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Arte y Espectáculos 3 de marzo de 2018

“Ni la edad ni el idioma son una barrera, la música es universal”

El músico Mario Parmisano habló de los vínculos entre el tango y el jazz y de cómo se activa la química al conocer nuevos músicos.

Mario Parmisano.

“Sin dudas Horacio Salgan fue un pianista y compositor de tangos con la mayor influencia jazzística”, dijo Mario Parmisano, ex pianista de Al Di Meola, quien estuvo recientemente en Mar del Plata para acompañar a los músicos Jorge Oss, Sebastián Peycere, el marplatense Ezequiel Valdez, Ricardo Pellican y Rafa Nasta. El seleccionado de artistas se presentó en el escenario de Dickens, durante los últimos días de febrero.

Pianista de jazz y tango, Parmisano opinó que al jazz le “falta difundirlo para culturizar musicalmente”, aunque consideró que “no es necesario saber de jazz” para acercarse al género. “Hay que darle la oportunidad a que la gente decida, he tocado con mi trío hace unos años en Salta, en la plaza principal de la ciudad e hicimos tango fusionado con jazz y hubo quince mil personas que nos escucharon durante dos horas, fue una ovación tremenda y eso fue en la cuna del folclore, lo que falta es darle la posibilidad a la gente para que escuche música de mejor calidad”, resaltó el también compositor.

En Mar del Plata, durante el show interpretó standards de jazz, temas de autores como Chick Corea, Herbie Hancock, obras de Piazzolla, del mismo Ezequiel Valdez y otros del nuevo disco de Parmisano.

– ¿Cada repertorio se construye de acuerdo a los músicos con los que vas tocando?

– Es lo mejor, todos los músicos tenemos influencias y estilos distintos, pero hay un punto de encuentro en donde “fusionamos” perfectamente.

– Tenés mucho recorrido con el tango, ¿encontrás algún vínculo entre tango y jazz?

– Por supuesto, son muy similares en sus orígenes, ambos vienen bien “de abajo” y se formaron en ambientes, si se quiere “marginales”, el arrabal y la cuenca del Mississippi tenían algo en común, era la música de la gente de esos lugares y hoy evolucionaron a tal punto que se puede tocar tango y jazz en los mejores teatros del mundo.

– ¿Te estimula conocer a nuevos músicos? ¿Supone un desafío mixturar tu experiencia con la de otros, incluso más jóvenes?

– Es como charlar con alguien que recién conocés, pero a su vez, puede suceder que en cuestión de minutos sientas que lo conoces de toda la vida. A veces sucede: en estos últimos veinte años tuve la posibilidad de compartir escenarios y grabaciones con los músicos más emblemáticos del jazz mundial, de hecho una de las últimas bandas que integré junto a Al Di Meola había un percusionista de Marruecos, un baterista húngaro, Al de Estados Unidos y yo de Argentina y esto sucedió muchas veces, con músicos de Armenia, Israel, Venezuela, Cuba, Puerto Rico, en fin, el grupo se llamaba World Sinfonía y ni la edad ni el idioma son una barrera, la música es universal.



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