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El País 14 de mayo de 2016

Orientan la industria textil a producir indumentaria de alta calidad con empleo digno

En la actualidad existen 3.000 empresas textiles en la Argentina, con aproximadamente 135 mil empleados. La industria presenta el 0,6% del PBI.

La Cámara de la Industria de la Indumentaria orientará la producción argentina hacia segmentos de alta calidad con aporte de mayor valor agregado, preservando el empleo digno, y para lograr este objetivo intenta articular tareas entre el Estado y las empresas privadas, radicando inversiones y combatiendo el contrabando.

“La industria textil argentina debe desarrollarse a través de un plan estratégico con empleo digno y producir prendas de alta calidad, que se distingan por su valor agregado”, expresó el presidente de la Cámara Industrial de la Indumentaria (CIAI), Claudio Drescher.

Este dirigente del sector textil, que es titular de la firma Jazmín Chebar, instó a la “articulación de tareas” entre el Estado y las empresas para que el sector textil logre un buen desempeño, según afirmó en diálogo con Télam tras presidir el primer Foro Estratégico del sector en la Universidad de Palermo.

“Hay mucho por hacer en la industria textil argentina” confió el empresario y consideró que en la Argentina un commodity como la soja “no alcanza para duplicar el PBI por desarrollo industrial”, como sí lo puede lograr la producción con valor agregado.

El empresario ejemplificó que “una tonelada de ropa de diseño argentino, que es valor agregado, cuesta u$s 40.000 dólares, en tanto que una tonelada de soja, commodity puro, cuesta 390 dólares”.

Al disertar en el encuentro, Drescher dijo que en materia textil la Argentina “no hizo bien los deberes” y sufrió “vaivenes” y consideró que en la actualidad falta elaborar una propuesta “suficientemente competitiva” para imponer la producción a nivel internacional.

Sobre la aseveración popular de que la ropa argentina es cara, el empresario contestó con un enfático “sí” y detalló que el 55% del precio de una prenda se debe a la carga impositiva.

Drescher no quiere una “apertura tonta” del mercado textil sino un “comercio internacional inteligente” y propuso que grandes compañías textiles como HyM “no sólo vengan a vender sus excedentes, sino que se instalen en el país produciendo y dando trabajo”, afirmó.

El titular de la Cámara condenó el contrabando que padece el sector y lo calificó como un “flagelo” y sostuvo que es el Estado el que debe encabezar una “batalla durísima” respecto de esa práctica ilegal.

“Queremos fomentar empleo de calidad, con gente capacitada” y evitar así la profusión de “talleres clandestinos, con trata y explotación”, señaló.

Graficó que “no queremos que en Asia haya fenómenos de explotación textil como el caso de Bangladesh pero tampoco queremos algo parecido acá”, señaló.

Otra de las propuestas de Drescher fue la de lograr la trazabilidad de las prendas, para que -como en el caso del ganado o de los alimentos-, se pueda conocer el origen de cada artículo, desde su confección hasta el sitio donde se la comercializa.

Otro de los disertantes fue el economista jefe de la Unión Industrial Argentina (UIA), Diego Coatz, que consideró que “la única forma de generar empleo en el sector es a través de una política productiva”.

Señaló que el sector textil debe bajar la informalidad, impulsar su política comercial, lograr financiamiento a largo plazo, conseguir una baja de la carga tributaria, fomentar las compras públicas y alentar una ley integral que atienda a los intereses de la moda y de la industria textil.

Señaló que el empleo en el sector textil es de aproximadamente 135.000 personas y que la industria presenta el 0,6% del PBI. Sostuvo que actualmente existen 3.000 empresas textiles en la Argentina.

También habló el diseñador Martín Churba, fundador de la firma Tramando, quien celebró que en la Universidad de Buenos Aires (UBA) se analicen casos de empresas de diseño argentino y no ejemplos internacionales como ocurría hace un par de décadas.

La consultora textil Laura Novik consideró que el desafío de la reconversión de la industria textil parte de marcas diferenciadas y bregó para que no se acepte ropa “que está confeccionada por niños” como ocurre con la proveniente de talleres clandestinos.

A su turno, Hugo Baierlein, gerente de comercio exterior de la Sociedad de Fomento Fabril de Chile, sostuvo que en su país industrias como la textil o la del calzado han quedado “rezagadas” porque se optó por exportaciones de commodities como cobre, alimentos y servicios y el 70% de lo que se importa en materia textil proviene de Asia.