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Opinión 6 de junio de 2018

Polideportivos: entre la ilusión y la demagogia

Por Gisele Cebrián

La iniciativa del oficialismo de rentar espacios de los polideportivos municipales en los momentos ociosos, a fin de procurar un ingreso de dinero que alivie su costoso sostenimiento, se presenta como un nuevo intento de poner los pies en la tierra y decir de una vez cómo vamos a mantener semejantes estructuras.

Frente a esto, los bloques de la oposición no tardaron en salir a rechazar el proyecto de ordenanza con el argumento de que ése no fue el fin con el que éstos no fueron concebidos. A la cabeza están Claudia Rodríguez y Ariel Ciano, los concejales que, a la hora de la concepción de los polideportivos, formaban parte del bloque oficialista, Acción Marplatense.

Como vecina del barrio Colinas de Peralta Ramos y usuaria de uno de los polideportivos, veo día a día su deterioro por falta del mantenimiento preciso, o la falta de higiene por escasez de personal. Por eso, pido que los concejales dejen de lado sus miserias partidistas y los golpes de efecto demagógicos y empleen su energía y su representación en pensar estrategias alternativas para el sostenimiento real de estos espacios, ya que no es suficiente con que se levante el edificio y se abra la inscripción.

Las fórmulas mágicas solo son efectivas a corto plazo, para ganar una elección, por ejemplo, pero la magia no forma parte de la construcción de políticas bien entendidas, es decir, sostenidas en el tiempo. La cantidad de inscriptos no garantiza ningún éxito. El éxito sería su conservación a largo plazo, así como lograr que los espacios consigan cada día más inclusión.

Los usuarios de los polideportivos municipales ya hemos redactado cartas e iniciado gestiones para que se permita cobrar una cuota social mínima, que podría ser voluntaria, una suerte de bono solidario que posibilite el sostenimiento de espacios cada día más necesarios para la vida social de los barrios, la recreación, el deporte y la cultura.

En esto no creo que alguien disienta. La respuesta de los concejales siempre ha sido que el mismo texto de la ordenanza por la cual se crearon los polideportivos impide que acepten aportes, con el mismo pretexto que hoy esgrimen los ediles de la oposición.

Lo cierto es que, como vecinos, nos vemos impedidos de hacer algo y nos resulta absurdo que se usen esos argumentos. Entonces, de rebeldes que somos nomás, cuando vemos que los baños están demasiado sucios, si llevamos un bidón de cloro, por ejemplo, tenemos que hacerlo a escondidas, para no comprometer a los trabajadores.

“No a las chicanas”

Ahora bien, poner los pies en la tierra y dejar de lado las miserias partidistas implica reconocer que el municipio no da abasto con el sostén de los polideportivos.

Una chicana del concejal Ciano en los medios fue que nadie puede pensar hoy en alquilar los polideportivos a privados cuando se están reduciendo los horarios de pileta libre, negándoles así el uso a los vecinos. El edil debe saber muy bien que esa lamentable reducción se debe a que se redefinió el contrato con Servisa y se bajaron a doce las horas de prestación (en el Emder dicen que por falta de médicos; otros, por pagos adeudados), y no habrá médico en la última franja horaria. Sin profesional a cargo, no puede haber natación. La magia, en esto, tampoco funciona.

La pregunta que nos hacemos todos los vecinos que nos vemos afectados cada día por estas cuestiones es: ¿no podrían solucionarse estos temas con un aporte voluntario de quienes ya pedimos hacerlo porque queremos mantener vivo un espacio tan valioso en nuestro barrio, por seguir viendo a nuestros hijos divirtiéndose, haciendo actividad física, corriendo por sus pasillos como si se tratase de un lugar propio?

A la vista de los dichos recientes, se entiende que nadie pretenda pagar el costo político de instaurar un aporte cooperativo y que salgan los cazadores de oportunidades a decir que este intendente aranceló una conquista de los marplatenses para el deporte y la cultura, y bla bla bla…. ¿Alcanzan los recursos genuinos del partido para ello, entonces? ¿Llamamos al mago Merlín para que nos de el toque que necesitamos?

Un aporte solidario

No hablo más que por lo que veo en el polideportivo de mi barrio, segura de que la situación en otros será diferente. En este, probablemente a causa de políticas proselitistas de cara a las elecciones que se acercaban, allá por 2015 no hubo restricción de ningún tipo para las inscripciones (excepto de cupo y orden) y sospecho que muchos vecinos con escasos medios y necesidades reales quedaron afuera. Probablemente, hacerlo de otro modo que garantizase una inclusión más efectiva hubiese requerido asistentes sociales, promotores en los barrios, otra logística que con la premura de los votos no era posible.

El hecho es que esta zona no es una barriada desfavorecida y, así como asiste gente de barrios cercanos que no podrían pagar una cuota de pileta u otra actividad, también asisten marplatenses que podrían pagarla. Me atengo a las charlas mantenidas en vestuarios donde todos nos hacemos cargo y compartimos esta sensación de estar perdiendo una oportunidad de mantener en pie un espacio que sea para todos, y sobre todo para quienes más lo necesitan.

Muchos estamos dispuestos a pagar una cuota para que eso sea posible y ser solidarios con quienes no.
Alquilar algún gimnasio quizá no sea la mejor opción, pero algo hay que hacer. Si nuestros representantes dejan de confiar en el ilusionismo, si se alejan por un rato de la hipocresía y si dejan pasar por una vez la oportunidad para ganar unos minutos en los medios, si se acercan a los vecinos y los escuchan, quizá se pueda construir desde la realidad.



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