hay menores que vinieron a estudiar, hay personas mayores de 70 años con medicación y muchos con vulnerabilidad económica”. Y agregó que “ya no contamos con ahorros, ni seguro de viaje en caso que necesitemos ir al médico. Muchos de los jóvenes tampoco contamos con una visa de trabajo que nos permita hoy en día solventar nuestros gastos mientras esperamos por un vuelo”.

“Argentina envía aviones a buscar insumos a China, haciendo escala en Auckland, Nueva Zelanda. También salieron reiteradas veces aviones de Air New Zealand hacia Ezeiza. Sabemos que son vuelos de carga y no podemos viajar en éstos, pero si este tipo de vuelos son posibles, podrían hacer un esfuerzo y dejarnos volver. Llenamos un avión fácilmente”. Y aclaró que “Latam podría habernos llevado a casa en marzo, abril o mayo. El inconveniente fue que el Gobierno argentino no nos dejó. Nos sentimos abandonados, porque Nueva Zelanda no fue incluida nunca en los calendarios de repatriación”. “Llevamos más de 60 días de angustia, sólo queremos volver a casa”, pidió la joven cuyos padres viven en el barrio Termas Huincó.

Caribe

Julián Azar (21) está en Costa Rica desde mayo de 2019 combinando trabajo con turismo. La idea era pasar un año en esa tierra y emprender el regreso hacia Mar del Plata. Pero apareció el Covid-19 y todo cambió.
“En febrero ya había decidido volver, porque si bien trabajaba bien de lo mío, que es la joyería, extrañaba”, contó a este diario. Pero en medio de la decisión surgió la cuarentena y entonces “decidí no comprar el pasaje de vuelta, para tener más dinero disponible”, señaló.

Junto a su prima Lourdes (que había llegada a fin de año, para pasar la fiesta con él y participar de un festival de danzas) optaron por mudarse a Alejuala porque “es una de las ciudades más cercanas al aeropuerto, pero también donde más contagios hay”.

JULIANAZAR

Así fue que consiguieron una casa por Airbnb, en la que “compartimos gastos con otras dos argentinas, mientras esperamos las noticias de la Embajada para poder volver”.

El último vuelo sanitario que pasó por Costa Rica (desde ese destino no parten vuelos directos) fue el “pasado 4 de mayo y quedó lugar libre, tanto por desorganización de la empresa y la Embajada. Acá no es fácil movilizarse, más en el marco de la cuarentena, ya que el transporte público está mucho más limitado de lo que es habitualmente”, describió el ex alumno del Polivalente de Arte.

“No lo estamos pasando mal –aclaró- pero te da incertidumbre y un poco de desesperación no tener noticias, ni siquiera una fecha tentativa de cuándo será el próximo vuelo lechero (va levantando pasajeros por distintos destinos”.

En Costa Rica, actualmente, hay entre “200 y 250 varados, muchos de ellos grupos de riesgo y hasta embarazadas”, que se nuclean a través de Whatsapp, Instagram (varados en Costa Rica) y Twitter.



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