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El Mundo 26 de marzo de 2023

Ni en Río ni en San Pablo, la mayor favela de Brasil está en Brasilia

Sol Nascente, un distrito humilde con 32.081 viviendas, es en la actualidad la mayor favela del país, superando a la famosa Rocinha, en Río de Janeiro.

Vista general de la favela Sol Nascente, cerca a Brasilia. Foto: EFE | Andre Borges.

Por Alex Mirkhan y Waldheim Montoya

BRASILIA.- Los brasileños fueron sorprendidos cuando el Gobierno anunció que la mayor favela del país está localizada en la capital, Brasilia, a tan solo 35 kilómetros del eje del poder y no en Río de Janeiro o San Pablo como siempre fue.

Las favelas, un retrato de la desigualdad y la miseria de muchas ciudades brasileñas, han sido asociadas casi siempre a Río de Janeiro por los violentos operativos policiales que acaparan las portadas de los medios de comunicación y dejan un alto número de muertos civiles.

En un informe preliminar del Censo 2022, el Instituto Brasileño de Geografía y Estadística (IBGE) apuntó que Sol Nascente, un distrito humilde con 32.081 domicilios, es en la actualidad la mayor favela del país, superando a la famosa Rocinha (30.955), en Río de Janeiro.

La lista de las cinco mayores favelas de Brasil la completan Rio das Pedras, con 27.573 habitantes, en Río; Beiru Tancredo Neves, en Salvador (20.210), y Heliópolis, en San Pablo (20.016).

El presidente del IBGE, Cimar Azevedo, explicó que el Censo 2022 consideró como favela a toda ocupación que se originó a partir de asentamientos de forma “precaria”.

“No somos favela, somos ciudad”

La noticia sorprendió hasta a los propios líderes locales, como el administrador regional Cláudio Ferreira Domingues, una especie de intendente comunal nombrado en el cargo por el Gobierno del Distrito Federal.

“Nos sorprendió porque decir que Sol Nascente es la mayor favela y que superó a Rocinha es no conocer la ciudad. Tenemos saneamiento básico y todos los servicios públicos”, dijo a EFE Domingues.

Y es que en Brasilia la pobreza ha sido históricamente un problema reducido y menos visible que en otras ciudades del país, como Río y San Pablo, donde la población sintecho ha crecido dramáticamente, especialmente después de la pandemia de covid-19.

No obstante, Domingues admitió que existen algunas zonas “críticas” en el barrio que sí son de invasión, incluso ocupando puntos de “preservación ambiental”, y carecen de algunos servicios.

El gobernador de Brasilia, Ibaneis Rocha, también discordó de la categorización de Sol Nascente como “favela” y alegó en un acto el pasado 21 de marzo que ese barrio popular es una “ciudad constituida, con obras en ejecución y un proceso de regularización que avanza a cada momento”.

Sol Nascente comenzó a ser construida de forma “irregular”, como apunta Domingues, en las haciendas de Ceilândia a finales de los años noventa y en 2019 adquirió el estatus de región administrativa, como son denominadas las localidades del Distrito Federal de Brasilia.

El líder comunitario Edson Lopes explicó a EFE que, a pesar de un comienzo como barrio de invasión, con servicios de energía y agua a partir de conexiones ilegales, la mayoría de terrenos de Sol Nascente fue legalizada con el paso de los años.

“Sol Nascente es ahora una gran ciudad”, con 150.000 habitantes y “problemas de seguridad” como cualquier urbe en desarrollo “también los tiene”, subrayó Lopes.

Las lluvias, el enemigo

A pesar de la cobertura de servicios públicos y saneamiento básico y del bajo índice de criminalidad comparado con otras favelas del país, la comunidad reclama de las autoridades más atención frente a problemas ocasionados cada año por las lluvias.

“Nuestro mayor problema es la lluvia. Cuando llueve los escombros quedan esparcidos y las personas, los motociclistas y los automóviles se estropean. El alcantarillado no soporta más y el asfalto se daña”, comentó a EFE Aline Correa Silva, ama de casa.

Sol Nascente tiene entre sus habitantes funcionarios públicos y personas con un nivel educativo y condiciones de vida mejores que otros de sus vecinos, que dependen de los subsidios otorgados por el Gobierno para subsistir.

“Recibía 1.200 reales (230 dólares mensuales), pero tuve que buscar prestado para pagar la cuenta de luz y ahora solo recibo 730 (140 dólares)”, lamentó Maria das Neves Soares, de 69 años y habitante de Sol Nascente desde 2000, cuando fue inaugurada la favela, ahora la mayor de Brasil, aunque sus líderes renieguen de ello.

EFE.