Opinión

Pánico y desconcierto por crisis global

Por Raquel Pozzi

COVID – 19, Pandemia, psicosis global, crisis económica y subestimación. Ante la evidencia de estados que han incurrido en errores de cálculo adoptando tardíamente decisiones fundamentales para la sanidad nacional, la pregunta que subyace es ¿qué esperamos? Quienes juegan a la lotería sobreestiman las probabilidades que tienen de ganar debido a la ceguera frente a las posibilidades y al tratar del mismo modo entre miles que la de entre un millón. La miopía y de miras cortas considera ignorar los sucesos que son “no repetibles” y por lo tanto se sobreestima. China; Italia; Irán; Corea; España; Francia; Alemania; EEUU y una lista interminable de países que están en emergencia por esta pandemia nos conducen a diagramar un mapa de la evolución del brote como también las formas tardías en anticiparse a las fases evolutivas del virus. No son tiempos platónicos ni de agobiantes superficialidades ni tampoco tiempos para utilizar la narrativa imponiendo un mapa equivocado de probabilidad de los sucesos, la observación día a día no garantiza que estemos visualizando el Cisne Negro, quizás una observación desapasionada de nuestras experiencias pueda incluirnos dentro del grupo de los equivocados. Pues bien, esta columna es parte de ese grupo que considera la equivocación como aprendizaje como también la anticipación a la rareza y a ponderar lo que no sabemos por lo que sabemos. En la antecámara de la esperanza con sociedades cuyo mecanismo de recompensa necesita resultados tangibles y sistemáticos, el COVID – 19 encuentra cuerpos portadores y globalizantes aunque también deja entrever algunos líderes mundiales que encuentran en la paranoia global el momento oportuno para gestionar en beneficio propio.

Un escenario de especulaciones

El enfrentamiento entre Arabia Saudita y Rusia por el precio del petróleo deja en evidencia las pretensiones hegemónicas de ambos estados dentro de la OPEP – Plus. La dramática coyuntura económica global asociada a la pandemia del COVID 19 expone la subestimación del impacto por error de cálculo que puede generar el enfrentamiento entre príncipe saudí Mohamed Bin Salman y el presidente ruso Vladimir Putin. El fracaso en la ronda de negociaciones en el recorte de la producción de petróleo implica serias amenazas a la estabilidad de la economía global que depende en parte de ese recurso y de la pulseada entre Riad y Moscú ya que pueden asfixiar la producción de shale oil de los EEUU. Los argumentos para considerar esta crisis del petróleo como una guerra de precios por demolición parecen desconcertantes pero validan la idea de ruptura de la OPEP con Rusia en un contexto de “Crac” global con el COVID 19 y el pánico financiero. La ola de temor se expande y deja en evidencia la incapacidad de algunos líderes de resolver los efectos de este coctel explosivo entre el petróleo, finanzas y salud. El impacto del coronavirus en la demanda y la oferta del petróleo activan las alarmas por la caída del crecimiento global de la economía. Las tasas de interés siguen siendo un gran problema para Europa (negativas) y para D. Trump que presiona a la FEB para seguir en baja. El desconcierto de esta crisis global es el origen, en este caso es una combinación de factores que no dependen de lo estrictamente bancario, única justificación para tratar de comprender la falta de reacción rápida para atenuar los efectos. Abordar diferentes variables para explicar la lógica de este “Cisne Negro” es el desafío ya que se trata de un proceso caracterizado por su “rareza”, gran impacto e invención de argumentaciones para explicar la existencia del mismo.

Cuando lo relevante es lo sensacional

Nuestras emociones están diseñadas para la causalidad lineal. Mientras los grandes títulos de las noticias se posan sobre la expansión del Coronavirus, hay pequeños apartados desproporcionados en tamaño cuyos efectos son proporcionales al COVID -19 pero a largo plazo. En Rusia, Vladimir Putin firmó la ley que modifica la Constitución rusa permitiendo al premier postularse dos veces más a la reelección con la posibilidad de perpetuarse hasta el año 2036, en Arabia Saudita el príncipe Mohamed Bin Salman encarceló a varios miembros en la línea sucesoria directa de la familia real por estar sospechados de “traición” en un contexto político cerrado y viciado de irregularidades. Sin alejarnos tanto geográficamente, en EEUU el año electoral marca el pulso de la contienda entre demócratas y republicanos ¿Podrá Donald Trump capear la tormenta que se gestó en Asia impactando en el corazón de la Casa Blanca? El boomerang de la crisis multi-causal no exceptúa al contrario, condiciona. La confianza del electorado es más potente que el dinero, es por eso que las inversiones en confianza no son menos importantes que las inversiones en capital humano o maquinaria. ¿Será la pandemia global el destructor de la confianza? La batalla es compleja y polifacética y en el caso específico del presidente norteamericano enfrenta un Cisne Negro. ¿Cuántos son los líderes mundiales que reconocen la rareza? Y ¿Cuántos se posan en la incapacidad de predecir el curso de la historia ante la dinámica de los acontecimientos?

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