Cerca de 90 personas se presentaron este lunes para participar del proceso de selección de los doce jurados y seis suplentes que serán los encargados de definir si los policías Ariel Estévez Pitrau, Sandra Vanesa Cano y Jonathan Cabrera son culpables o no de haber torturado a dos adolescentes, de 14 y 16 años, en septiembre de 2022.

Debido a la cantidad de personas, el proceso de selección se demoró y demandó toda la jornada, ya que entre las partes deben acordar y negociar quiénes integrarán el jurado.

Los tres policías están acusados de los delitos de “detención funcional ilegal y torturas concurriendo materialmente entre sí” y podrían recibir penas que van de los 8 a los 20 años de prisión.

El juicio se realiza en el Tribunal N° 2, presidido por el juez Roberto Falcone. El fiscal es Luis Ferreyra, quien mantendrá la acusación y la hipótesis con la que desarrolló la investigación. Como querellantes estarán la abogada Romina Merino en representación de la Subsecretaría de Derechos Humanos bonaerense; Augusto Infante por la Comisión Provincial por la Memoria y la integrante del Fuero de Responsabilidad Penal Juvenil, Fernanda Saumell, en representación de las víctimas.

Por su parte, las defensas de los acusados buscarán por la absolución o la “no culpabilidad” de los policías, al cuestionar principalmente la calificación legal del delito de “torturas”. Martín Bernat es el abogado de Sandra Cano y Mauricio Varela de los policías Ariel Estévez Pitrau y Jonathan Cabrera.

Si bien ambas defensas cuestionan la calificación legal, que tiene una pena en expectativa de 8 a 25 años, es justamente por esa calificación que pudieron optar porque el juicio sea con jurados, ya que en la provincia de Buenos Aires el acusado solo puede optar por esta modalidad en delitos graves que contemplen una pena de al menos 15 años de prisión.

Una vez que se conforme el jurado, las partes podrán hacer sus alegatos de apertura y plantear los lineamientos que buscarán demostrar durante el debate. En el caso del fiscal y las querellas demostrar la culpabilidad de los policías y en el caso de las defensas su inocencia.

El juicio se extenderá hasta el viernes, cuando se hagan los alegatos de cierre y el jurado dé a conocer su veredicto.

“Me parece que te vamos a matar acá”

Según la acusación, los hechos ocurrieron el 17 de septiembre pasado a las 22, cuando un móvil de la comisaría sexta en el que se hallaban Cabrera y Estigarribia interceptó a dos adolescentes, de 14 y 16 años, en Beruti al 9100. Uno de los adolescentes había tenido un entredicho en la mañana con Cabrera, a quien había insultado y le había reprochado tener un “compañero preso”, además de amenazarlo con “cagar a tiros”. Al verlo, Cabrera decidió frenar el patrullero e identificarlo. A los pocos minutos arribó el otro móvil con Estévez y Cano, quienes no solo se sumaron al maltrato que ya había ya iniciado Cabrera, sino que aumentaron la violencia.

Según la hipótesis fiscal, entre amenazas y golpes los policías esposaron a los adolescentes y los trasladaron hasta un descampado de Strobel al 10500 donde los obligaron a bajar. Una vez quitadas las esposas, los policías hicieron arrodillar a los dos menores y los amenazaron con las armas. “Pedí perdón”, le exigieron al menor de ellos, quien respondió: “Perdóneme me equivoqué, yo estoy yendo a rehabilitación”. Según lo relatado por la policía y por los propios menores, la oficial Cano volvió a amenazarlos y les habría dicho: “¿Sabés cómo terminan los chicos como vos? Muertos por las drogas o por nosotros”.

La violenta secuencia prosiguió cuando uno de los policías gatilló varias veces su arma al tiempo que decía “escuchá lo que le hacemos a tu amiguito, esto te va a pasar a vos”. Luego les ordenaron a los dos menores que corrieran, pero éstos se negaron porque “les iban a tirar”. Los policías se reían y uno de ellos, Estévez, cargó su escopeta y los obligó a irse corriendo. “Tienen tres segundos, tres, dos… uno”, mientras disparaba al piso el arma anti-tumultos en tres ocasiones.

Para la fiscalía, los relatos de las víctimas son coincidentes, lo que resalta la verosimilitud en los testimonios, ya que concuerdan los tramos generales de tiempo, modo y lugar, además de cuestiones de detalles, como expresiones que habrían realizado los imputados y las circunstancias.

“Ahora van a ver cómo los matamos” . “Los que mandamos somos nosotros“. “Me parece que te vamos a matar acá”. Estas son otras frases que las víctimas, cada uno en sus relatos en sede judicial, aseguraron que los policías les decían.