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Arte y Espectáculos 11 de enero de 2020

Moldavsky, el sociólogo del humor

Estudió sociología, pero nunca ejerció “de la manera tradicional”, desliza y se define como un auténtico observador de las conductas humanas y de la argentinidad más pura. El humorista cuenta cómo elabora sus monólogos y revela por qué también tiene éxito en escenarios de España, Inglaterra e Irlanda.

 

Figura nueva y exitosa dentro del humor argentino, Roberto Moldavsky desembarcó por segunda vez en la arena caliente de la temporada teatral marplatense con su “Reperfilado”, un espectáculo en el que retoma los temas de la actualidad política argentina pero, claro, no se queda ahí. Buen observador, buen buscador de conductas, bucea siempre con humor en eso que nos identifica como ciudadanos de la Argentina. Dilemas como la pareja, la relación con los hijos y la distancia generacional forman parte del show, en el que también hay música y que sube a escena en el Teatro Mar del Plata.

“Reperfilado” apunta a esa palabra con la que tuvimos que convivir buena parte del 2019, a partir del discurso del ahora ex ministro de Economía Hernán Lacunza, cuando la utilizó como sinónimo de reestructuración de la deuda externa nacional.

Para Moldavsky, el vocablo en cuestión “forma parte del chamuyo argentino”. Y dio ejemplos: “Es como cuando estás gordo y decís ‘lo que pasa es que retengo líquido’. No es que no tenemos para pagar (la deuda), estamos reperfilando… (Risas) Tiene que ver con el show de 2019 en el que me presentaba como candidato. Ya pasaron las elecciones y reperfilamos el show también. Nos vino bien esa palabra”.

-¿Cuánto te aporta el chamuyo argentino a tu show?

-Te aporta todo. Yo siempre digo que el argentino tiene una capacidad… el argentino nunca paga exceso de equipaje, tiene ochenta y cuatro valijas y le discute a la chica de la aerolínea… Somos un país que tiene el chamuyo para bien y para mal: está el chamuyo que no sirve y está toda la creatividad, las creaciones culturales que también surgieron en el país.

-¿Cómo construís un monólogo? Contame la cocina…

-La otra vez Vicentico decía que se sienta a trabajar para escribir, y que un día le salen dos canciones y que al otro día no le sale nada. Estamos constantemente con un grupo de gente que me ayuda para buscar los temas nuevos que van apareciendo, nos reímos y hacemos mucha lluvia de ideas. Nos encontramos para comer un asado y buscamos y buscamos. Yo soy el que, digamos, tiene la gran virtud para convertir en un texto gracioso algo que vos me puedas decir que te produce cierta cosa o que molesta o que resulte gracioso. Acá lo que hay que encontrar es la empatía con la gente, que la gente se reconozca en la situación, una vez que lograste llegar ahí la mitad del camino lo tenés.

-Es decir que no trabajás solo, ¿es una suerte de pyme?

-Trabajo mucho solo, pero tengo a Eial que es mi hijo, a Mariana la productora, tengo un par de amigos, Gerardo, Julio y los músicos (que lo acompañan) también. Y tenemos unos encuentros anuales antes del show con Gustavo Yankelevich y Fernando Bravo y se suma toda esta gente que te nombré y ahí estamos dos días encerrados craneando el show. Mucha gente de atrás me va tirando ideas. Pero finalmente trabajo solo, después de lo que escucho… soy muy receptivo y todo eso lo convierto en texto. Escribo solo, le doy el toque final y soy el que decide cómo va a ser el texto.

-¿Considerás que tenés un don especial para el humor?

-Algo debo tener, de toda la vida hice reír y en distintos ámbitos. O sea que tengo esa facilidad de hacer reír, después no sé si me habrá ayudado que estudié sociología. Trato de entender que crecí en una casa de muy buen humor, mi viejo contaba muy buenos chistes, era sonriente, siempre alegre, había mucha música. En mi familia somos todos para arriba, creo que de todas esas mezclas surge algo. Sí, tenés que tener algo. No me atrevo a decir que es un don porque suena a mucho, pero alguna facilidad para hacer reír tengo.

-¿La risa está en tu ADN?

-Debe ser, sí.

-Estudiaste sociología, ¿ejerciste?

-Estudié en el exterior. Yo quería hacer educación pero por el sistema universitario para tener un título no me alcanzaban las materias de la carrera educación y entonces cursé algunas de sociología para completar, porque necesitaba una cantidad de materias. Y cuando empecé a cursar me gustó mucho la carrera y decidí hacer sociología también. Me apasiona el tema de las sociedades, me gusta mucho ver la conducta de la gente, en todos lados, en una marcha, en una cancha de fútbol, donde sea, me interesa mucho el tema y creo que me ayudó un poco (en el humor). Me recibí pero no ejerzo, aunque el humor es una forma de ejercer… habría que ver hasta qué punto sí y hasta qué punto no. Digamos que no ejerzo de la manera tradicional.

-No obstante sos un gran observador…

-Y tengo que hacer eso porque si no se me hace muy difícil llevar un show que sea divertido. La gente se ríe muchísimo, me cuentan lo bien que lo pasaron, lo bien que les hizo. Me escribe gente que está mal de salud. Y eso es muy gratificante, pero para eso tengo que laburar. Yo tengo que llegar a que la gente se codee con el de al lado y diga “Este sos vos”. Tengo que llegar ahí, como me dijo una vez alguien del público: “Vos tenés una cámara en mi casa, me estás filmando”. Y después te das cuenta de que en la vida todas las conductas son bastante parecidas, casi todos sufrimos por lo mismo, nos molesta lo mismo, todos contamos lo mismo, las relaciones humanas son difíciles en todos lados.

-Venís de haber hecho este espectáculo en el exterior, ¿cómo te recibieron?

-Estuvimos de gira en Madrid, en Israel, en Barcelona, en Dublin, en Londres. Y son latinos los que vinieron a ver el show, no lo hacemos en otro idioma. A pesar de que son realidades completamente distintas, el humor es el mismo, porque la problemática es la misma, lo mismo hemos hecho en Costa Rica, en Colombia, hay una cosa muy universal que hay que pescar y bueno, intentamos hacer eso.

-¿Cambiaste algo de tu espectáculo para las audiencias extranjeras?

-Obviamente que lo político es menos relevante, pero no, me encontré en la gira anterior con un monologuista español que me dijo: “Si vas a decir gilipollas en vez de boludo no hace falta que vengas a España, gilipollas decimos nosotros, vos tenés que decir como lo decís, mantené tu humor, mantené tu show, vos tenés humos argentino y eso es lo que vas a traer”. Aprendí, me abrió la cabeza y voy así a los shows, por supuesto que si hay una palabra que no se entiende trato de cambiarla, pero la idea es mantener lo mismo que hace reír al público. Si te adaptás perdés lo que estás haciendo. Por ahí se entiende mejor pero se van a reír mucho menos.

-En esta nueva etapa de la Argentina, ¿te sentís esperanzado?

-Yo soy un tipo que quiere que al gobierno le vaya bien, no estoy esperando que le vaya mal. En realidad siempre digo que a nosotros nos vaya bien. Yo soy un privilegiado, a mí me va muy bien, a mí no me falta nada, trabajo de lo que me gusta, no tengo derecho a quejarme en lo personal, pero si vos no tenés un alrededor tuyo que esté en una situación buena es muy difícil disfrutar de lo que te pasa a vos. No me refiero solo a los familiares que están cercanos, sino a todos. Y además en el teatro, de forma concreta y directa, necesitamos que la gente esté bien porque el teatro es el primer gasto que la gente va a suspender si no tiene plata. No va a dejar de comer, no va a dejar de comprar medicamentos, ni ropa para los chicos, o lo que fuera, va a cortar en aquellos lugares que no son imprescindibles. Para mí el teatro es imprescindible, pero bueno, cuando no hay no hay. Ojalá que nos vaya bien, tengo esperanza, porque viví en este país muchas cosas. Esta crisis económica es muy fuerte y de alguna manera hay que tratar de revertirla.



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