Interés general

“Nadie ha asesinado a un varón en nombre de la revolución feminista”

Asegura que vivimos “una nueva ebullición” en torno a las reivindicaciones de los derechos de las mujeres. No olvida a las históricas luchadoras feministas y explica por qué “es muy malo” el tratamiento que hacen los medios masivos de las cuestiones de género. No obstante, se define optimista: "Las mujeres hemos logrado ocupar un lugar importante en la agenda pública".

Esta es la revolución más larga y más pacífica, también la más intensa, tenemos nuestras heroínas y nuestras caídas en el camino, pero nadie ha asesinado a un varón en nombre de la revolución feminista, el siglo XXI es el siglo de las mujeres”. Así lo entiende Liliana Hendel, psicóloga, periodista feminista, autora del libro “Violencias de género, las mentiras del patriarcado” (Paidós) y cofundadora de la Red de Periodistas con Visión de Género (RPCVG).

Consultada especialmente por LA CAPITAL en vísperas del Día de la Mujer y del Paro Internacional de Mujeres, Hendel analizó este presente de la Argentina, en el que el movimiento de mujeres organizadas es verdadero protagonista al dar pelea por el aborto, copar los programas de la tarde, armar campañas en las redes sociales, llenar las calles con marchas, alertar sobre los machismos y micromachismos de famosas y famosos, llamar la atención sobre los femicidios y un largo etcétera. Se entiende: al hablar de mujeres es imposible dejar de hablar de un colectivo diverso en el que están lesbianas, travestis, transgéneros, trans, bisexuales, gays y mujeres heterosexuales.

“Creo que estamos en una nueva ebullición”, destaca Hendel. Y, con gran claridad, explica: “Cada tiempo histórico ha tenido sus propios instrumentos y sus propias herramientas y el siglo XXI y el final del siglo XX nos trae internet como una herramienta que ha sido fundamental para la visibilidad de los derechos nunca considerados de las mujeres. Creo que estamos en un momento de gran ebullición y creo que esa ebullición se la debemos a la globalización, porque nos potencia enormemente”.

Redes sociales mediante (Facebook, Twitter, Instagram, WhatsApp más mails, páginas web, hashtags y viralizaciones varias), las feministas argentinas pueden entrar en contacto con las estadounidenses, protagonistas en sus tierras de una gran lucha contra las políticas de Donald Trump, o con las mujeres musulmanas defensoras de sus derechos, o –sigue Hendel- “entrar en contacto con las de Africa, con las feministas de clases medias europeas, con las rurales y las de los pueblos originarios, ésto ha sido posible porque tenemos un sistema de comunicación que nos permite en diez minutos grabar un video o una entrevista” o denunciar acosos o violaciones, entre otras cosas.

“Estamos en ebullición”, repite y agrega que semejante efervescencia también se debe a la existencia de material de lectura que analiza y enciende el debate. “Tenemos más información teórica, porque a partir de la segunda década del siglo XX las mujeres que pudieron acceder, por fin, a las academias pudieron empezar a pensar teóricamente en algunas cuestiones que hasta ese momento se vivían en la práctica, aquellas hermanas ancestrales sabían que no tenían derechos pero había poca conceptualización teórica”, explica.

Pionera en llevar la visión de género a ciclos televisivos masivos, como el recordado “Buenas tardes mucho gusto”, Hendel no pierde de vista que este momento crucial es hijo de otros muchos momentos históricos. “El movimiento de reivindicación de derechos de las mujeres no es una novedad, eso es lo que me importa mucho aclarar: en la Revolución Francesa estuvo Olympe de Gouges, en la Revolución Rusa Alejandra Kollontai, Virginia Woolf en Inglaterra, las sufragistas que marcan una época importante, es decir, las reivindicaciones de las mujeres son históricas”, contextualiza.

¿Cómo se traslada, cómo se refleja este nuevo panorama social del colectivo de mujeres en los medios de comunicación?, es la pregunta. “Hemos logrado ocupar un lugar importante en la agenda pública”, responde la escritora, aunque observa que “el tratamiento en general es muy malo”.

Y detalla: “El tratamiento es prejuicioso, apela a estereotipos que básicamente nos dañan a las mujeres porque intentan producir una cosa homogénea, eso de que deberíamos ser todas buenas, comprensivas, intuitivas, y en contraposición los varones son todos sacados, que por celos matan y hay una figura legal como la emoción violenta que, además, los encubre”.

Asimismo, “el tratamiento es muy malo porque no recurre a las fuentes adecuadas, es decir no recurre a especialistas interdisciplinarios o multidisciplinarios con formación en derechos humanos que hagan foco en las mujeres, a pesar de que los hay y las hay y a montones”, explica. En cambio, observa que los medios de comunicación masivos “recurren a fuentes policiales, o personajes del Estado que no necesariamente están bien formados o a psicólogas o psiquiatras que son un desastre”.

Hendel recuerda que en Argentina existen dos redes de periodistas especializados en temas de género. “Una es la Red Par (Periodistas de Argentina en Red) y la otra es la Red de Periodistas con Visión de Género (RPCVG). La Red Par es pionera, yo fui una de sus fundadoras y luego con Silvina Molina armamos la otra red, es decir hay muchas y muchos periodistas muy bien formados en el país, sin embargo en los grandes medios de alcance nacional habrá una o dos tres como mucho”. Como dato de la coyuntura nacional, la especialista destaca que “la precarización del periodismo en esta gestión hizo que se saque de la pantalla y del aire sobre todo a los y las feministas”.

La especialista sabe que las mujeres “hemos ocupado los titulares (y las pantallas) de los medios solo como víctimas, asesinadas, violadas, golpeadas, algo que es cierto”. Pero pide agregar otro enfoque: “También es cierto que estamos juntas, que superamos todos los obstáculos, que vamos a disolver el sistema judicial para que deje de ser patriarcal y todo eso lo vamos a hacer unidas y cantando, como lo hemos hecho en los últimos años, y lo vamos a hacer teniendo en cuenta nuestras diferencias. Y probablemente ésa sea la clave de nuestro éxito”.

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