A los 63 años, murió este martes el pianista y músico Luis Reales, quien se desempeñó como secretario de Cultura y director del Teatro Municipal Colón tras el fallecimiento de Willy Wullich, durante la gestión del ex intendente Gustavo Pulti.

Muy querido por colegas y artistas de Mar del Plata, Reales fue recientemente reconocido con el premio Carlos Waitz por la Asociación Argentina de Actores, en un acto en el que se llevó todos los aplausos de compañeras y compañeros.

Realizó presentaciones recientes, en las que volvió a cosechar el amor de sus coetáneos, ya cuando su enfermedad había avanzado considerablemente. Así también se ganó la admiración de su público, por su pelea constante y diaria de la que dio cuenta en la red social Facebook.

“Me ha tocado la bendición de ser atendido en el Hospital Interzonal General de Agudos (el Regional) donde un grupo de médicas y médicos, de enfermeras y enfermeros de excelencia en lo científico y lo humano me cuida y me protege hasta la obsesión”, escribió.

En el foyer del Auditorium, colegas y amigos aplauden de pie a Luis Reales antes de recibir el premio Carlos Waitz a la trayectoria.

Su fallecimiento generó este martes un profundo dolor entre quienes acompañaron su largo camino musical: amigos, amigas, familiares y personas que lo trataron personalmente y conocieron sus ideas, historias y anécdotas.

Una prueba de su visión de la cultura -popular e inclusiva- fue el programa “El Colón Camina”, que se encargó de llevar adelante y que propuso trasladar a los barrios las ricas y diversas expresiones culturales marplatenses que se presentaban en el Teatro Colón. Ese programa se desarticuló cuando terminó su gestión.

Reales también fue compositor, actor, militante de los Derechos Humanos, director musical y docente. Siempre solidario, trabajó y fundó las compañías el Coro Soles y La Corte de los Milagros.

En septiembre, había recibido el Premio Enrique, que se entrega en Mar del Plata, otra muestra del respecto que generaba entre sus colegas artistas.

Estudió con Manuel Rego. Compartió escenarios con innumerable cantidad de artistas, entre quienes se pueden contar la Tana Rinaldi, Rubén Juarez, Fernando Cabrera, Ernesto Parisse, Ana Fontán, Karina Levine. Con ella y Pablo Vasco formó el trío/espectáculo Malos Conocidos.

Y también hizo música con Leo Cubiella, Laura Pirruchio, Grisel Castro Santos, Marita Moyano, Chicho Romairone, Florencia Hernández, Hugo Toraso, Martin Sciurano, Daniel Robles, José Teixidó, Patricio Quinteros.

El 21 de octubre último celebró su cumpleaños -había sido el día anterior- sentado al piano, junto a muchos de sus amigos y colegas, en La Casa de Williams, con micrófono abierto.

Días después, participó en una presentación en el hogar de la Hermana Marta junto a Grisel Castro Santos, Pitu Farías, Lucila Reales, Tata Gandolfi, Mariana Martínez, Jorge Censi, entre otros.

Entre sus históricas presentaciones, el 5 de noviembre de 2005 estuvo en la Contra cumbre o “Cumbre de los pueblos”, -en oposición a la oficial Cumbre de las Américas- realizada en el Estadio Polideportivo de Mar del Plata y antes del famoso discurso del entonces presidente de Venezuela Hugo Chávez. Tocó el piano junto a El Pitu Farías (cantante) y Jorge García (recitado).

Solía presentarse como “músico, papá de Francisco y Catalina, peronista”.

Hace unos meses, el mismo Luis escribió en Facebook, red social en la que era usual que diera cuenta de su estado de salud, el siguiente texto: “Acá estoy, en este mar. Hice quimioterapia, inmunoterapia, rayos. Tomo Morfina todos los días, que me quita el dolor. En unos días arranco el último ciclo de quimioterapia. No está fácil pero tampoco imposible. Tengo una psicóloga brillante. Tengo un perro loco que duerme a diez centímetros de mi cama. A veces puedo mucho y a veces nada. Me rodea un colectivo de hermanos, hijos, amigos, colegas, alumnos, vecinos y compañeros que no me han dejado solo ni un minuto. Me ha tocado la bendición de ser atendido en el Hospital Interzonal General de Agudos (el Regional) donde un grupo de médicas y médicos, de enfermeras y enfermeros de excelencia en lo científico y lo humano me cuida y me protege hasta la obsesión. El Servicio Social del Hospital es impecable, un ejemplo de humanidad, siempre te resuelven todo y te abrazan fuerte haciendo honor a la salud pública. El piano es el velero en el que voy navegando por este mar hace más de 50 años, la música es el viento que lo empuja hacia donde tiene que ir. No estoy peleando, estoy viviendo”.