La Ciudad

Mestre: “Los abusos sexuales en la Iglesia implican un daño del tipo espiritual”

El obispo de Mar del Plata, con "dolor y vergüenza", habló con LA CAPITAL de los casos de abuso sexual infantil dentro de la Iglesia y se refirió a la situación del sacerdote expulsado, José Luis Serre, la ex docente de música del colegio Gianelli, Analía Shcwartz, que volverá a ser juzgada.

Por Juan Salas

Dolor y vergüenza. El obispo de Mar del Plata, Gabriel Mestre, dice que los casos de abuso sexual infantil dentro de la comunidad eclesiástica le producen profundo dolor y vergüenza. No es para menos: que los responsables de guiar a las personas en la fe, sean culpables de violaciones a niños y a niñas debería provocar dolor, vergüenza y mucho más. Que durante años la misma Iglesia ocultara y cubriera estas vejaciones, también.

Ante los repetidos casos en el mundo de abusos sexuales infantiles por parte de sacerdotes, desde el Vaticano el Papa Francisco se vio obligado de exigirle a todos los miembros de la Iglesia Católica una suerte de “tolerancia cero” y “nunca más” y dispuso el “cese” del ocultamiento de información, de encubrimiento y exigió que se arbitraran guías y medidas para prevenir estas situaciones. Además, abolió el secreto pontificio en temas de abuso sexual infantil.

En Mar del Plata, el obispo Mestre se hizo eco del pedido del Papa Francisco y ya en abril del año pasado públicamente denunció a un sacerdote, José Luis Serre, en un caso de abuso sexual infantil, luego lo expulso de la Iglesia y al día de hoy acompaña a la familia en el proceso judicial y en su reparación espiritual.

“Un abuso sexual de este tipo implica, además un daño físico, psicológico, afectivo y humano, un daño del tipo espiritual”, expresa el obispo Gabriel Mestre en diálogo con LA CAPITAL.

-¿Qué sentís ante la necesidad de hacer una guía para prevenir abusos sexuales dentro de la Iglesia?

-Dolor y vergüenza. Dolor porque quien debería ser representante de Dios termina siendo todo lo contrario. Y por oro lado vergüenza, uno quisiera nunca haber tenido que armar esto, porque es el contra sentido de lo que debe ser la Iglesia. Estoy convencido que el camino para prevenir y cortar de raíz, y medianamente reparar lo que se pueda, pasa por la escucha, el cuidado y el acompañamiento. En este contexto me decido, junto a sacerdotes y laicos, a crear estos instrumentos y generar una suerte de “Nunca más” a los abusos sexuales por parte del clero.

-Estas guías que presentan están orientadas a la víctima. ¿Hay también instrumentos para los sacerdotes, para prevenir de antemano que esto ocurra?

-Sí, esto está incorporado en la formación. Quienes ingresan al seminario tienen un año previo de preparación, con entrevistas y contactos diarios con otros sacerdotes. Además hay un equipo de cinco psicólogos. Obviamente hay discusiones de hasta qué punto se puede detectar el perfil de un posible abusador, pero estos instrumentos sirven. La temática de los abusos sexuales está presente en la formación de los futuros pastores.

-En las guías preparan para charlar con las víctimas y contenerlas, pero en casos de esta gravedad, ¿no es recomendable que directamente vayan a la Justicia?

-Totalmente, una cosa no excluye la otra. Es más, la comisión tiene la obligación de hacer la denuncia a la Justicia, asumimos el compromiso. Uno sino termina siendo cómplice de un delito.

-En el caso de José Luis Serre sucedió así, desde el obispado instaron a que se realizara la denuncia.

-Claro, la familia habló mucho conmigo. Demoramos dos o tres meses hasta que pudimos hacer la denuncia. Insistí con claridad para que se pueda hacer esa denuncia. Acompañé la denuncia con material y soy testigo por parte de la familia. Todavía no me llamaron a declarar, pero obviamente cuando me llamen iré, soy consciente del daño grave que le cometieron al menor.

-¿En qué instancia está la causa?

-Esa causa sigue su curso, aunque lenta para mi gusto. Antes era al revés, la Iglesia demoraba, pero en este caso en pocos meses resolvimos la situación. Yo sigo en contacto con la familia y me mantienen al tanto.

En 2017 en Mar del Plata se realizó el juicio por “Caso Gianelli”, en el que la ex docente de música del colegio católico, Analía Schwartz fue absuelta de los cargos de abuso sexual infantil y corrupción de menores, con 44 víctimas de entre 3 y 5 años. Tiempo después, la Cámara de Casación Penal ordenaría que el juicio se realizara de nuevo, por haber considerado que el Tribunal Oral en lo Criminal N° 1 no fue imparcial.

-A días de ese primer juicio por el “Caso Gianelli”, en la Catedral la comunidad religioso rezó por la ex docente de música Analía Schwartz y para que se demuestre su inociencia, sin tener en cuenta a las víctimas. ¿Cuál será la postura en este nuevo juicio que se debe hacer?

-La postura es de la Iglesia es absolutamente clara con respecto a los menores. Uno puede rezar por la persona más santa y más pecadora. La Iglesia ha crecido y madurado en aprender a ponerse del lado de las víctimas y las familias que acompañan. En este sentido, ante cualquier de estos casos, la oración será clara y profunda por el cuidado y la protección de los menores y su familia.

-¿No será solo un “Nunca más” simbólico entonces?

-Totalmente, sino seguimos siempre a mitad de camino. Con buena intención pero sin cambios definitivos.

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