En esta columna nos hemos referido en alguna oportunidad a gente que, tal vez sin practicar ninguna disciplina deportiva, estuvo o está ligada al deporte. Nos ocupamos alguna vez, por ejemplo, de los fotógrafos y camarógrafos que, por su profesión, "capturan" y guardan mucho de la historia deportiva de la ciudad. Hoy el tema tiene relación con los boleteros de los distintos escenarios, pero dedicado a quienes hemos conocido en el ambiente boxístico.

Cada uno de ellos tiene o ha tenido historias para contar. En esta oportunidad elegimos a Eduardo Manuel Villar, que ha cumplido más de medio siglo en esa función y todavía sigue en carrera.

Haciendo historia

Uno de los primeros boleteros del Estadio Bristol que viene a mi mente es Ramón Yarnoz, aquel futbolista que jugó en Nación y después siempre en Independiente como wing izquierdo. Era en los tiempos de Juan Pathenay. Pero en diciembre de 1959, Villar, junto a Enrique Pedro Parnisari, "debutaron" en la boletería del Bristol y allí estuvieron hasta que ese estadio se cerró.

Villar, que continúa en la brecha, no así Parnisari, nos contaba de sus andanzas como boletero. "Después de Pathenay, se agregó Tito Lectoure con las temporadas de 'El Luna Park veranea en Mar del Plata'. Cerrado el Bristol pasamos al CEF, con la dupla Barrionuevo-Livera. Enrique y yo hicimos todas las boleterías de 'El Luna Park veranea en Mar del Plata'; en invierno seguimos con Barrionuevo y Livera y además de los escenarios locales trabajamos en festivales de boxeo que ellos organizaron, por ejemplo, en Villa Gesell, Pinamar, Mar del Ajó, Madariaga, Necochea, Tandil, Olavarría, Vidal, Pirán, Rauch...En 1994, quedando solo en esas funciones, trabajé hasta el 2000 aquí para la FAB y en los festivales que organizaron Ever Agüero, Héctor Dipilato y Norberto 'Titi' Longo en las tres peleas por el título mundial de Luis Lazarte".

Los abonados, las reservas

Del anecdotario de Villar surgen detalles más que interesantes. "Hubo personas 'abonadas" que tenían siempre sus entradas reservadas, como el recordado Juan Cutillas, Francisco Marzábal, Silvestre Gherbi, Orlando Covelli, el también empresario Tersaga, éste cuando peleaba 'Uby' y tantos otros. En tiempos de "El Luna veranea...' había no menos de 160 ring side reservados por festival. Hubo algunos personajes también... Nosotros, con Enrique, teníamos siempre su entrada reservada. Lo llamábamos "el enfermero". Nunca conocimos su nombre, pero al final nos enteramos que era el portero de un edificio. Era tan consecuente con el boxeo que hasta le entregamos una medalla".

"Peo no creas -continuó- que todo siempre fue bien. Hubo épocas duras, muchos festivales en los que se perdía plata y nosotros no cobrábamos...Nos arreglábamos con las propinas".

Esto es parte de la historia de los "boleteros" del boxeo, a quienes les debíamos una evocación en esta columna de LA CAPITAL. Y nada mejor que personalizarla en Eduardo Villar, "el boletero infinito", que comenzó en 1959 y se mantiene firme hasta hoy.