Arte y Espectáculos

Obra de teatro evita “el plano dramático y trágico que impone el Alzheimer”

El dramaturgo Mario Carneglia estrenó "Migraña, lindo nombre para una araña", sobre uno de los males actuales. Además, anticipa la llegada de otra de sus piezas, "La mujer maravilla".

 

Con varios proyectos entre manos, el dramaturgo y director teatral Mario Carneglia acaba de estrenar “Migraña, lindo nombre para una araña”, unipersonal con Lucila Iriarte que regresará este sábado a las 21 al escenario de La Maga Casa de Teatro (Jujuy 1771).

En tanto, pule los personajes y la historia de “La mujer maravilla”, un espectáculo que estrenará el viernes que viene en el escenario de El Séptimo Fuego (Bolívar 3675), con un elenco que integran Mariana Cammi, María Marta Follis, Paula Goiburu, Alexia Buide y Adrián Szklar.

Aunque tiene notas de humor, “Migraña” es la historia de una mujer que debe vencer el miedo a la aracnofobia poniendo en práctica una terapia muy especial: debe cuidar de una araña tal como si fuera una mascota. Lo que a simple vista parece una comedia, de a poco arroja momentos más dramáticos y lo que queda claro es que la protagonista enfrenta una profunda crisis personal a partir de tener que cuidar a su mamá enferma.

“La obra es en esencia un drama, pero tratamos de que el espectador tenga momentos más relajados y simpáticos para que no sea excesivamente opresiva”, dijo el dramaturgo, actor y director marplatense a LA CAPITAL.

Y contó que en sus piezas, que suele escribir y dirigir, busca “generar un realismo que sea más intenso que el costumbrismo, más limpio y preciso, casi con la precisión de la danza y con la posibilidad de aislar el signo dramático de cualquier elemento distractivo”. Además, indaga la construcción de “un actor-narrador que asuma su teatralidad y entre en la ficción como parte del relato”.

-¿Cuál fue el disparador para “Migraña”?

-Hace algunos meses, Lucila Iriarte me propuso trabajar juntos sobre ciertas ideas que tenía ganas de llevar a escena. Ella está en este momento atravesando la situación de tener que cuidar a su madre y me propuso hacer un espectáculo basado en ciertas situaciones de su vida real. Me acercó un montón de escritos y anécdotas que fueron el disparador para esta dramaturgia. Nos impusimos evitar instalarnos en el plano dramático y hasta trágico que impone el alzheimer. Buscamos que la imagen de la obra también ayudara a evitar confusiones sobre la estética, para que nadie se vea confundido.

-Jugás con el terror, ¿puede ser? La puesta tan oscura, el sillón, el vestuario…

-Es que la aracnofobia es el puntapié inicial del relato y nos pareció que era posible conectar ese miedo irracional del personaje con una sensación empática por parte del espectador.

-La protagonista parece vivir una situación de orfandad anticipada. Su madre está viva pero ya no es una referente.

-Tiene muchos elementos que son autobiográficos. En realidad, muchos elementos de la dramaturgia son transcripciones literales de la experiencia de Lucila y eso nos propone un mundo en el que los roles se han invertido y la niña que necesitaba protección se convierte en sostén indispensable de las necesidades de su madre.

-Por otra parte, ¿qué contás en “La mujer maravilla”?

-Es un delirio absurdo sobre la superposición de mandatos que recibe una persona en esta época. El juego teatral plantea una especie de juicio a una mujer por parte de un grupo de mujeres que surgen de su misma personalidad y que luchan por arrastrarla hacia distintos caminos. Su madre representa los mandatos ancestrales, una especie de “Gatúbela” la empuja a seguir sus instintos y “Erneste”, su lado revolucionario, intenta rebelarla contra el patriarcado y las convenciones tradicionales. El contra-personaje es “el hombre múltiple”, una especie de extra que viene a representar a todos los modelos de hombres pasados, presentes y futuros que interactúan con la protagonista. También contiene una metáfora sobre el poder y la dominación. Es una apuesta muy jugada.

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