Nacer o no nacer, esa es la cuestión
Por Florencia Ranellucci (*)
Parafraseando a Shakespeare, cuando nos encontramos frente a un embarazo solo surgen dos opciones: nacer o no nacer. Pensando en el primer derecho de todo ser humano, el derecho a la vida, que se celebra cada 25 de marzo como el Día del Niño por Nacer.
Frente a esta dualidad de opciones en el embarazo, siempre me van a encontrar defendiendo la vida de todo ser humano desde su concepción. Me es inadmisible la idea de valorar a las personas y velar por sus derechos, si se abandona este primer derecho humano tan fundamental. Es claro que el derecho a la vida es un prerrequisito para el disfrute de todos los demás derechos humanos. Por este motivo he presentado un proyecto de Ordenanza en el Concejo Deliberante para declarar el “Día Municipal del Niño por Nacer”.
Cuando hablamos de valorar la vida desde la concepción, nuestro país ha sido pionero en este tema mediante el Decreto Nacional N° 1406/98. Argentina fue el primer país en declarar oficialmente el “Día del Niño por Nacer” cada 25 de marzo. Esto es algo que nos ha posicionado como una nación que marcó un rumbo en relación al valor de la vida. Y vida entendida como un derecho fundamental, consagrado en documentos internacionales y nacionales que protegen de forma expresa el derecho a la vida del niño por nacer, convalidado por nuestra Constitución Nacional en el artículo 75 inciso 22. Allí se define como niño a todo ser humano desde el momento de su concepción hasta los 18 años de edad.
Asimismo, el Pacto de San José de Costa Rica, nos deja preceptos claves en relación a este derecho. Allí establece que “toda persona tiene derecho a que se respete su vida. Este derecho estará protegido por la ley y, en general, a partir del momento de la concepción. Nadie puede ser privado de la vida arbitrariamente”. Sumando a esto, me agrada valorar la Declaración de los Derechos del Niño: “el niño, por su falta de madurez física y mental, necesita protección y cuidado especiales, incluso la debida protección legal, tanto antes como después del nacimiento”. Considero que esto nos exige tener conciencia de que el ser humano en gestación es persona, y que más allá de todas sus debilidades y su dependencia del organismo materno, la dignidad de la vida se encuentra en él presente.
El derecho a la vida, el derecho a nacer, va mucho más allá de una cuestión religiosa o ideológica. El respeto a la vida humana es algo que se impone desde que comienza el proceso de la gestación, se desprende directamente de la naturaleza humana. No es justo pensar al niño por nacer como una categoría subhumana, y menos aún si esto habilita la opción de eliminación directa de esa persona. La realidad de que el niño por nacer deba desarrollarse en el seno de la madre no cambia estos hechos.
La vida no se debate, se defiende. Esto no es un slogan, sino que es una actitud de vida frente a aquel antagonismo: nacer o no nacer. Es elegir el buen nacer del bebé, aun cuando en nuestro país se encuentra en vigencia la nefasta Ley N° 27.610 que legaliza el aborto.Y la realidad es que el aborto nunca puede ser un derecho, más bien es una violación a la vida humana. Cualquier país que acepte el aborto no está enseñando a su gente a amar sino a usar la violencia como un medio para conseguir lo que desea y evadir responsabilidades. Apoyar el aborto es estar a favor de asesinar un ser humano inocente e indefenso, olvidando que dentro del vientre de la madre hay un ser único e independiente. Mi oposición al aborto es total, pero quiero contarles que esta ley autoriza el aborto sin condiciones hasta la semana 14 del embarazo. ¿Y sabés a quién están permitiendo asesinar?
A una persona a la que ya se le diferencian todas las partes de su cuerpo y de su rostro. La cabeza del bebé es ahora casi la mitad de su tamaño total, sus ojos y sus orejas ya se han situado en su posición final y, como novedad, aparecen las cejas y los primeros pelos de la cabeza. El sistema muscular del feto está más desarrollado y sus músculos faciales le permiten abrir la boca, simulando un bostezo, chuparse la mano y hacer muecas. Aparecen los labios en la boca y la lengua empieza a tener papilas gustativas. Las cuerdas vocales se sitúan dentro de la laringe, el cuello y los brazos se alargan para proporcionarse con respecto al cuerpo. En fin, el aborto es la mayor tragedia que la humanidad ha vivido en los últimos años, principalmente porque para que exista, tiene que haber una madre que preste su consentimiento voluntario, una madre que solicite que alguien mate al hijo que lleva en su interior.
Sin duda no se pueden desconocer los problemas que surgen frente a un embarazo no deseado o inesperado, las dificultades físicas y psíquicas que conlleva tanto para la mujer embarazada como para su familia, pero esto nunca puede ser motivo que valide matar a un niño inocente. Estoy convencida de que las soluciones a estas situaciones de embarazos no se encuentran en decidir por la opción no nacer, sino que trabajando en conjunto, el Estado y las organizaciones del tercer sector, se pueden generar políticas públicas que se enfoquen en el cuidado del embarazo y la familia.
Si logramos aprobar el proyecto presentado y sumar al calendario oficial la fecha del Día Municipal del Niño por Nacer, será un comienzo para no quedarnos en palabras y poder accionar en beneficio de los más vulnerables, tanto mujeres embarazadas como sus bebés por nacer. Dentro de la Ordenanza presentada, propongo la realización de actividades con el objeto de visibilizar la importancia de los controles prenatales, la alimentación adecuada y suficiente para las mujeres embarazadas, de velar por este derecho e informar a la sociedad sobre los diversos cuidados que favorecen la vida del niño por nacer. No necesitamos el ofrecimiento de la muerte, sino una ruta de la vida.
Hoy es un día para celebrar, recordar y reafirmar. Celebrar la vida desde la concepción; recordar que cada vida humana tiene dignidad, siendo única e irrepetible; reafirmar que el derecho a nacer sea eso, un derecho, y no un privilegio.
Nacer o no nacer, esa es la cuestión. Elijo nacer. Elijo promover siempre la cultura de la vida, comenzando por la del niño por nacer. Elijo levantar la voz por quienes no tienen voz.
(*) Concejal de Vamos Juntos General Pueyrredon.
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