La Ciudad

La metamorfosis de Alem

De meca de la nocturnidad a paseo comercial multitarget y ahora sede de múltiples decks gastronómicos al aire libre. Las mutaciones de un clásico paseo marplatense.

La ciudad va cambiando su fisonomía y sus barrios acompañan esas modificaciones, algunos para bien y otros no tanto. Uno de los sectores que mostró modificaciones este verano, en parte como consecuencia directa de las nuevas modalidades de socialización que trajo aparejadas el Covid-19, es Alem, el paseo a cielo abierto de Playa Grande.

Su trayecto más comercial está comprendido entre Almafuerte y Rodríguez Peña, abarcando a muchos rubros pero con preponderancia de la gastronomía. La arteria comercial mutó con el correr de los años, pasando de ser llamada “la Recoleta marplatense” durante los ’80 a convertirse en la meca nocturna de la juventud -para exasperación de los vecinos- en los primeros `90. En aquel entonces, más de un centenar de bares formaban parte de la nutrida oferta de ocio nocturno.

Más tarde, desde el gobierno municipal se intentó darle un tinte “más familiar” propulsando otros rubros, como la indumentaria, confiterías y restaurantes, y hasta edificios de oficinas en los últimos tiempos. Esa modificaciones causaron un cambio de público y hasta los horarios de funcionamiento.

Hoy, clásicos de la gastronomía marplatense tienen sus sedes allí, pero este verano la última mutación de la calle que lleva el nombre del histórico caudillo radical se convirtió en uno de los polos del programa “Comemos afuera”, impulsado por la Municipalidad local con la intención de potenciar los sectores externos de los establecimientos después del duro invierno.

Al aire libre

Así, desde diciembre pasado, la mayoría de los restaurantes y cafeterías se sumaron a la propuesta de montar “decks” (plataformas de madera) en la calle para ganar espacio al aire libre, en consonancia con los nuevos hábitos derivados de la pandemia.

En una calle angosta, con estacionamiento en ambas manos y hasta circulación de colectivos de transporte de pasajeros, a determinado horario la normalidad se convirtió casi en una misión imposible. “A determinado horario, y días, pasar con el auto puede ser una carrera de obstáculos”, describió un histórico comerciante (que no pertenece al rubro gastronómico) de la zona.

El problema se acentúa en otros sectores, como en el segmento comprendido entre Rodríguez Peña y Primera Junta: a los decks gastronómicos se le suman una serie de obras que inhabilita las veredas. Claro que siempre se puede estar peor y eso sucede por el efecto de las dobles filas de conductores poco solidarios.

El público asistente es de todas las edades, aunque suele variar con los horarios, ganando terreno los más jóvenes después del atardecer.

En el inicio del sector comercial de Alem, después del cementerio de La Loma, varios gastronómicos apoyaron a distintos artistas para generar una colorida intervención sobre los pisos de la esquina de la mencionada calle con Formosa.

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