Fue símbolo del River tricampeón del fútbol marplatense y figura de la selección local durante la época dorada. Tenía 86 años.
Walter Della Torre, gran figura en años dorados del fútbol marplatense, símbolo de River y de la selección local, un hombre muy querido en el ambiente futbolero, falleció este lunes por la mañana a los 86 años.
“Fui el único Della Torre que se fue para el otro lado. Mis tíos, ‘Yago’ y Mario, y mis primos, Mario y Carlos, siempre fueron de Nación, como jugadores y dirigentes. Yo me quedé en River”, le contó alguna vez al periodista Armando Fuselli para su libro “100 años del fútbol marplatense”.
Della Torre, aguerrido marcador de punta izquierdo, debutó en la primera de River en 1947 a los 14 años y ese fue su club durante dos décadas. En el medio, en 1956 y 1957, jugó en el fútbol de AFA en Argentinos Juniors y allí marcó a los mejores punteros derechos de la época: Mario Boyé, Santiago Vernazza, Herminio González y Raúl Bernao.
Della Torre era un especialista en el anticipo, en el cabezazo defensivo, en barrer a los pies del wing, no hacía goles y no cruzaba la mitad de la cancha. Los que lo vieron jugar cuentan que era poco menos que imprescindible en el River tricampeón en 1953, 1954 y 1955, cuando el clásico marplatense lo disputaban su equipo y Quilmes. Un pilar de una formación de memoria: Edmon Elías; “Cacho” Pirosanto y Della Torre; Montes de Oca, Sulpizio y Francisco “Polo” Rodríguez; Tomás Silva, Aníbal López, Raúl “Bigote” Neri, Oscar Anido y Leonardo Silva.
La selección marplatense fue el otro espacio que encumbró a Della Torre. El propio Walter contó -según contó el periodista Mario Gianotti en una nota recordatoria que publicó en el sitio loquepasa.net- cómo se armaban aquellos equipos que generaban una gran expectativa entre los marplatenses: “Pepe Piantoni fue el mejor dirigente de la historia de Mar del Plata. Armaba sin mezquindades aquellas formidables selecciones de Mar del Plata. Él convocaba a la defensa de River y a la delantera de Quilmes. Y nos unía, nos amigaba, un fenómeno Don Pepe”.
Después de dos años en Argentinos Juniors, regresó a River. En 1969 ascendió a primera división con Atlético Mar del Plata, un club por el que sentía mucho cariño. Y en 1971 su extensa carrera concluyó con un título con San Isidro en la llamada Segunda de Ascenso. Inmediatamente, comenzó su etapa de entrenador, con un título conseguido en El Cañón en 1978 en esa Primera C.
Fue un símbolo de una época hermosa. “Nosotros vivíamos jugando. No jugábamos para vivir. Vivíamos para jugar. Todo lo que hacíamos era por y para el club”, contó en el citado libro de Armando Fuselli. Sus restos son velados en Roldán y este martes a las 10 serán trasladados al Cementerio Parque.