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Arte y Espectáculos 30 de enero de 2020

Pablo Vasco: “Hay que reírse de todo, aunque duela”

Propone su nuevo espectáculo de humor, todos los jueves en el Auditorium. "No concibo una vida sin sentido del humor, así de simple" dice el periodista y referente del stand up en Mar del Plata, quien en sus monólogos aborda "lo que hacemos para darle pelea a las cosas horribles de la vida".

Pablo Vasco, retratado por Diego Izquierdo.

“La expresión Risa o Muerte, marca cuál es mi manera de ver el mundo. No hay que tomarse tan en serio un montón de cosas que se toman en serio sin ninguna razón” asegura Pablo Vasco, el periodista y humorista marplatense que esta temporada estrenó su espectáculo: “Risa o Muerte”. Con esta propuesta, que esta semana obtuvo la nominación a los premios Estrella de Mar en la categoría Stand Up, sube a escena todos los jueves, a las 23, en La Bodega del Auditorium.

“No concibo una vida sin sentido del humor, así de simple. El show podría llamarse “Risa o Nada”, pero me parecía que meter a la muerte en el medio era dejarlo más en claro. No hay chiste más grande que una persona deje de estar entre nosotros, así, sin avisar. ‘La muerte es una broma’, cantaban los Monty Python. Y tenían razón. No obstante, este show no es de humor negro ni nada que se le parezca. Los monólogos pasan por lo que hacemos para darle pelea a las cosas horribles de la vida” define.

Y resume, una charla con LA CAPITAL: “La idea sería: hay que reírse de todo, aunque duela”.

– En una temporada en la que la mayoría de los elencos dejó de lado la política, vos te metés de lleno en la coyuntura ¿Cómo se fue dando? ¿Te gusta ir contra la corriente?
– Para mí, lo personal es político. Adhiero a esa idea. Y como en el stand up, en realidad, el público ve a un comediante hablar sobre su visión del mundo (y con material que escribió él mismo), es obvio que lo político se tiene que colar. Si hago chistes sobre la boleta de gas estoy haciendo un chiste político. No necesariamente tengo que empezar el show preguntando: “¿A qué no saben cómo le dicen a Cristina?”

– ¿Cuánto te nutre tu labor diaria en periodismo, en los temas a abordar en estos monólogos? ¿y es el humor una vía necesaria ante tantos problemas, necesidades, falta de respuestas?
– El periodismo me dio herramientas para diferenciar lo urgente de lo importante. Y eso lo uso a la hora de escribir. Hay chistes que tienen fecha de vencimiento: imagino que por estas semanas, en todos los escenarios del país, distintos comediantes intentarán hacer reír -con mayor o menor suerte- hablando de corderos que caen de helicópteros. Y en un mes nadie se acordará de eso. Pero si hacemos humor con el problema de fondo (la gente de guita que cree que puede hacer cualquier cosa), el material se hace más universal.

– ¿Cuál es tu definición personal de humor?
– El humor es súper efectivo a la hora de sacarle gravedad a las cosas que nos oprimen. No sé si el humor cambiará el mundo. Pero a mi mundo lo cambió, sin dudas.

– ¿Tenés límites a la hora de hacer humor? ¿Hay algún tema en el que sentís la necesidad de la corrección política?
– No creo que haya algún tema con el que no se pueda hacer un chiste. El tema es el tono y el momento en el que se hace. Y saber diferenciar un chiste de una burla. Por eso prefiero hacer chistes sobre los poderosos. Creo que hay una pereza notable en los humoristas que se quejan diciendo “ahora no se puede hacer chistes con nada”. En realidad, hay que ponerse a laburar, los chistes de suegras se vencieron hace 15 años. Yo creo que estamos en un momento en donde se puede hacer chistes con todo. La cuestión es bancarse el vuelto. Antes el humorista era una vaca sagrada a la que no se le discutía nada. Ahora te exponés a que la gente haga su devolución inmediatamente, en medio del show en algunos casos.

– Te animás al desafío de abrir el juego con el público ¿Cómo se prepara y cómo se maneja esa espontaneidad o imprevisibilidad que implica?
– El stand up se diferencia de otras disciplinas porque es “acá y ahora”. Un comediante que no hace referencia a lo que está pasando en ese momento (algo del público, alguna noticia del día, alguna referencia a sus compañeros o al lugar donde está actuando), está fallando.
Hasta un minuto antes de subir a escena, yo puedo incorporar alguna cosa a mi monólogo. Y eso es lo que más me gusta del stand up. No tengo que atarme a un texto que escribió otra persona. Parte todo de vivencias propias. Entonces abro el juego con el público. Hay un 30% del show que depende de lo que pase esa noche. Tengo un recorrido definido, pero hay cierto riesgo, porque -sobre todo en temporada- el público que me viene a ver no es de acá. Entonces tengo que buscar cosas más “universales” para que todos la pasemos bien.
Eso se entrena subiéndose al escenario muchas veces, viendo a otros comediantes y leyendo mucho. Estudié algunas cosas de impro (hice un seminario con el inolvidable Guille Yanícola), eso te ayuda.

– ¿El haber ganado el año pasado el Estrella de Mar, creés que te sube la apuesta?
– El Estrella de Mar -además de ser una caricia que agradezco- me dio visibilidad. En principio, ayudó a que la gente fuera a verme en mayor cantidad. Encima, el año pasado se incluyó al “stand up” por primera vez en una categoría propia, y eso es muy bueno. Sumale que era el único espectáculo de Mar del Plata y competía con humoristas de CABA. Entonces, el haberlo ganado hizo que comediantes de otros lugares se interesaran por lo que yo hago.
Y también me pone en una situación de crecimiento que espero poder concretar en este 2020. Esto es, actuar más seguido en salas teatrales y no tanto en bares (que me encantan, pero ahora quiero crear climas).
También me dio algunas anécdotas que cuento en “Risa o Muerte”. Sin el Estrella de Mar, el show duraría diez minutos menos.



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