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20-02-2015

Piden juicio para miembro de una banda de secuestradores virtuales

Entre enero y abril de 2014, la banda cometió decenas de hechos. Se pudieron reconstruir 24, que les reportaron ganancias millonarias. Un joven fue detenido y ahora podría recibir una pena de 50 años de prisión. Hay otro prófugo y cuatro sin identificar.

Un hombre, acusado de integrar una banda dedicada a cometer secuestros virtuales a comienzos de 2014, podría llegar a juicio oral si prospera el pedido que la fiscal de la causa hizo en las últimas horas a la Justicia de Garantías.

El requerimiento de elevación a juicio fue interpuesto por la fiscal Andrea Gómez, después de un año de investigación durante el cual se pudieron reconstruir 24 hechos que reportaron a los delincuentes un botín millonario.

Además del imputado, que goza de una morigeración en su prisión preventiva de arresto domiciliario, está prófugo identificado un hombre perteneciente a la comunidad zíngara, mientras que de otros cuatro se desconoce todo dato.

Los secuestros virtuales que se les adjudican a esta banda fueron cometidos entre enero y abril del año 2014 y gracias a detectives de la DDI se logró, al menos, interrumpir esa maniobras extorsivas. El esclarecimiento de la operatividad del grupo delictivo no fue total, ya que apenas pudo ser atrapado uno de sus seis miembros.

Acaso el punto más resonante de esta causa sea las ganancias obtenidas por los delincuentes. De acuerdo a la suma denunciada por las distintas víctimas, esta banda obtuvo 468.700 pesos, 105.200 dólares y una importante cantidad de joyas y otros objetos de valor.

El hecho que disparó la investigación fue uno cometido el 20 de febrero de 2014, a las 4 de la mañana aproximadamente, cuando cinco hombres y una mujer desplegaron su actuación para engañar a un hombre de 66 años domiciliado en Rivas al 4500.

Uno de los delincuentes simuló la voz del hijo de la víctima y de ese modo rompió el cerco de desconfianza. Finalmente obligó al hombre a entregar dinero en efectivo y joyas. La víctima colocó en el interior de una bolsa la suma de 14.000 pesos y la  arrojó al patio delantero de su casa, de donde otro integrante de la banda la tomó y huyó.

A partir de esa denuncia, la DDI comenzó a investigar y mientras sumaban hechos anteriores no podían evitar otros que sucedían a ese tiempo. La localización de personas que perpetran este tipo de extorsiones es complicada, principalmente por el accionar evasivo. Los autores de los secuestros virtuales acostumbran cambiar de domicilio, de teléfonos celulares y de vehículos, pero esta banda dejó patrones que la policía pudo seguir: la mayoría de los hechos fueron por la misma zona.

Por ese motivo, los investigadores pudieron avanzar pero no evitar que se cometieran nuevos hechos, hasta que tuvieron pruebas suficientes para allanar un domicilio y detener a uno de los miembros de la banda.

El modo de operar

Para la fiscal, esta banda estaba liderada por un hombre de la comunidad gitana con domicilio en Capital Federal y residencia ocasional en Córdoba. Se lo identificó como Carlos Christon y actualmente está prófugo.

Según distintas averiguaciones Christon y otro hombre -también zíngaro- realizaban "giras" por distintas partes del territorio nacional, donde reclutaban gente local y cometían los hechos. Al otro imputado, Ian Iglesias Hachmann, se lo considera una "pata" marplatense de la banda y fue por sus acciones visibles y gastos ostentosos que la policía logró localizarlo.

La organización efectuaba llamados telefónicos en horarios inusuales, para aprovechar el desconcierto de las eventuales víctimas. Las comunicaciones eran de noche, madrugada o temprano a la mañana y para esa maniobra utilizaban  aparatos móviles con chips "prepagos".

Para convencer a la víctima de que era veraz el llamado, montaban una escena ficticia, simulaban voces parecidas a los supuestos secuestrados. En esa actoral situación, los delincuentes hacían creer que el familiar de quien atendía el teléfono se encontraba en "problemas" o privado de su libertad. Entonces exigían de manera violenta dinero en efectivo o joyas para "liberar" o sacar del "problema" al falso cautivo.

Esta mecánica se desplegó en 24 ocasiones comprobadas por la policía. La primera de ellas fue el 5 de enero, contra un hombre de 86 años domiciliado en Neuquén al 200 y a quien despojaron de 5.000 dólares y 8.000 pesos.

El 5 y el 12 de enero perpetraron otros hechos, en uno de los cuales la víctima  de 73 años entregó 29 mil pesos para la "liberación de su hijo".

Los delincuentes estaban tan confiados de su accionar que el 24 y 25 de marzo tuvieron éxito en cuatro secuestros virtuales, con pocas horas de diferencia entre sí. En uno de ellos se alzaron con 150 mil pesos tras amenazar a una mujer de 67 años de matar a su hijo al que tenían secuestrado. Eran las 6 de la madrugada y la mujer juntó el dinero, joyas y otros valores, los metió en una bolsa y los arrojó en la vereda de la esquina de Saavedra y Catamarca.

Entusiasmados hicieron otros hechos: 80 mil pesos y 2.500 dólares, que un hombre de 59 años debió dejar en la entrada del Colegio Einstein; horas antes otro, contra una mujer de 68 años que fue engañada y perdió 75.000 pesos, 200 dólares y joyas en un sector próximo a Alem y Primera Junta.

El 1º de abril la estafa, el timo, la mentira les funcionó como nunca. Con gran destreza para confundir a su víctima, en ese caso un hombre de 66 años y lo obligaron a pagar 50.000 dólares en Viamonte y Castelli,

El 8 de abril cometieron también tres secuestros entre las 2 de la madrugada y las 9.30 de la mañana y fue prácticamente el final de la banda. La policía pudo cerrar el cerco y al día siguiente fue allanada una vivienda de  Giacobini 1930, cuyos los inquilinos pagaban 1.000 pesos por día. La banda la había alquilado en diciembre de 2013, a principios de marzo y en abril de 2014.

Los policías, sin embargo, debieron esperar a que los ocupantes se marcharan en dos vehículos y los interceptaron en Sáenz Peña y Fortunato de la Plaza .

Ian Hachamnn, su novia y un amigo fueron aprehendidos, pero luego se estableció que la mujer no tenía relación con la banda. El otro individuo está procesado pero ahora la fiscal Gómez pide su sobreseimiento.

Ostentación

La manera de ostentar, el dispendio y el gasto excesivo de dinero en efectivo  efectuado por Hachmann durante el tiempo en el que se cometían los delitos, llegó al punto de haber comprado un Peugeot 207 CC cuyo valor de mercado (a marzo de 2014) era de 228.000 pesos .

Además de la investigación a líneas telefónicas y a testimonios de víctimas, las erogaciones del imputado fueron claves.

No obstante la policía no pudo detener a otras personas, ya que Christon y sus cómplices lograron darse a la fuga. Cuando la fiscalía secuestró y pidió el análisis de las computadoras de Hachmann se estableció que habían sido consultados sitios de datos personales, tales como infoexperto.com.

También se confirmó el uso de un programa denominado "Datel 2000", con el cual se verifican datos filiatorios de personas individuales.

La fiscal Gómez pidió la elevación a juicio por un caso de asociación ilícita y 24 casos de extorsión. Si el imputado es considerado responsable podría recibir una condena total de la máxima permitida, es decir de 50 años de prisión.