Lucas Sánchez sufrió graves lesiones por el demencial ataque a tiros en el que murió su padre. Su vida quedó suspendida ahora en un cuarto de hospital, vida a la que se aferra para recuperarse lo antes posible. Rodeado de su familia busca salir de un cuadro severo por el disparo abdominal que le afectó el páncreas y le dejó complicaciones medulares que ponen en riesgo su futura movilidad.

“Como familia nos estamos enfocando al 100% en mi hermano y a darle ánimo, en su recuperación. Se sabe que hay daño medular, le explicaron a él algo como que existen daños estables o inestables, pero por suerte el caso de él hay como una leve esperanza”, dice Mónica, en contacto con LA CAPITAL.

“Los médicos están concentrados en la situación de la cirugía, no nos han dicho todavía con certeza si él va a poder caminar, si hay un tratamiento posible o cuál es el rango de daño que ha quedado. Toda esa información no la tenemos. Lo principal fue la cirugía del abdomen y que su situación sigue delicada en ese sentido”.

Lucas había salido ya del revés que le había dado la vida en la pandemia, al morir su madre. Le había costado dejar atrás ese dolor y había empezado a proyectarse. “Mi hermano es un chico supertranquilo, de casa -agrega Mónica-, y había comenzado a trabajar hace poco, después de transitar una depresión muy grande después de que mi mamá falleció en la pandemia. Recién este año estaba empezando a rehacerse, con su novia, con su trabajo en atención al público y estaba animado, había empezado a tener proyectos. Estábamos viendo en él ya un proyecto lindo de vida. Y eso ahora quedó trunco. No sabemos cómo él va a seguir, esa es la realidad”.
La evolución clínica es hora a hora, día a día. No se trata de un panorama sencillo ni mucho menos. Lo explica Mónica: “Mi hermano está estable, está despierto, está lúcido. Los médicos están enfocados en preservarle la vida. En el orden de prioridades, se le ha hecho una cirugía a raíz del recorrido de la bala, ya que tiene tres órganos implicados muy sensibles. Está entubado, pero igual respira por sí mismo. Tiene distintos drenajes y no está comiendo. Lo único que había podido empezar a comer era gelatina y yogur y ahora se cortó eso. Es que justamente le hicieron una intervención, estuvo en el quirófano para poder drenarle una infección que tenía que le estaba generando mucha fiebre”.

Lucas está lúcido se lo ve con ánimo para la lucha. Y es consciente de su entorno. “Ayer lo que me dijo mi hermano fue: ‘Yo sé que ustedes vienen, me muestran la mejor cara, pero sé que están hecha mierda por dentro’. Pero bueno, tratamos de darle ánimos a él, para que pueda pueda recuperarse y seguir”, dice Mónica.

En relación a los involucrados en el hecho, Mónica asegura que no hay tiempo que perder en venganzas o cosas por el estilo. “No tenemos ese sentimiento contra los detenidos, que irán a la cárcel a tener la vida que se merecen. Toda la energía está puesta en mi hermano”, señala.

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