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Opinión 30 de julio de 2017

Panorama laboral: la brújula desimantada

Por Luis Tarullo

Habría que hacer un gran ejercicio de memoria para recordar una CGT como la actual, tan dubitativa, gris y dislocada, con un futuro también cargado de nubarrones.

Después del reciente plenario de dirigentes donde volvió a esquivarse una medida de fuerza contra el gobierno, los capos cegetistas pusieron a la central de signo peronista más cerca de aquella definición de “sola, fané y descangayada” inmortalizada por Discépolo.

Agobiados y desorientados por el oleaje político pre PASO, los dirigentes tuvieron esta vez que tragarse sapos más desagradables, pese a la dureza de los discursos contra el gobierno de Mauricio Macri.

Como los abucheos y las demandas de paro general que sus colegas desde la base les prodigaron en parte de la asamblea, a los que respondieron con la ya anticipada convocatoria a una movilización para el 22 de agosto a Plaza de Mayo y un Comité Central Confederal (CCC) donde posiblemente se decida alguna protesta.

Además, en esta ocasión estuvieron los representantes de dos corrientes que se vienen mostrando más peleadoras y críticas no solo hacia el gobierno sino con la CGT. La Corriente Federal, que conduce el bancario Sergio Palazzo, y el movimiento MASA, que, no obstante promueven la unidad sindical, pese a que cuestionan al triunvirato que representa a la actual conducción cegetista.

Pese a los duros pronunciamientos de esos sectores, los dirigentes de la central de Azopardo 802 pudieron capear el temporal, aunque se prevé que la cosa se pondrá más peliaguda más temprano que tarde.

En ese marco también alumbraron un documento con críticas y reclamaciones previsibles: derechos laborales, puestos de trabajo, salarios, tarifas y el tema más novedoso de las intervenciones a gremios.

Pero también hubo efectos colaterales para algún dirigente, como es el caso particular de Héctor Daer, uno de los tres jefes de la CGT y líder porteño del sindicato de la Sanidad, que tiene que pagar el pato de lo que ocurre en el gremio de la Alimentación, de su hermano Rodolfo.

Representantes de la organización alimenticia, pero también de otros gremios, le hicieron sentir su rechifla por su supuesta “mano blanda” a la hora de hablar. No hay que olvidarse que en la actividad de su hermano hay varios conflictos con despidos y suspensiones que están haciendo mucho ruido en los últimos tiempos. Para el caso, si no está Rodolfo Daer, Héctor es un blanco perfecto.

En la lista de reclamos de la CGT se ha sumado en los últimos tiempos, y ha quedado patentizado esta vez, el tema de la legislación laboral, los convenios y el modelo sindical.

Es que, según vienen advirtiendo varios dirigentes y organizaciones, el Ministerio de Trabajo, a cargo de Jorge Triaca Jr., parece haber dado un giro en el discurso inicial y está consolidando el modelo ortodoxo que favorece el virtual monopolio u oligopolio gremial, complicando la aparición de nuevas organizaciones.

Trámites cajoneados

Una actitud similar ocurriría con la aprobación de trámites que se demorarían o quedarían “cajoneados”, provocando intensas gestiones o directamente demandas -incluso judiciales- de quienes se sienten perjudicados por esa actitud.

En uno de los casos más recientes, el sindicato de farmacéuticos y bioquímicos (SAFYB), denunció que la Federación de Asociaciones de Trabajadores de la Sanidad Argentina -FATSA-, de Carlos West Ocampo y, precisamente, el triunviro cegetista Héctor Daer, firmó con la parte patronal una renovación del convenio colectivo donde incluyó la categoría de “Profesionales Farmacéuticos y Bioquímicos” en forma “improcedente” pues extiende el ámbito de aplicación a personal con título universitario no comprendido que está expresamente excluido hace 30 años y que hoy está en el agrupe reconocido a SAFYB.

El SAFYB -que milita en las 62 Organizaciones- dijo que se “viola el principio constitucional de igual remuneración por igual tarea, ya que los básicos acordados en la escala impugnada son muy inferiores al piso salarial que tiene firmado y homologado” el sindicato de profesionales. Y acusó, además, una “práctica desleal”.

El quid de la cuestión es el “modelo sindical argentino” que comprende a sindicatos de “actividad” y de “oficio o profesión”, sostienen los dirigentes que pretenden en esa materia una flexibilidad prometida pero aún incumplida.

Es en este marco cuestionado donde, se dijo reiteradamente, que hay organizaciones y asociaciones que no han conseguido aún siquiera la mera “inscripción” que está prescripta en la Constitución Nacional. Lo cual es contradictorio con el discurso del gobierno, en palabras incluso del propio Mauricio Macri, de oxigenar y aggiornar a las corporaciones.

La CGT, con la inclusión de temas que exceden lo salarial y los problemas ocupacionales, ahora parece haber entendido que la cuestión laboral es mucho más amplia y es objeto de mutaciones permanentes y cada vez más rápidas. Pero por ahora solo parece. Porque aún sigue más ocupada en sus cuitas internas y en continuar buscando su destino con una brújula desimantada.



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