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Río 2016 19 de agosto de 2016

Nadadores estadounidenses inventaron un asalto tras una noche de descontrol

El nadador estadounidense Ryan Lochte.

El nadador estadounidense Ryan Lochte y tres de compañeros que participaron en Río 2016 inventaron un asalto a punta de pistola para justificar los excesos de una noche de juerga que terminó con destrozos en una estación de servicio cercana a la villa olímpica.

Lochte, James Feigen, Gunnar Bentz y Jack Conger dijeron haber sido víctimas de un asalto a punta de pistola por hombres que vestían uniformes de policía tras salir de una fiesta en la madrugada del pasado domingo.

Tras la investigación, se demostró que el asalto nunca existió y los deportistas, en el foco de la tormenta por estas horas, podrían llegar a ser acusados de falsa denuncia y destrozos en la vía pública.

Los deportistas acudieron a una fiesta en el barrio de la Lagoa, donde habrían estado con tres mujeres jóvenes y, antes del regreso a la villa olímpica, en Barra de Tijuca, tomaron un taxi y pararon en una estación de servicio.

Los deportistas estaban bebidos y alterados, según los testigos, y realizaron destrozos en el baño y otras instalaciones, lo que obligó a los empleados a intervenir y avisar a la policía militar y a los guardias de seguridad. Tras un enfrentamiento, uno de los guardias sacó una pistola para detenerlos.

Finalmente, pagaron 20 dólares y 100 reales (unos 33 dólares) por los destrozos, subieron al taxi y regresaron a la villa olímpica, según relató el jefe de la policía.

La investigación policial y las imágenes de los vídeos confirman que no existió asalto alguno. Además, las declaraciones del jueves ante la policía brasileña por dos de los nadadores involucrados, Gunnar Bentz y Jack Conger, ratifican las conclusiones de la investigación.

La justicia prohibió el miércoles la salida del país de los cuatro deportistas, pero Lochte ya había viajado a Estados Unidos.

El escándalo provocó gran reacción en las redes sociales y en Estados Unidos se multiplican las críticas contra Lochte, el más popular y considerado el “cerebro” del invento de asalto, ya que fue el que hizo pública esta versión.