El Ministerio de Seguridad de la provincia de Buenos Aires aumentó a 5 millones de pesos la recompensa pública por datos que permitan ubicar el paradero de Pablo César Soler, desaparecido el 7 de junio de 2018.

Soler, de 38 años, fue visto por última vez por su hermana en la casa que ocupaba en la calle 206, entre calle 5 y 7, del barrio Parque Hermoso. Mide 1,65 metros de estatura, tez trigueña, ojos marrones oscuros, de contextura muy delgada, cabello color castaño, corto, sin tatuajes, con una cicatriz del lado derecho del mentón en forma de U.

También pueden hacerlo al teléfono 499-4700 interno 320, 321 o 322, o al correo electrónico [email protected] debiendo asegurar la confidencialidad de la información y la reserva de la identidad de las personas.

En octubre de 2020 un testigo declaró que a Soler lo habían matado a golpes y enterrado en el fondo de una casa del barrio Parque Hermoso. Sin embargo, no se halló ningún resto que permitiera confirmar la nueva línea investigativa.

Vale destacar que el monto de la recompensa que ofrece el Ministerio de Seguridad bonaerense será distribuido sólo entre quienes se presenten a suministrar la información ante las autoridades señaladas.

Otros casos conocidos

Los casos de desaparición más conocidos de la ciudad en los últimos 20 años son los de Julio Marticorena y Fernando Lario (42), en 2005 y 2012 respectivamente. Esto es debido a que tuvieron gran repercusión mediática, lo que obedeció, entre otros motivos, a que se trataba de personas jóvenes, con un núcleo familiar constituido, tareas laborales concretas y vínculos con el mundo académico.

Marticorena tenía 30 años cuando en agosto de 2005 fue a bailar al CRU (Centro de Residentes Universitarios) y nunca regresó. Por su parte, Lario era arquitecto y docente universitario, y desapareció después de las elecciones de claustro celebradas el 7 de julio de 2012.

Otro caso que también tomó repercusión fue el de Carlos Sansiviero, quien fue visto por última vez el 17 de noviembre de 2014. Empresario de la limpieza de edificios, eran las 7.36 de aquel lunes cuando una cámara de seguridad lo retrató al volante de su camioneta Chery Tiggo. A las 7.15, después de despedirse de su última pareja, había pasado a buscar como todas las mañanas a su secretaria, a la que dejó en la puerta de su oficina.  “En diez minutos vuelvo”, le dijo. Pero nunca lo hizo: una imagen captada por la cámara de Luro y La Rioja lo mostró en su vehículo y los investigadores concluyeron que a las 7.36, dobló en dicha calle y se perdió definitivamente.