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Arte y Espectáculos 6 de agosto de 2021

“No se sabe qué tiene que tener una canción, sino ya habría computadoras haciéndolas”

Creador de hits que envuelven a varias generaciones, Coti cuenta cómo es esto de componer, lograr éxitos y atravesar el tiempo. Un músico que está siempre "al pie del cañón" y que no sabe de fórmulas. Junto a su banda Los Brillantes cantan este domingo en Gap.

 

“No me siento un buen entrevistado”, dispara Coti. Lo dice a propósito de la pregunta: ¿cuál es tu mejor canción? “No le encuentro la utilidad a dar una sentencia, no me lo puse a pensar, quiero sentirme un poco libre de pensar si todas mis canciones son buenas o todas son malas“. El músico y creador de tantísimos éxitos -“Me muero de amor”, “Nada fue un error”, “Te quise tanto”, “Color esperanza”, “Luz de día” y “Quitapenas”, por mencionar solo algunas- se presentará este domingo 8 en Mar del Plata.

Junto a su banda Los Brillantes repasará lo mejor de su cancionero en el escenario de Gap (Constitución 5780). Cantará “un repertorio que pasea por toda la discografía”. Y explica: “Vamos a repasar todos los temas históricos, incluso temas nuevos, los últimos que estuvimos mostrando”.

Entrevistado por LA CAPITAL, el músico que nació como Roberto Fidel Ernesto Sorokin, en alusión a Roberto Carlos, Fidel Castro y Ernesto “Che” Guevara, dice que su oficio de músico le arrojó una sentencia simple: es inasible aquello que convierte en éxito una canción. “No hay fórmulas”, repite. “No es dos más dos cuatro”, sigue.

 


 

Coti Banda Sorokin

Los Brillantes, su banda.


 

Más bien, dice que se trata de “una combinación de muchas cosas”, pero seguro “no es matemático, sino habría aplicaciones que harían canciones y sin embargo no las hay”. “Para cualquier aplicación sería muy fácil crear un software que haga una canción. Hay algo que es lo más importante y es que no se sabe qué tiene que tener una canción, sino ya habría computadoras haciéndolas”.

-Pero algún secreto debe tener hacer un hit…

-No hay un secreto ni hay una fórmula, yo hago la música que siento, que me gusta. Hay canciones que tienen más repercusión que otras, pero no siento que haya una fórmula. Voy haciendo lo que siento, y soy un amante de la canción popular. La verdad es que no le encuentro mucha explicación, tiene que ver con el trabajo, con la inspiración, es una mezcla de cosas, porque hay muchas canciones mías que no son conocidas, sino serían todas conocidas y no es así. Me parece que hay ciertas cosas que uno escribe que tienen trascendencia, no sé, no tengo una explicación, es medio mágico todo.

-¿Cómo evitás que una canción se parezca a otra?

-Eso es un trabajo: cuando me sale algo, cuando algo me gusta mucho, enseguida apelo a la memoria para ver si no tiene que ver con una canción que ya hice o con una canción de otros o con una canción que está en el inconsciente.

-¿Tenés memoria de todas las canciones que hiciste, te las acordás?

-No, ni mucho menos, de repente me sorprende alguna canción que hice en algún momento. Por ahí la escucho y ni me acordaba y está buenísimo, porque es tomar una distancia que está bárbara.

-¿Cuántas canciones hiciste, las tenés contabilizadas?

-No, la verdad que no, pero son muchas.

-¿Qué es lo que nace primero, la melodía, la poética, la frase?

-Yo trato de poner letra y música casi a la vez, intento eso, y digo intento porque no siempre me sale. A veces aparece una melodía e intento enseguida ponerle palabras, o viene una palabra e intento enseguida ponerle una melodía. La construcción trato de hacerla desde ese tejido, como si fuera un hilo en la mano derecha, un hilo en la mano izquierda e ir entretejiendo entre la letra y la música e ir entretejiéndola para que el equilibrio sea, no me gusta la palabra perfecto, pero que sea… emotivo, que transmita, que funcione.

-¿Te preocupa lo que decís, la palabra, el sentido?

-Es que si no le diera bola nadie escucharía mis canciones, por supuesto, es parte fundamental, te diría que hasta le pongo más energía a lo que estoy diciendo o a cómo lo estoy diciendo, al qué estoy diciendo que a otras cosas… es lo más importante. Las canciones te dicen algo, al oído, al corazón, al pecho, al alma, algo están diciendo porque por algo se mantienen vivas desde hace veintipico de años. Es imposible que eso ocurra si un compositor no da bola a lo que está diciendo.

 


Escuchá La Chica de la Esquina Rosada acá:


 

-¿Cómo nutrís lo que decís, sos lector?

-Sí, sí, claro, la única manera de tener algo para decir es sacar de adentro y meter algo adentro. Es nutrirse, no hay manera de aprender, no hay manera de poder decir cosas, de poder expresarse que nutrirse en música, en letra, en canciones, en literatura, en poesía.

-¿Qué leés?

-Poesía, novelas, de todo un poco, los escritores americanos, españoles, argentinos también, la verdad que no tengo un género, soy más de autores, son más artistas, no de géneros. En la música es lo mismo, escucho a músicos no a géneros. Siempre leo a Borges, estoy leyendo todo el tiempo a Borges, en diferentes registros, cuentos, o ensayos, o en poesía, a Melville, a Scott Fitzgerald, a García Márquez, a Paul Auster. Creo que mi favorito es Borges, si tengo que nombrar a uno, porque casi siempre vuelvo a él, vuelvo de leerlo, a releerlo, tengo de cabecera varios libros, unos chiquitos que me llevo siempre conmigo. Soy muy fan de su obra.

-Borges es un universo siempre abierto.

-Siempre le encontrás algo, y creo que con la música y con las canciones pasa lo mismo. Para que se sustenten en el tiempo, a las canciones siempre le tenés que encontrar algo nuevo, algún recoveco que antes no le habías encontrado y eso hace que una canción sea, yo creo, escuchable en una primera instancia pero después con el tiempo le vas descubriendo otras cosas, otras interpretaciones, otros contextos, otra profundidad, que tenga muchos niveles de percepción, de análisis. Creo que en cualquier disciplina artística pasa un eso.

-¿Te marcó llamarte Roberto Fidel Ernesto? Son tres nombre con peso histórico.

-No sé si me marcó el nombre, me marcó la educación de mis padres. Y los nombres son parte de la educación de mis padres, quizá sí, porque uno se pregunta de dónde viene eso. Tiene que ver con que tengo a mis padres vivos, presentes y hablo mucho, es parte de la educación que ellos me dieron. No creo que me hayan condicionado, condicionado no es la palabra, que me hayan direccionado a pensar, a ver, a evaluar o a sentir las cosas de una determinada manera.

-¿Fue difícil consolidar este presente, formar tu público?

-Por supuesto que es difícil pero la consolidación es dinámica, no se si está consolidado, porque el público va cambiando, va rotando, hay nuevas generaciones que se están volcando a mi música y que me van conociendo. Desde hace veinticinco años que vengo sacando discos y que me sigo manteniendo vigente. Siempre me preguntan “¿estás en tu mejor momento?”. Yo siempre me sentí en mi mejor momento, pero porque para mi el éxito es esto, es hacer mi música, mis conciertos y mis discos y que haya gente que los quiera escuchar. La realidad es que hace muchos años que me siento vigente y trabajo mucho para eso. Llevo veinte años mostrando canciones y la gente las escucha, no es lo mismo que tener un éxito, aparecer y desaparecer mañana y que nadie sepa quién sos. Esos son los beneficios que te da el tiempo y que no te lo puede dar otra cosa, siempre y cuando te mantengas ahí, al pie del cañón.



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