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Arte y Espectáculos 16 de febrero de 2019

“Me importa mucho reconocer la animalidad que tenemos los humanos”

Gonzalo Demaría que estuvo nominado a un Estrella de Mar en el rubro Autor Nacional contó cómo armó "40 días y 40 noches", obra que se estrenó en Mar del Plata y que sube a escena en el Auditorium.

Escena de la obra que escribió Demaría. "40 días y 40 noches" permanecerá en cartel hasta el 3 de marzo.

“Hicimos con Luciano (Castro) y con Leonor (Manso) una obra que se llamó El cordero de ojos azules, que era un drama tremendo, ambientado durante la fiebre amarilla. Pero así y todo lo pasamos muy bien. Ahora quisimos repetir la experiencia: pero dijimos hagamos algo a la inversa, una comedia”, contó el dramaturgo Gonzalo Demaría, autor de la obra “40 días, 40 noches” que sube a escena en el escenario del Auditorium y por cuyo texto fue nominado a los premios Estrella de Mar en el rubro mejor autor nacional. Esta obra estará en cartel hasta el 3 de marzo en Mar del Plata.

Esta pieza, que vuelve a protagonizar Manso junto a Pablo Alarcón, Joaquín Berthold, Juana Viale e Iván Muñoz, cuenta la llegada de un nuevo diluvio universal, a partir de mensajes divinos que recibe el padre de una familia de clase media argentina. Un hijo poeta y gay hace tambalear los planes del padre, que se apura porque sabe que la tormenta que se avecina devendrá en inundaciones.

“Hace referencia a un versículo de la Biblia, al Génesis en el que se dice que el diluvio durará cuarenta días y cuarenta noches. Hay algo truculento en el título pero es una historia súper optimista y de hermandad entre los hombres, de la raza humana y de la raza animal, porque a la barca nos subimos todos, estamos todo en el mismo barco. La metáfora es esa”, indicó Demaría.

– ¿Por qué hacés referencia a lo animal?

– Me importa mucho reconocer la animalidad que tenemos los humanos y explorarla.

 

– ¿Es lo salvaje?

– Sí, ¿por qué no? Es lo primitivo, a lo largo de los siglos hemos hecho tantos esfuerzos por civilizarnos… cosa de la que no reniego, porque si estamos sentados acá en una mesa y con un celular o un anotador es que eso ha construido todo esto. Pero no me gusta olvidarnos que la comunicación con los animales es posible también. Y no es que la practique mucho. Me gusta explorar lo animal que hay en nosotros, muchas de mis obras tienen títulos que hacen referencia a animales: El diario del peludo, por ejemplo. En el teatro clásico, en el teatro griego Aristófenes habló de las ranas, de las avispas, ellos tambien practicaban esta especie de búsqueda de los animales y el hombre.

– ¿Como dramaturgo te gusta estar cerca del director, ver ensayos, marcás cosas del texto?

– Escribo en soledad. No soy un autor de esos que escriben y dicen “ésta es la biblia y se hace esto”. Yo no creo en ese teatro, en el teatro literario. Creo que hay una verdad en el texto, eso sí, voy al ensayo con un texto terminado y corregido varias veces pero abierto a la realidad del escenario porque la realidad del papel es una y la realidad del escenario es otra. Cuando dirijo soy el primero en no tener respeto por el texto y puedo tachar páginas enteras porque un material que pensé que funcionaba no funciona para un actor, esas cosas. El teatro es algo vivo entre muchos seres que estamos todos tratando de comunicar una cosa en una dirección y la inteligencia es entender todos lo mismo.

– ¿Hay crisis de guiones, no hay ideas nuevas?

– No creo en las crisis de los guionistas. Las ideas se terminaron hace mucho, los griegos lo hicieron todo. Una mujer enamorada de un toro es tema de una tragedia griega perdida pero de la que se conservan fragmentos. Apareció la obra La cabra y a todo el mundo le pareció que iba un paso más allá: es una historia de amor e incluso amor sexual pero es lo mismo. Está todo escrito ¿cuál sería la crisis? La cuestión no es lo que se cuenta sino cómo, la idea no es nada, la idea es nada. En esta obra, por ejemplo, hay muchas escritas sobre el diluvio, hay una opera, una película para chicos, está veinte veces guionado. Acá lo que importa no es la historia del diluvio. Acá contamos una historia de una familia, de una familia particular y lo interesante es el cómo.



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