La Ciudad

Pedido de trabajo digno y movilización de fieles en la celebración de San Cayetano

En la fiesta del Patrono del Pan y el Trabajo se pidió por "trabajo digno" y para que "a nadie le falte el pan en la mesa". La procesión se desarrolló bajo el lema "Peregrinamos, con San Cayetano, sembrando esperanza".

A pesar de la llovizna intermitente, de las bajas temperaturas y del viento sur, los fieles volvieron a reunirse para honrar a San Cayetano en el día de su festividad. Además de la tradicional procesión, en la misa central se pidió por “el trabajo digno que dignifica a las personas” y se rezó para que “a nadie le falte el pan en la mesa. Tenemos que dar una mano al que lo necesita”.

La celebración del santo del pan y el trabajo había comenzado a media noche, con la apertura de las puertas del santuario y la celebración de la primera de las misas de la jornada.

La fila para ingresar al templo y rezar frente a la imagen de San Cayetano se movió incesantemente, aunque pareció menos prolongada que en años anteriores. “Hay menos gente y más vendedores”, describió Guillermo, que intentaba vender burbujeros a 2 mil pesos cada uno.

A su lado, mientras esperaba su turno para ingresar a la capilla, Mirta contó que “vengo todos los años desde hace mucho tiempo y pareciera que hay menos gente. Capaz que es el frio”.

El cielo gris y el persistente viento sur no permitieron que la temperatura superara los 9° e incluso la sensación térmica fue inferior. Desde detrás de un cuello polar que le tapaba hasta la nariz, Néstor dijo que estaba allí “para acompañar a mi mujer. No pido trabajo, ya trabajé lo suficiente. Ahora soy jubilado”.

En tanto, minutos antes de la procesión, el ex párroco del santuario, el padre Juan Pablo Cayrol con su tradicional boina vasca, explicaba su actual función: “Estoy itinerante en varias parroquias, dónde me necesiten”.

Juan Pablo Cayrol, ex párroco de San Cayetano.

Acompañamiento

Apenas pasados dos minutos de las 15, la imagen de San Cayetano abandonó el santuario mientras los fieles aplaudían y la banda de música de la Armada tocaba clásicos del cancionero nacional, como las marchas de Malvinas o la de San Lorenzo.

“Es emocionante ver a la gente, que confia y sigue luchando y después verlos que se van con una sonrisa”, señaló el padre David Ochoa, que ayer celebró la festividad como párroco de San Cayetano por primera vez.

La procesión recorrió las calles del barrio para volver a la esquina de Nasser y Moreno, frente a la plaza, dónde se instala el histórico altar para celebrar la misa principal.

En la homilía, rezada por el obispo diocesano Ernesto Giobando, se invitó a “ser buenos pastores” y citando a la Biblia añadió “´No temas pequeño rebaño´, no tengamos miedo, estamos aquí unidos como comunidad creyente celebrando a un buen pastor, a San Cayetano, que dedicó su vida como sacerdote a ayudar a los pobres”.

Luego de detallar las razones por las que San Cayetano es el patrono del pan, advirtió que “no debe faltar en ningún hogar” aunque lamentó que “en muchos hogares falta el pan, porque la pobreza pega duro en muchos hogares argentinos y de nuestra ciudad”.

“El pan -añadió- es signo de comunión. A nadie le debe faltar el pan en la mesa y tenemos que dar una mano al que lo necesita”.

Dignidad

En consonancia con el mensaje emitido por la iglesia a nivel nacional, el religioso aseguró que “lo único que nos devolverá la dignidad es el trabajo. No cualquier trabajo, porque hoy hay trabajo esclavo, trabajo infantil, eso no es trabajo, es servidumbre”.

“El trabajo digno dignifica a la persona -agregó-. Y San Cayetano es el patrono del trabajo y de los trabajadores y venimos a agradecerle por los que han conseguido un trabajo. Y pedimos para que se puedan dar fuentes de

trabajo, porque el trabajo es una fuente de donde se saca la dignidad de una persona”.

Asimismo, pidió mantener la esperanza por “si se pierde, se pierden las ganas de luchar. La esperanza es la base donde construimos nuestro peregrinar en la tierra” e instó a “no tener miedo porque el miedo paraliza. Vivir con miedo a perder todo, a quedarse en la calle, a perder el trabajo, a no poder llevar el pan a la mesa. Esos miedos son terribles y lamentablemente vivimos con muchos miedos. Tenemos que cambiar el miedo por la confianza”.

Finalmente, el religioso se refirió a Mar del Plata como “ciudad bendecida ” y sugirió “poner el hombro,

aprender a dialogar, dejar de provocar divisiones innecesarias y construir, entre todos, una ciudad feliz”.

Previamente, en la esquina de Colón y Nasser, las autoridades de la diócesis se reunieron con representantes de organizaciones sociales, como los movimientos Evita y de los Trabajadores Excluidos (MTE); el titular de la Confederación General del Trabajo (CGT), José Luis Rocha, y el titular del Partido Justicialista local, Eduardo Cóppola. Luego de intercambiar saludos y orar, todos recordaron las famosas “tres T del Papa Francisco: techo, tierra y trabajo”. “No perdamos la esperanza”, pidieron los sacerdotes.

 

Feria gastronómica y de

artesanías al aire libre

Espigas a mil pesos; pastelito de batata o membrillo a $1500 la unidad; choripanes y hamburguesas desde $3500, aunque la cotización aumentaba de acuerdo a los añadidos como cebolla, tomates, huevo o lechuga; combos de pancho y vaso de gaseosa a $4mil y pizza grande mozzarella por $5 mil fueron algunas de las opciones gastronómicas que se ofrecieron en las inmediaciones del santuario de San Cayetano ayer.

Como es tradición, los vendedores ambulantes de diversos rubros se ubicaron sobre Moreno al 6700 y en las inmediaciones de la plaza de Nasser y Moreno.

“Hay menos gente y más vendedores”, describió Guillermo, que vendía burbujeros con formas de animales a $2 mil cada uno. “Vengo desde hace más de 15 años y ésta vez hay poca gente”, dijo.

Luca ofrecía las clásicas espigas con la estampita del santo a mil pesos. “Estoy desde las 8 -contó- y está duro, cuesta. Pero hay que destacar que la gente es solidaria, ayuda”.

Mientras que en los distintos stands ubicados en la plaza se podían conseguir ofertas de tres pares de medias por $2500 o combos de café o chocolate más alfajor por $3500, sobre Moreno las artesanías como imanes del santo a mil pesos o la estampita de San Cayetano enmarcada en una mini iglesia de madera por $7 mil o imágenes de yeso por $10 mil.

“Está más o menos, esperemos mejore”, dijo Marcelo, que en la esquina de Bolívar y Nasser vendía choripanes a $3500 y empanadas de carne a mil pesos la unidad.

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