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La Ciudad 30 de julio de 2018

Por el contexto económico, advierten una desaceleración en la construcción

Desde el sector alertaron sobre el impacto que comienza a percibirse por la devaluación y los altos niveles inflacionarios. Para los privados, la "crisis" en la industria afectará tanto las fuentes de trabajo como el "tejido social".

La devaluación de la moneda y los niveles inflacionarios actuales, sumado al incremento de las tasas de financiación bancaria y la ausencia de crédito, son algunos de los factores que desde la Cámara de la Construcción, delegación Mar del Plata, destacan como parte de un contexto económico que será difícil de sortear para el sector.

A diferencia de los últimos meses, en los que los balances arrojaban índices positivos, los anuncios de futuros recortes en lo que respecta a obras públicas advierten que el panorama actual podría profundizarse hasta incluso llegar a la “paralización” de los trabajos.

Es que sumado a la decisión de ajuste por parte del Gobierno nacional y provincial, comienzan a sentirse cada vez más tanto los aumentos de los costos de los materiales como el acortamiento de los plazos de pagos fijados por los proveedores, entre otras cuestiones.

“Esto impactan en forma directa sobre la posibilidad de ejecutar en forma normal los trabajos contratados”, señaló a LA CAPITAL, Candelaria Acosta, gerente de la institución.

Entre las medidas que podrían evitar el freno total de la actividad, la ejecutiva destacó necesario “el cumplimiento de los plazos de pago de los certificados de obra y de las redeterminaciones cuyo atraso en el actual contexto general resulta insostenible”.

Además, indicó el atraso en la resolución de los trámites correspondientes a las “redeterminaciones de precios que deben hacerse en plazos perentorios y con índices que representen la realidad de los incrementos de costos de las obras en ejecución”.

“Ante la situación actual estos atrasos provocan que las actualizaciones finalmente percibidas no representen el valor real de los trabajos ejecutados con la consecuente afectación económica que puede llevar a la paralización de las obras”, alertó.

Para que el freno en la construcción no se concrete aseguró que es “importante una rápida resolución y pago, incluyendo la liquidación de los intereses moratorios para de esta forma disminuir las pérdidas ya producidas”.

Por otra parte indicó que “las empresas están planteando a los organismos públicos de distintas jurisdicciones de gobierno que se tomen en cuenta estos factores y que se cumpla con el pago de los certificados de obra cuyo atraso, en el actual contexto, puede generar disminución de los ritmos de obra, la posible paralización y/o la imposibilidad de culminar con las obras en curso”.

Sector privado

En el sector privado la situación no parece ser muy diferente.

La disparada del dólar de los últimos meses llevó a que muchos acreedores de créditos debieran suspender cualquier operación ante la incertidumbre del valor de la divisa.

Una actitud similar tomaron aquellos que se encontraban en plena obra y se vieron obligados a bajar el ritmo ante el fuerte aumento de los costos de los materiales.

Consultado sobre el tema, el presidente del Colegio de Técnicos e integrante del Foro de la Construcción, Diego Peláez, aseguró que “el ajuste llegó a todos los sectores, y sobre todo al privado, que fue el primero en hacer el esfuerzo y el primero en sentir la desaceleración con el proceso devaluatorio”.

“No hay acceso a la vivienda de clase media y los grandes desarrollos también están expectantes a que el dólar encuentre una estabilidad y baje la tasa”, señaló, destacando que “los márgenes de la construcción se han achicado sustancialmente en los últimos años producto, también, de la presión impositiva”.

En este sentido, el empresario aseguró que prevé un “escenario complicado” de cara a fin de año.

“Más allá que la tasa tienda a una baja, la economía es, en un porcentaje elevado, confianza, y hasta tanto la gente no pierda el temor o encuentre previsibilidad en el valor del dólar todavía no va a repuntar”, apuntó.

Y ejemplificó: “Para una vivienda un proceso constructivo es de, más o menos, 12 meses. Por lo que arrancás con un valor y, al costo inflacionario que tenemos hoy, para cuando terminás la vivienda estás pagándola un 30%. Todo eso afecta a que la gente se anime a encarar cualquier tipo de emprendimiento”.

Alerta por el tejido social

Consultado sobre la posibilidad de impulsar una mesa de diálogo con el Gobierno con el objetivo de evaluar políticas tendientes a favorecer la actividad, Peláez reconoció que se han mantenido “prudentes” con el objetivo de no tirar “leña al fuego”.

“En un proceso de alteraciones es muy difícil sacar conclusiones y poder planificar cuáles son las herramientas necesarias para poder poner en marcha el sector productivo. Pero es importante que el sector se manifieste, como se manifiestan todos los sectores productivos, con una preocupación ya no desde una mirada unilateral sino de un contexto social mucho más grande”, indicó.

Es que, para Peláez, si se tiene en cuenta que la “crisis” que transita la construcción también la están atravesando otras industrias pioneras en generación de empleo como la del puerto “acá no solo está en riesgo la fuente de trabajo sino el tejido social”.