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Policiales 14 de marzo de 2016

Perpetua para Ito por haber asesinado a la triatleta Mariana Horowitz

El Tribunal Oral N°2 lo condenó y no tuvo en cuenta el pedido de la defensa, que sostenía que el acusado actuó bajo emoción violenta.

El Tribunal Oral Nº 2 de Mar del Plata condenó a prisión perpetua a Ariel Ito (49) por haber asesinado a la triatleta Mariana Horowitz (41) el año pasado en el barrio Alfar. La Justicia lo encontró culpable de los delitos de “homicidio agravado por el uso de arma, por el vínculo y por femicidio”.
Los jueces Alexis Simaz, Roberto Falcone y Néstor Conti leyeron la sentencia hoy al mediodía y rechazaron la hipótesis de la defensa sobre que Ito actuó bajo emoción violenta, por lo que lo condenaron a perpetua. El acusado había confesado el asesinato pero había asegurado que se “encegeció” durante la discusión con su ex mujer.
El crimen de la atleta fue un caso que conmocionó a la ciudad. La historia de Ito y Horowitz se había iniciado en el mundo del deporte. De allí surgió el amor que hizo que decidieran vivir en pareja durante varios años en la casa de Santa María del Oro 4964 del barrio Alfar. De esa relación nació en 2009 un niño. Meses después, el 22 de abril de 2010, la pareja formalizó el vínculo al contraer matrimonio. Sin embargo Ito era un hombre violento y celoso, como la mala relación con su ex esposa (con quien había tenido una hija) lo demostraba. Esas desavenencias conyugales también corrompieron su matrimonio con Horowitz y llevaron a la disolución de la pareja en diciembre de 2013. La mujer decidió regresar a Villa Gesell, de donde era oriunda. Y, naturalmente, se llevó a su hijo.
Ya radicada en Gesell, Horowitz se enfocó muchísimo en el deporte mientras que Ito, a su vez, por lesiones y otras circunstancias, “no se abocó a la actividad deportiva con el mismo énfasis que ella”, explicó la hermana de la víctima.
Hasta que un día de diciembre Horowitz volvió a Mar del Plata para buscar una bicicleta de mountain bike que guardaba en la casa del barrio Alfar. La necesitaba para seguir entrenando en Villa Gesell. Pero esa bicicleta ya no servía más. Ito la había destrozado a mazazos en un rapto de furia, por creer que Horowitz mantenía una relación con su entrenador. En una carta fechada el 16 de diciembre Ariel Ito reflejó esa situación. “MARIANA Y ARIEL. La crisis comenzó cuando vino a correr triatlón en diciembre 15 domingo…”, escribió con una evidente intención de registrar todo un proceso.
Tal como consta en el expediente judicial, a partir del episodio de la bicicleta la situación de violencia psicológica hacia la víctima por parte de Ariel Ito fue creciendo.
Hubo un episodio temerario: Ito al enterarse de que Horowitz iba a viajar a Mar del Plata para traerle a su hijo junto a dos compañeros triatletas la amenazó con interceptarlos en el peaje de Mar Chiquita y matarlos a todos.
Celos y violencia
El 28 de febrero, en la comisaría primera de Gesell, Horowitz denunció el hostigamiento y las amenazas concretas. “Tené cuidado que te voy a matar, no te mato para que el nene no quede solo”, fue una de las frases denunciadas.
Toda esa situación había obligado a Horowitz a pedir ayuda profesional desde diciembre pero el 7 de mayo, tres semanas antes de ser asesinada, la sesión fue premonitoria. Allí dijo que Ito la había sujetado del cuello violentamente, y que ejercía violencia psicológica a través del hijo que tenían en común, como no entregarlo en los tiempos acordados antes de iniciar la visita.
Pero lo que llevó a Ito a matar a Horowitz fueron, según el fiscal, dos hechos puntuales. La demanda promovida por la mujer por la tenencia del niño en la que argumenta que “…los celos invadieron la relación al punto de que al demandado le molestaba mi desempeño deportivo y mi vida social…”.
Ito fue notificado el 9 de abril de la decisión del juez de paz de otorgarle a Horowitz la tenencia provisoria del niño de 5 años. El segundo suceso desencadenante de la conducta homicida de Ito fue un viaje a Chile en el que Horowitz tenía pensado, justamente, reponer la bicicleta que él mismo le había destruido.
El 28 de mayo, martes, Horowitz -que horas antes había llegado de Chile- se dirigió desde Gesell a Mar del Plata para buscar a su hijo en horas del mediodía Sin embargo, Ito tenía ya otro plan.
A las 11 llevó al pequeño a lo de una tía y le pidió que lo cuidara. Extrañamente, le dejó dos bolsas con ropa y tres mochilas.
Horowitz llegó a la casa del barrio Alfar en la camioneta y la estacionó frente a la casa de la calle Santa María de Oro. No quería perder mucho tiempo. Apenas levantar a su hijo y regresar a Gesell. Pero Ito le habría planteado que volvieran a intentarlo, acaso como última alternativa para desactivar el plan que evidentemente tenía montado. Pero Horowitz se negó.
Un albañil que estaba trabajando en una vivienda contigua a la de Ito, una mujer que caminaba por la calle Santa María de Oro y un remisero que manejaba su Chevrolet Corsa vieron todo lo que sucedió entonces. Y esta semana declararon en el marco del juicio.
A las 12.10 Horowitz salió corriendo de la casa perseguida por Ito. Gritaba: “¡No me hagas daño”. La palabra “daño” la repitieron los tres testigos. Y “me mata, me mata”, también.
Primero Ito, cuando acortó la distancia con Horowitz a la altura del portón de calle de la casa, efectuó tres disparos con el revólver calibre 22 perteneciente a su madre. Desesperada, Horowitz siguió por la vereda, mientras Ito volvió a gatillar el arma dos veces, pero sin que saliera el proyectil. Finalmente, delante del albañil, Ito le apoyó el arma a la mujer en la zona intercostal izquierda y le efectuó un disparo que le causó la caída. Una vez que la vio en el piso, Ito volvió a dispararle en la zona del abdomen.
El asesino corrió hasta su casa y salió en una camioneta Renault Master por Santa María de Oro en dirección a Mario Bravo y se perdió de la vista de los testigos.
Horowitz murió en el acto por las lesiones causadas por dos proyectiles.
El asesino se dirigió hasta la casa de un primo hermano, a quien le pidió ayuda porque se había “mandado una cagada”. Sin demasiadas preguntas, su pariente lo llevó a cambiar dinero a una financiera de Independencia y Luro.
Luego, en Luro y República del Líbano, se separaron.
Ito tomó un remís que lo llevó a Balcarce. Y de allí escapó con un rumbo que se desconoció hasta la semana siguiente cuando fue detenido en un hotel de Purmamarca, en Jujuy.