Convocada por el Obispado de Mar del Plata y la “Noche de la Caridad”, este jueves 29 a las a las 18, en el playón de acceso a la Estación Ferroautomotora (avenida Luro y San Juan), será oficiada una misa por las personas recientemente fallecidas en situación de calle en la ciudad, y también en la intención de elevar el ruego de que no vuelvan a repetirse tan tristes acontecimientos.

En los meses de otoño e invierno del año pasado, hubo en Mar del Plata alrededor de una decena de muertes de indigentes, que permanecían a la intemperie recibiendo prácticamente sólo la asistencia de grupos caritativos.

Ante un saldo tan lamentable y por el clamor ciudadano, desde los organismos del Estado se anunciaron diversas medidas, como la creación de un nuevo parador o albergue, cuya apertura, por razones burocráticas o simplemente por indiferencia, se extendió en el tiempo mucho más allá de los plazos previstos.

El año transcurrió también con el llamativo incumplimiento por parte de la Municipalidad de pagos comprometidos con el Hogar de Nazareth, llegándose a una demora de más de 14 meses.

Una misa en 2016

Ya el año pasado, cuando se producían las muertes de personas sin vivienda en las semanas de mayor inclemencia climática, sacerdotes y fieles resolvieron celebrar una misa para contener los sentimientos de tristeza, desolación y hasta de bronca que provocaba la sucesión de infaustas noticias. Tuvo lugar, como sucederá ahora nuevamente, en las instalaciones de la Ferroautomotora.

Recientemente, y luego de dos decesos cuando aún la estación de invierno no había arribado, el malestar llegó hasta el obispo Antonio Marino, y también una propuesta de cuasi protesta: la de celebrar la misa sobre la calle Hipólito Irigoyen, frente a la Municipalidad y cortando el tránsito. “De tal manera, nadie en el Gobierno, sea en la secretaria de Desarrollo Social o en algún otro ámbito con responsabilidad en el tema, podrá hacerse el distraído o decir que no se enteró de lo que viene sucediendo”, se escuchó decir.

El obispo, con el estilo que lo caracteriza, buscó atemperar los ánimos y, finalmente, logró que la decisión fuese la de hacer otra vez la celebración religiosa en el playón de acceso a la Ferroautomotora, al tiempo de comprometer gestiones personales ante autoridades municipales y provinciales.

Cierto es que muchas de las personas que duermen prácticamente al aire libre se resisten a ser trasladadas a otro lugar, pero el reclamo de los grupos solidarios que tienen contacto cotidiano con ellas consiste en que el Estado forme, definitivamente, un equipo de profesionales especializados en el abordaje de las patologías que padecen, adicciones especialmente, y que acondicione espacios para contenerlos, buscando que se recuperen y, básicamente, preservar sus vidas.