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Policiales 17 de febrero de 2020

Una muerte, dos versiones

En la investigación quedó demostrada, probada y reconocida la participación del teniente Rodolfo Lorenzo en la muerte de Mauricio Araujo, ocurrida el 23 de diciembre de 2012 cerca de las 3.45 de la mañana en Formosa entre 20 de Septiembre y España.

Araujo estaba junto a su tío y un primo de 15 años en un automóvil marca Fiat Duna que se les habría quedado en ese lugar. Mientras que Lorenzo, y su compañero de calle Nicolás Manno, habían ido en un auto particular, ambos de civil y armados, hasta ese lugar porque un vigilador de la zona dijo que había un auto desconocido con jóvenes “sospechosos”.

¿Araujo estaba armado? ¿Fue gatillo fácil? ¿Hubo exceso en el accionar de Lorenzo? ¿Lo ejecutó a un metro de distancia o disparó como reacción para defenderse? Esas son algunas de las preguntas que deberán responderse en el juicio.

En su declaración, Lorenzo explicó que habían recibido la llamada de un vigilador, quien les describió que había un Fiat Duna frenado en Formosa y 20 de Septiembre, con un joven en el interior, y otros dos hombres que habían descendido, uno de ellos armado.

Lorenzo dijo que, junto a Manno, fueron hasta el lugar con el fin de identificar a los hombres del Fiat Duna y, al llegar, vieron que los dos hombres regresaban al vehículo. Los interceptaron y le efectuaron la voz de alto.

En ese contexto, Lorenzo dice que Araujo disparó, sintió el fogonazo y, a una distancia no mayor a dos metros, reaccionó repeliendo la agresión.

Manno, por su parte, destacó que al advertir la presencia de los efectivos, Araujo y el otro hombre se sorprendieron. Allí tuvo que reducir a uno de los dos y tirarlo al piso y, en esas circunstancias, escuchó una detonación y un fogonazo efectuado por Araujo, y, al instante, el disparo de su compañero.

Los hombres que iban junto a Araujo -su tío y primo de 15 años- explicaron que habían ido a bailar y el auto se les rompió en Formosa y 20 de Septiembre, por lo que la víctima y uno de ellos decidieron caminar hasta la estación para llamar a alguien de su familia que los pudiera ir a buscar.

El adolescente se quedó en el auto y dijo que el vigilador se le puso adelante del auto y al preguntarle por qué lo estaba mirando, le dijo que se quedara tranquilo que ya venía la policía.

Aquí el relato empieza a variar con respecto a la versión “oficial”. Según declaró el adolescente, al lugar llegaron Lorenzo y Manno, que lo revisaron, le apoyaron una pistola en las piernas y lo amenazaron con matarlo. Después, según esta versión, un patrullero llegó al lugar y bajó del mismo un policía uniformado, que lo esposó.

Cuando Araujo y su tío llegaron al auto, según el adolescente, los policías los sorprendieron y no dieron tiempo de reacción. A Juan Carlos lo golpearon salvajemente entre dos y a Araujo le pegaron un tiro en una mano, lo golpearon con la culata de la pistola en la cara y luego lo remataron de un balazo en el abdomen.

“Yo no te mato hoy, pero te encuentro en la casa y te mato”, dijo el joven que le repetían los policías.



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