La Ciudad

Nuevos diseños marplatenses y un aporte profesional a la sociedad

La semana pasada se recibieron 28 diseñadores industriales con proyectos que abarcan diferentes problemáticas. Un bicicleta para personas con artritis y un sistema odontológico transportable son dos de ellos.

Una bicicleta pensada para personas con artritis y un sistema de equipamiento odontológico transportable para realizar tratamientos a pacientes con dificultades motoras son dos de las nuevas creaciones de diseño que se concretaron en el último mes en Mar del Plata.

Un grupo de 28 diseñadores industriales se recibió el pasado 22 de mayo en la Universidad Nacional de Mar del Plata y entre su trabajos de tesis para cerrar el ciclo, presentaron proyectos que reflejan la creatividad de futuros profesionales surgidos de la ciudad.

Tras atravesar los últimos 14 meses en forma virtual, los diseñadores lograron su objetivo con proyectos muy cautivadores, abarcando distintas problemáticas clasificadas por la cátedra en cuatro áreas: rodados, equipamiento médico, agroindustria, náutica y tiempo libre.

Uno de los proyectos fue el de María Beroiz y surgió casi por una cuestión doméstica. Dos integrantes de su familia tienen artritis reumatoidea y cada vez que andan en bicicleta, sienten molestias en algunas articulaciones. Ese fue el disparador para la creación de “Fluya”.

“Es una bicicleta que aspira a mejorar la comodidad y la amortiguación de impactos, para reducir los dolores en el usuario. De esta forma, las personas que padecen de tal enfermedad, podrán disfrutar dicha actividad sin padecer molestias”, explicó la creadora.

Si bien esta bicicleta fue diseñada para usuarios con artritis, no quita la posibilidad de ser usado de forma universal por todas las personas.

Las características

Se desarrolló un agarre ergonómico compuesto de tres piezas; un agarre horizontal, uno vertical y un soporte articular, que brindan versatilidad en el uso y un apoyo óptimo de la muñeca. Además, la bicicleta contiene respaldo para otorgar comodidad en la zona lumbar.

“La fabricación de esta bicicleta se abordó en torno al eje de sustentabilidad. Por un lado, se buscó emplear tecnologías que sean poco nocivas para el medio ambiente, tales como la utilización de caños de acero reciclado. Y además, que por otro lado contribuya al ámbito social, al ser un producto que puede ser fabricado, en su mayor parte, por cooperativas locales”, explicó Beroiz.

Sistema transportable

Otro de los proyectos fue el de un sistema de equipamiento odontológico transportable y su origen tiene que ver con la pandemia: fue una de las ramas de la medicina más afectada por los meses de aislamiento.

El proyecto tiene por objetivo el desarrollo de un sistema de objetos dirigido a profesionales con la necesidad de realizar tratamientos odontológicos a personas con dificultades motoras o cognitivas en su residencia.

“Por eso se buscó desarrollar un producto que pueda ofrecer una asistencia a pacientes que requieran una atención odontológica en su residencia, ya sea por poseer limitada movilidad, dificultades cognitivas o por ser pacientes de riesgo que no se quieren exponer a un consultorio”, contó Victoria Silberman, la creadora.

Gracias al desarrollo de este nuevo proyecto se podrá brindar tratamientos tanto de baja como de media complejidad. Por otro lado, el profesional podrá disponer de todos los elementos odontológicos esenciales para los procedimientos.

Se apuntó a desarrollar un sistema de objetos modulares, que se puedan encastrar entre sí para facilitarle la tarea al profesional a la hora de transportar el equipamiento.

“El producto brinda mayor flexibilidad y oportunidad laboral, ampliando la cantidad de pacientes que el profesional puede atender fuera del consultorio. Desde la perspectiva del paciente, se beneficia al evitar traslados y poder resolver su salud odontológica en el bienestar de su residencia”, profundizó la creadora.

Satisfechas con el resultado obtenido, María y Victoria destacaron que la carrera les brindó “muchas herramientas y ofrece un campo de acción ilimitado, abarcando distintas áreas, mobiliario, electrodomésticos, agroindustria, automotriz, entre tantos otros”.

“El diseño industrial busca dar respuesta en términos formales y objetuales a las exigencias de un contexto determinado. Aspira a facilitar la vida de las personas en su entorno, adaptándose a él desde lo funcional y productivo, hasta lo morfológico”, coincidieron.

Además, agregaron que durante la pandemia, con las herramientas adquiridas en los años años de estudio, iniciaron un emprendimiento llamado “Bravo” (@somos.bravo), donde diseñan fundas de notebook, materas y otros productos funcionales.

“Estamos contentas que en menos de un año superamos nuestras expectativas proyectadas, sin embargo seguimos en un aprendizaje constante, buscando mejorar día a día”, afirmaron.

“Un mundo diseñado es un mundo mejor”

El proyecto de graduación (orientación productos) es la última materia de la carrera de Diseño Industrial.

El objetivo es que los estudiantes puedan plasmar todos los conocimientos adquiridos a lo largo de su recorrido académico en un proyecto que proponga innovaciones y un aporte profesional a la sociedad.

En ese marco, cada año, unos 30 estudiantes cursan la materia y van superando cinco instancias previas de evaluación, proponiendo, desarrollando y ajustando sus trabajos hasta el momento de la presentación final, un verdadero evento académico-social donde la formación universitaria adquiere toda su relevancia.

La cátedra está dirigida por Alan Neumarkt, acompañado por Ignacio De Schant, Cecilia Bastida y Luciana Fernández Laffont, quienes conforman un equipo docente con gran trayectoria, certificando profesionales en la ciudad desde 1994.

“El diseño industrial es una profesión muy transversal. Estamos entrenados en el trabajo interdisciplinario, comprendemos tecnologías de producción, manejamos las variables de la forma, optimizamos la función y prefiguramos la relación del ser humano con el objeto”, le explicó a LA CAPITAL Alan Neumarkt.

El titular de la cátedra consideró que los trabajos de estudiantes “demuestran su alto nivel de preparación y su versatilidad para encarar la vida laboral”.

“Cualquier industria no debería dudar en tener un diseñador. Obtendrán resultados sorprendentes, innovación, calidad, ahorro de costos. Como me gusta decir: un mundo diseñado es un mundo mejor”, finalizó.

Otros de los proyectos fueron el de un dron acuático, recolector de residuos (Sofía Fortini), un cultivador por arrastre con motocicleta (Maximiliano Pérez Campos), juegos de estimulación sensorial en parques (Micaela Borlandelli), embarcación para limpieza marina (Marina Rizzi).

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