Arte y Espectáculos

Mente fría y corazón caliente: los desafíos de la ópera para el tenor Miguel Silva Macías

Junto al pianista Jonas Ickert participará este miércoles de un concierto organizado por el Consulado General de la Argentina en Nueva York. Brindarán un repertorio de obras argentinas y de clásicos de la ópera italiana y alemana.

 “La ópera es como un bichito que te pica y, una vez que te prende, no la podés dejar nunca más”, definió Miguel Silva Macías, el tenor marplatense que este miércoles a las 19 (hora argentina), brindará junto con el pianista Jonas Ickert, también marplatense, su primer concierto en Nueva York.

El cantante lírico fue invitado por el Consulado General de Argentina en Nueva York para esta actividad especial, tras una presentación que realizó en Italia en 2020.

Por la pandemia, el evento fue pospuesto y, finalmente, se concretará este miércoles en el auditorio de la sede diplomática, con transmisión en vivo desde el canal de Youtube del consulado (https://www.youtube.com/channel/UCJFygvT8lgEo1PrQqsHqMKg/featured) y desde el perfil de instagram de Silva Macías (@michelangelo.tenor).

Antes de viajar por primera vez a Estados Unidos, con esta oportunidad profesional y junto a otro músico marplatense, Silva Macías, compartió con LA CAPITAL los detalles del programa que está preparando especialmente para la oportunidad, de los desafíos técnicos y emocionales de la ópera, de la vigencia de los temas que abordan las distintas piezas y la capacidad del género de transmitir las emociones aún sin entender el idioma.

“Realmente es una oportunidad muy importante, estoy muy emocionado y, poder hacerlo con Jonas, con quien hace muchos años compartimos conciertos líricos y es un gran profesional, es un honor”, aseveró el artista, quien recordó que “la ópera me encontró”, dado que descubrió la potencialidad de su voz, “cuando fui a tomar una clase de canto para mejorar como pianista y nunca más toqué el piano”. Con 15 años de experiencia en el complejo y desafiante mundo de la lírica, Silva Macías contó que armó el repertorio de este miércoles “con el objetivo de dar una muestra de todo el espectro de lo que suelo cantar”.

Así, el concierto estará dividido en dos partes: “La primera va a estar destinada a música académica argentina, con obras para canto y piano de compositores argentinos como Guastavino, Julián Aguirre, Ginastera y también de Astor Piazzolla, marplatense como nosotros”, comentó.  En tanto la segunda parte “va a ser un repertorio de obras de ópera italianas y alemanas”.

“La idea era mostrar un poco la versatilidad, los diversos estilos dentro de lo que es la música académica y todo ese repertorio que yo he manejado a lo largo de mi carrera, incluyendo una que hice con Jonas hace 10 años, la primera vez que tocamos juntos”.

El pianista Jonas Ickert y el tenor Miguel Silva Macías, quienes tocarán por primera vez en Nueva York.

La ópera tiene un desafío técnico, artístico y emocional complejo. ¿Cómo te preparás para este concierto?

-Es un trabajo muy intenso. Primero hay que tener muy bien el cuerpo, porque la voz, que es nuestro instrumento, tiene en el cuerpo, en las cuerdas vocales su resonancia. Después transitar, estudiar, la parte musical, ver las dificultades, las resoluciones de la partitura. Luego ver el texto, que es un trabajo de estudio de las traducciones, conocer a los compositores con exactitud, saber qué es lo que querían decir. Y con toda esa información abordar la partitura para tratar de ser lo más fiel que se pueda a lo que el compositor quiso dar y, a su vez sumar la interpretación, lo que yo tengo para decir respecto de esa obra. Es un trabajo realmente multidisciplinario, hermoso.

-En este caso ¿Cómo se transita un repertorio variado, con emociones que cambian y en una puesta en la que son la voz y el piano, sin nada más?

-Hay que ir cambiando las energías conforme las emociones van cambiando y tratar de transmitirlas, pero desde el lugar de la interpretación profunda y sin que afecte la resonancia de la voz. Por ejemplo, llorando no se puede cantar. Por eso tanto ensayo para transitar el repertorio y poder estar con la mente bien preparada y concentrado, tranquilo y poder brindarse. Somos nosotros, sin micrófono, sin pistas, sin grabaciones.

-¿Se asemeja a esos deportes en los que toda la preparación, todo el entrenamiento, se resumen en un momento?

-Sí, tuve maestros del Colón o de Italia que siempre plantean esto de la situación del corredor de velocidad, de los 100 metros, que se preparan toda una vida para una carrera de 100 metros. La ópera es un poco eso, uno prepara todas sus emociones para una energía que dura 3 minutos. Y cuando llega el momento del agudo, lo tenés que hacer, no puede fallar. Por eso, quizás, está ese mito de que los cantantes líricos somos fríos. En realidad yo creo que pertenezco a una generación que para la ópera somos bastante jóvenes y nos permitimos mucho la emocionalidad pero siempre teniendo en cuenta que la técnica y la mente fría son necesarias porque sino las notas no salen. Es la diferencia que tenemos con un cantante que tiene otros recursos, como un micrófono. Entonces yo creo que tenemos que tener la mente fría para poder tener el corazón caliente. La emocionalidad está dada en el extremo del instrumento, que es la voz y a la vez es técnico.

Lo importante en este caso es que voy a estar con Jonas, que es un gran profesional, que tiene la capacidad de interpretar los momentos de la voz, lo que la voz va necesitando y eso es muy importante.

-¿Cuándo descubriste el canto?

-Empecé de grande, a los 19. Yo estudiaba piano, no era cantante. Fui a tomar una clase de canto para ser mejor pianista, para interpretar mejor y descubrí que tenía una voz para desarrollar y desde ahí nunca más estudié piano. La ópera es como un bichito que te pica y donde te prende no la podés dejar. Al segundo año de estudio de canto ya participé de mi primera ópera en el Mar del Plata, con Pablo González Aguilar, y no paré nunca más.

-¿Qué es lo que te atrajo?

-La ópera es realmente un gran arte y hoy en día las nuevas generaciones la vemos más simple. La ópera es la historia de todo. Está absolutamente orquestada, ornamentada, en otro idioma, pero en realidad los temas que toca son los temas profundos para el hombre, temas que no son para nada inaccesibles. A veces con una breve lectura de una reseña como para entrar en tema podés acceder absolutamente a la ópera, es revivir la emocionalidad desde otro lugar y la música tiene un poder enorme, absolutamente claro y comprensible. Sobre todo los grandes compositores, que son los que componen ópera, son muy claros en el mensaje, no es necesario conocer el idioma, la música te lleva absolutamente a que entiendas lo que está sucediendo. Después, con el conocimiento del idioma, con un sobretitulado, va siendo cada vez más claro, pero la ópera tiene ese poder de tocar la emocionalidad. Hasta te diría que puede funcionar con los ojos cerrados. Y por eso su vigencia: la ópera toca temas que son inherentes al hombre.

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