Arte y Espectáculos

Miss Bolivia: “Me es inevitable la amalgama entre la obra, lo político, lo social y lo personal”

"No me interesa la casilla estanca sino fluir entre capas", define Paz Ferreira, quien no se ciñe en géneros ni en soportes. "Mi pulsión creativa no se agota en Miss Bolivia" asegura la psicoanalista que también actúa y escribe.

A punto de sacar un nuevo disco -“Bestia”-, en medio de la gira promocional de su segundo libro -“Infierno”-, a meses de haber sido nominada en los premios Cóndor de Plata como actriz revelación por su protagónico en la película “Ese fin de semana”, Paz Ferreyra, vuelve a Mar del Plata con su proyecto “Miss Bolivia”.

La artista multifacética, la que le escapa a las etiquetas, tiene una “pulsión creativa” que desborda lo musical y que se expresa naturalmente desde sus más profundas convicciones y desde su compromiso político y social, se presentará este viernes 18 de noviembre a las 21.30 en el Teatro Auditorium.

A pocos días de haberse estrenado en Mar del Plata “Seremos Millones”, la historia de Evo Morales Ayma, en el que compartió con el ex presidente de Bolivia y León Gieco la autoría de la canción original del documental, Paz, o Miss Bolivia, concretará este show que debió suspender hace unos meses.

“Se hizo esperar -el show- pero estoy muy entusiasmada porque voy con la banda, con un concierto que recoge un repertorio de mis tres últimos discos, pero haciendo hincapié en en las canciones de Pantera, que todavía no toqué en Mar del Plata, y también presentando las canciones de lo que se viene, que es “Bestia”, destacó la artista a LA CAPITAL. Es que la artista tenía planificado presentarse en julio, pero 3 días antes del espectáculo fue diagnosticada con Covid-19. “Por una cuestión sanitaria y ética tomé la decisión de bajarlo” confió.

En una charla en la que aseveró que le resulta “inevitable la amalgama entre la obra, lo político, lo social y lo personal”, Ferreyra habló de varios de sus perfiles y, también, de cómo su experiencia como psicoanalista, la nutre en su trabajo artístico.

“Me puse la gorra conmigo misma, me dije ‘señora se ubica’ y por eso estoy con el plan de trabajo para terminar de grabar las últimas tres canciones que faltan para poder salir en marzo o abril, con Bestia, mi nuevo disco”, confesó Ferreyra sobre el nuevo proyecto, uno de los varios en los que se encuentra embarcada.

– ¿Qué podés adelantar del concepto, de la línea conductora del nuevo disco?

– Es un material en el que hay muchas pistas de la identidad de Miss Bolivia, pero también es un disco muy íntimo y honesto. Va al hueso de muchas cosas que no han sido dichas a lo largo de mi carrera, como por ejemplo hacer mucho hincapié en lo que fue la pandemia, en cómo me pegó a mí. Habla mucho de la soledad y de la soledad por elección. Hay temas para mover el culo, por supuesto, para mover las caderas, porque no puedo escaparme de esa parte de mí. Hay cumbia, RKT, pero también hay bastante rock, baladas, hip hop. Sigue siendo la definición de promiscuidad que sigue representando lo que hago.

– Esa mirada hacia tu interior no deja de lado lo más colectivo, la mirada social ¿los hacés coincidir?

– Sí. Creo que todo acto de escritura o de composición no deja de ser un gesto político y un gesto colectivo también. Al hablar desde mi fuero más íntimo también recojo muchas experiencias y relatos de otras personas que me interesa visibilizar. Es un disco en primera persona pero como canal de lo colectivo. Eso para mí es indispensable, no habría proyecto Miss Bolivia sino.

– ¿Lo sentís como un compromiso, te sale natural?

– No es premeditado, me es algo inevitable el compromiso o también la amalgama entre la obra, lo artístico, lo político, lo social, lo personal. No hay cirugía o botox para mirar los contenidos, claramente salen así. El desafío mayor para mí es, poéticamente y estéticamente, poder plasmar esto que me nace, que me pulsa y transcribirlo en el registro musical.

Otra cosa es cuando me encargan música, porque trabajo también escribiendo para otres artistas o música para alguna película o serie o publicidad. Ahí hay pautas, coordenadas, una temática. Pero cuando se trata de escribir mis canciones la verdad no podría ser de otro modo.

– ¿Cómo fue trabajar en la canción Mamá Coca para el documental Seremos Millones?

– El proceso creativo fue hermoso. Desafíos he tenido de todo tipo en mi carrera que ya tiene 17 años, pero esta invitación me toca la médula, porque además de lo musical, simbólicamente y políticamente es muy importante para mí. Por supuesto que también me bloqueé, estuve dos semanas en que no se me caía una idea, pero ahí León me dijo “Paz, no somos nada, somos un granito de arena, estate mal por los chicos que no comen” y así desbarató todos mis miedos y pude escribir con mucha fluidez. Imaginate que compartimos una autoría de la letra, con Evo, con León.

Fue muy estimulante para mí poder ponerme al servicio del mensaje o lo que se comunica en esta película porque me parece importante la contribución.

– Además de tu proyecto musical, escribís, actuás ¿Sentís la necesidad de expresarte de todas formas posibles?

– Todo lo que es la expresión, artísticamente, me encanta. Estoy escribiendo mi tercer libro ahora y me encuentro en la gira de presentación del segundo -Infierno-. Me gusta escribir artículos en revistas de vez en cuanto y también para cine, teatro. Me gustan los distintos soportes materiales y actuar, sí, tuve esa posibilidad en una película y la nominación me motiva a seguir haciéndolo. Siento que tengo una pulsión, una necesidad de lo expresivo que no se agota en Miss Bolivia, soy muy inquieta.

– ¿Tu experiencia en la psicología contribuyen a tu perfil compositivo, te acompaña de alguna manera?

– Mi oficio, mi profesión de psicoanalista desde hace 20 años me nutre muchísimo. La experiencia que tránsito en el consultorio y otras que he tenido en esta profesión como lo institucional, la docencia universitaria, también. Escucho por semana muchísimas subjetividades y muchos relatos de los consultantes y eso me ubica un montón, me nutre, me hace inevitable mirar al mundo despojándome de mis anteojos. El psicoanálisis también es una forma de ser y de ver el mundo, es una cosmovisión como práctica clínica pero también como crítica. Te llena de preguntas y eso me parece súper indispensable a la hora de pensar el mundo y cualquier experiencia: hacerse preguntas y no admitir las respuestas ya dadas. Sino, no habría posibilidad de generar transformaciones.

– No te convencen las respuestas dadas ni las etiquetas o encasillamientos.

– Sí, yo soy en los márgenes. No me interesa el Tupper o la casilla estanca, sino poder fluir entre capas, entre discursos, entre estilos musicales también. A eso le creo más, lo otro está destinado a perecer en algún momento.

El motor es la inquietud, ese afán de hacer preguntas, que es lo que mantiene vivo a un sujeto. Si ya tuviéramos todas las respuestas, sería un embole, sería una dictadura de la verdad. Una de las maneras de cuestionar e interpelar lo hegemónico es llenarte el culo de preguntas.

– Tu tema Paren de matarnos tiene ya cuatro años. Desde el momento en lo hiciste a hoy ¿Cómo ves la cuestión?

– Creo que la pandemia hizo que todo empeore. También en el libro Infierno hablo de la pandemia y cómo puertas para adentro creció esta violencia sistemática.

Hubo un silenciamiento de lo público a lo privado, donde esas violencias se volvieron más impunes y mucho más punzantes, pero hay que trabajar para que haya más potencia a la hora de enfrentar esta situación que es un cuadro patológico social. Tiene actores individuales pero el actor más grande es la sociedad, el discurso patriarcal que hay que desarticular, quitarle poder para que puedan escucharse otras voces, para resistir, salir del encierro. Me parece que hay mucho por hacer. Se han logrado y conquistado derechos y generado visibilidad, pero hay mucho todavía por conquistar, y esto va más allá del patriarcado, tiene que ver con los discursos de odio. Me parece un tejido muy complejo que hace necesario baterías de herramientas complejas y plurales para poder desarticular este pacto.

– ¿Más militancia?

– Militancia, pero a distintos niveles. Es imprescindible hacer territorio. Y cada una puede hacerlo en la cotidianeidad, con lo que pasa en tu casa, con lo que pasa en el kiosco o en tu laburo. Con cómo sos con los demás. Desde ahí, hasta las militancias con nombre y apellido. Todas son necesarias.

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