Arte y Espectáculos

Pepe Cibrián llega con su nuevo musical “La dama de las rosas”

El actor, director y productor, junto a un destacado elenco, se presentará entre el viernes 20 y el domingo 22 en el Teatro Auditorium.

Pepe Cibrián Campoy se autocelebra con ahínco en “La dama de las rosas”, un melodrama musical del que es autor e intérprete y en el que interpreta dos papeles femeninos, que con música y dirección de Damián Iglesias se presentará el viernes 20, sábado 21 y domingo 22, a partir de las 20, en la sala Astor Piazzolla del Teatro Auditorium.

Hay un prólogo a cargo del mismo Cibrián en el papel de “Josephine” (Cibrián) -en este caso conviene señalar los personajes con su nombre-, una mujer de clase alta, cuya conducta ha sido marcada a fuego por una madre despótica, que hace un llamado a la indiferenciación de los géneros, incluso en el lenguaje.

Todo en ella es soledad, frustración y ausencia de sensualidad y sexualidad, pero a cierta altura de su vida se transforma en “Agatha”, la estrella de un cabaret parisino posterior a la Primera Guerra Mundial, cuya atracción principal son cuatro mozos con provocativos atuendos femeninos.

Ese cuarteto es el que también acomoda al público que va llegando a la platea y da una pauta de cómo viene el espectáculo; aunque no es difícil seguir la huella de Cibrián en su extensa carrera en los escenarios: fascinación por una supuesta nobleza europea, ambigüedades sexuales, diálogos explicativos hablados en castizo y canciones que aparecen para subrayar estados de ánimo.

Por eso la doliente Josephine se transforma alternativamente en la audaz Agatha a través de 36 cambios de maquillaje y vestuario -declarados por el intérprete-, aunque la “respiración” de los personajes sea siempre la misma, mientras la acción va una y otra vez entre la casona familiar y el local nocturno.

En la primera, la aristócrata es atendida por una secretaria para todo y asediada por el espectro de su madre, una anciana de manicomio tan tierna como temible.

En el segundo, el extraño estrellato de Agatha tiene como espectadores habituales a un hampón opiómano, un conde de dudosa calaña y, sobre todo, una atractiva condesa, que despierta en la dueña del lugar una pasión intensa y correspondida.

A partir de entonces, Cibrián deja fluir un melodrama que no tarda en convertirse en folletín, porque a partir de entonces todo puede suceder.

Más que nada porque en medio de la tortuosa relación con la condesa, que llega a ser estable pero incompleta en lo íntimo, Josephine/Agatha le dice a su pareja: “Es que yo como persona soy un enigma”, algo que cobra sentido más adelante, aunque no es conveniente difundirlo.

Todo eso en un aire de sordidez y cinismo que la protagonista atribuye a que se apagaron los ecos de las bombas y el champán vuelve a correr por los antros placenteros de París, en un micromundo de poder que hasta incluye un asesinato impune y la flagrante ignorancia del afuera.

El elenco está integrado por Cibrián, Luz Yacianci, Damián Iglesias, Tiki Lovera, Claudia Duce, Maximiliano Areitio, Nacho Marino, Mateo Falbo, Luis Iván Machuca, Jorge Alvarado y Zaira Bertani. El equipo creativo cuenta con vestuario de Alfredo Miranda, escenografía de Vanesa Abramovich y maquillaje de Vanesa Bruni.

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