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La Ciudad 26 de diciembre de 2021

Montenegro-Kicillof: guiños a orillas del mar para achicar las diferencias

El gobernador le hizo un pedido puntual sobre el pase sanitario. Y el intendente pulió su discurso. El acto del Operativo de Sol a Sol tampoco reflejó las tensiones por el presupuesto nacional. Negociaciones por el provincial.

Por Ramiro Melucci

Las imágenes suelen reflejar los momentos políticos mejor que cualquier párrafo. La de la semana pasada, que mostró a Axel Kicillof y a Guillermo Montenegro saliendo entre risas de la reunión con los empresarios gastronómicos y hoteleros en el NH Gran Hotel Provincial, retrata los guiños que se prodigaron el gobernador y el intendente en el marco del lanzamiento del Operativo de Sol a Sol.

La primera señal la dio Kicillof en su discurso. Es cierto que volvió a decir, como acostumbra, que en los cuatro años que precedieron su gestión hubo políticas que redujeron los salarios y el empleo, pero no hizo una sola alusión al rechazo del presupuesto nacional en la Cámara de Diputados. Prefirió resaltar las expectativas para la temporada y detallar los datos sobre el despliegue de seguridad. Montenegro, que escuchaba junto a otros intendentes desde la primera fila, no dejó de notarlo.

El gobernador sumó otro gesto: invitó al intendente a la reunión con los empresarios. No estaba en los planes que Montenegro acudiera, pero lo hizo. En esas circunstancias, el mandatario bonaerense le pidió un respaldo al pase sanitario. Es decir, una ponderación del costado positivo (el incentivo a la vacunación) por encima del negativo (los imponderables de la aplicación y el control). El jefe comunal le dio su palabra y no tardó de enmendar su discurso, que contenía los dos aspectos en dosis similares.

Vale el ejemplo. Una semana antes, en el anuncio de los controles de la temporada que encabezó en el Centro de Monitoreo con parte de su gabinete, había aludido a los grises que quedaban en la implementación de la medida. Llegó a decir, por ejemplo, que el hecho de que el control quedara a cargo del propietario de un local gastronómico y fuera plausible de una sanción penal le parecía “un exceso”.

En cambio, en las entrevistas que dio luego del pedido de Kicillof ese párrafo crítico ya no estaba. Solo aparecía el llamado al sentido común para resolver los conflictos que pudieran presentarse. La secretaria de Salud, Viviana Bernabei, quedó en posición adelantada cuando unos días después deslizó cuestionamientos. Estaba desactualizada de las correcciones discursivas.

El respaldo volvió a escenificarse en la reunión que Sergio Berni mantuvo con propietarios de locales nocturnos en Mar del Plata. Otra vez acompañado por Montenegro y su equipo de seguridad.

La foto de la semana pasada contrasta con una del inicio de la temporada anterior. Se lo veía a Montenegro salir raudamente y con gesto adusto del Museo MAR, donde Kicillof les había anticipado a los intendentes de la Costa Atlántica que aplicaría restricciones nocturnas. Esa vez el intendente acató pero marcó su desacuerdo. El verano arranca ahora con un vínculo mejorado. Los cruces electorales con la Provincia parecen haber quedado atrás.

 

El gobernador no hizo una sola alusión al rechazo del presupuesto nacional. Prefirió resaltar las expectativas para la temporada y detallar los datos sobre el despliegue de seguridad. 

 

El gobernador cuida más que nunca la relación con los intendentes propios y los opositores. El martes la Legislatura tratará el presupuesto bonaerense 2022, la Ley Impositiva y la reforma a la Ley de Ministerios. Procura no deshilvanar los acuerdos que se tejen en las mesas de negociación con Juntos por el Cambio. Desea, sobre todo, no sufrir el traspié de Alberto Fernández.

Del amplio temario en discusión, al intendente le importa un puñado de asuntos. El Fondo de Infraestructura Municipal (FIM) es uno. Otro son las obras que, por fuera de ese fondo, pueda acordar con el gobierno provincial. Y también el CUD (Coeficiente Único de Distribución), el mecanismo mediante el que se reparte la coparticipación, que este año podría sufrir alteraciones.

De allí que, en una de las últimas entrevistas que concedió antes de celebrar la Navidad (a LU6), Montenegro reiteró que el de General Pueyrredon es uno de los municipios más desfavorecidos por la coparticipación si se relaciona el monto que percibe con la cantidad de habitantes. Las negociaciones apuntan a un incremento del porcentaje, pero hay legisladores que no descartan que termine siendo menor. Sería un golpe difícil de asimilar.

El tratamiento de las normas presupuestarias viene anudado a la revisión de la ley que impide las reelecciones indefinidas de intendentes, legisladores provinciales, concejales y consejeros escolares, por lo que parte de la expectativa política estará puesta en esa controversia. En las últimas horas, el PRO entró en ebullición por un comunicado de la ex gobernadora María Eugenia Vidal y legisladores afines (de Mar del Plata, solo firmó Johanna Pannebianco) contra el intento de modificar la ley de 2016. Los intendentes, abiertos a una reinterpretación, quedaron del otro lado, respaldados por Horacio Rodríguez Larreta.

 

El PRO entró en ebullición por la rediscusión de la ley que puso fin a las reelecciones indefinidas. La discusión viene anudada a la del presupuesto bonaerense. 

 

En el pago chico, el Frente de Todos mantiene sus embates semanales contra Montenegro (lo responsabiliza de todo lo que está mal en Mar de Plata), pero al mismo tiempo se verifican acuerdos para avanzar en expedientes demorados en el Concejo Deliberante. El más importante de las últimas semanas fue la prórroga del Régimen Especial de Habilitaciones para Comercios e Industrias. Curiosamente, una decisión que nadie se vio en la necesidad de comunicar, y que solo saltó a los medios luego de consultas periodísticas informales.

Había motivos para el secretismo. El expediente fue elevado al Concejo el 9 de septiembre y no llegó a ser aprobado por la anterior composición legislativa. Con un agravante: el propio Ejecutivo había enviado el pedido de prórroga 15 días después de que la ordenanza original, que tenía una vigencia de un año, venciera.

En el período en que no estuvo en vigencia la ordenanza, los expedientes de habilitación se acumularon. Alrededor de 300 quedaron en espera y otros 120 se iniciaron por la vía tradicional. Lo que fue noticia la semana pasada debió haber sido hace cuatro meses. La perspectiva de empleo requiere otros tiempos.