El año que el spa llegó hasta la playa
Varios paradores de la ciudad ofrecen entre sus servicios la posibilidad de tomarse un tiempo para el relax. Puede ser en forma de masajes, yoga o sesiones de relajación.
Antiguamente a la playa se llegaba para darse un chapuzón en el mar y permanecer horizontal por unas horas, para descansar y recargar pilas. Con los cambios de hábitos, el permanecer sobre la arena adecuó ciertas conductas y hoy son muchos los paradores que ofrecen -entre sus numerosos servicios- posibilidades de relax, ya sea en forma de masajes, yoga o sesiones de relajación.
Esta temporada se impone lo que muchos denominan "spa en la playa", un servicio premium que en algunos casos está incluido en el costo del alquiler de sombra y, en otros tiene un costo adicional con tarifas que parten desde los $50.
Las playas ya no son sólo espacios amplios de arena, con bajada al mar, que ofrecen mesas, sillas y reposeras para pasar el día al sol o refugiándose del mismo. Todas ofrecen un abanico de propuestas que van desde los deportivo hasta lo cultural, son olvidar el tema del relax.
En La Caseta enfocaron tanto para grandes como para chicos el tema del entretenimiento y, para los mayores se enfocaron en el "ocio relax o en movimiento. Con el tiempo, la gente pasó del ocio contemplativo al activo y aquí les ofrecemos las comodidades para satisfacer sus deseos", señaló a LA CAPITAL Jorge "Cuchillo" González, alma mater del parador.
Al atardecer manda el relax, con masajes descontracturantes, relajantes o ayurbédicos, mientras que las clases de yoga se imparten dos veces por semana. Y, para los más activos, la oferta "contempla clases de spinning a cargo de Pancho Mutti, que van variando de horario de acuerdo a las condiciones climáticas, pero en general se dan a las 17 y a las 18", comentó González.
"Todo cambió -añadió- pensá que antes la gente venía la playa a la mañana y no se bronceaban, es algo normal, todos los hábitos han ido mutando y nosotros nos adaptamos a eso".
En Abracadabra, desde las 15, Romina es la encargada de brindar masajes relajantes -"el más simple", aclaró-; descontracturantes, con piedras calientes o frías; cérvico-craneal -(localizado en la columna); reiki (armonización de chacras) y reflexología.
Cada masaje tiene una duración promedio de entre 40 y 50 minutos, que se pueden completar con el jacuzzi gigante con venecitas y capacidad para 15 personas con vista al mar.
El Parador Personal-Peralta Ramos programó clases de aquagym y las prácticas de yoga -jueves y domingos a las 19- a cargo de Patricia Ojer, que desde hace 20 años se dedica a impartir clases de esta práctica milenaria.
La actividad, que tuvo un crecimiento "de un cien por cien en los últimos años, sobre todo en la gente joven", analizó la instructora, está enfocada a trabajar "cuerpo, mente e interior, a través de la respiración, básicamente".
Existen diferentes clases de yoga, como hata -"es la tradicional"-; swasthya -"hace hincapié en la permanencia en las posiciones o ásanas"-; ashtanga; y iyengar, que se practica "con elementos como sogas o tacos", detalló Ojer. "No hay ningún tipo de limitación -añadió- sólo hay que tener ganas y es una actividad que no tiene ningún límite de edad, porque no es algo competitivo, el cuerpo te va marcando sus propios límites".
En tanto, Manantiales Club de Mar es el primer centro del país dedicado a la talasoterapia, tratamiento "con agua de mar que ha sido utilizado desde la antigüedad para curar múltiples afecciones", ya que es "la más rica de todas las aguas minerales y la variedad de elementos químicos, orgánicos e inorgánicos que allí se encuentran". Este spa utiliza agua de mar viva -se extrae directamente del océano, a 200 metros de la orilla- con todos sus componentes orgánicos e inorgánicos, pasando únicamente por un filtro de arena para no alterar su composición química.
Arena Beach, entre sus terrazas y piscinas, también ofrece masajes y zona de relax.
Ya en el centro, el balneario del Hermitage Hotel cuenta con hidromasaje y baños turcos al alcance de sus clientes.
