La Justicia acordó la suspensión de juicio a prueba con el imputado por 2 años, ya que se descartó que produjera contenido y sí, en cambio, que había recibido y almacenado imágenes.
Cuando a fines de enero Tim Ballard se presentó en la calle Ituzaingó en medio de un allanamiento, todo cobró una visibilidad aún mayor. Se trataba, nada menos, que del referente internacional de la lucha contra la pornografía infantil, el mismo que acababa de tener contactos próximos con el Gobierno nacional, con la ministra Patricia Bullrich. En la calle Ituzaingó, con su equipo de filmación, acompañaba a la Policía Federal y al fiscal de Dolores, Walter Mercuri, antes de derribar la puerta de ese domicilio.
Una hora después el propio fiscal informaba a LA CAPITAL: “Nunca vi algo igual, habla del nivel de perversión de esta persona. Era una casa toda transparente, que si de día se podía ver desde otras viviendas, de noche con la iluminación mucho más. Esto puede hablar, arriesgo, de la personalidad algo exhibicionista del imputado”.
Lo que la Justicia de Dolores -actuando en Mar del Plata- había encontrado era una suerte de set de filmación en los fondos de la vivienda, en la ampliación que alguna vez se había hecho a esa casa con paredes de vidrio que permitían ver todo desde cualquier parte. Y el principal imputado era un individuo al que se le había detectado contenido de pornografía infantil en su teléfono pero, más grave aún (así lo contempla el Código Penal), era el hecho de que él mismo produjera esas imágenes.
En los últimos días esa causa tuvo su cierre en el ámbito penal alejado de las estridencias iniciales, tras la suspensión del juicio a prueba durante dos años y una serie de reglas de conductas para el joven, reglas entre las que se incluyó la donación de 150 mil pesos en comida no perecedera a una institución necesitada.
Tim Ballard.
En el acuerdo ya no participó el fiscal Mercuri, porque la causa finalmente fue radicada en Mar del Plata. Pero para él hubo duras palabras del defensor del imputado, quien dijo que “la instrucción ha estado plagada de irregularidades y de violaciones tanto a los derechos constitucional como a los deberes exigidos a todo representante del Ministerio Público fiscal”. El abogado habló de un “verdadero circo que se montó con un invitado estelar” y denunció el ingreso de Ballard sin ninguna autorización al allanamiento con el objeto de tomar imágenes para su documental.
Resolución
Tras unas pocas explicaciones se logró establecer que el imputado jamás había producido material de pornografía infantil y que en los fondos de la casa no había ningún estudio de filmación. De hecho, la foto que utilizó el fiscal Mercuri para acusarlo de un delito que prevé penas de 4 años de prisión, era el de dos menores de la familia siendo bañadas por una amiga de su madre, quien las estaba cuidando. Es mujer envió la imagen por Whatsapp para mostrar que las niñas estaban bien y uno de los destinatarios fue el imputado.
Sí en cambio al fiscal Graciela Trill, quien asumió tras la salida por cuestiones de competencia de Mercuri, mantuvo la acusación por el hallazgo de material de pornografía infantil en dispositivos del joven. Esas imágenes le habrían sido enviadas por otra persona, pero eso no lo exime de la responsabilidad penal por haberlas almacenado y preservadas.
Cabe aclarar que el joven de 23 años comenzó a ser investigado luego de que una alerta internacional se activara porque en su teléfono había tráfico de material de pornografía infantil. Y el IP desde el cual se había realizado la conexión era en Villa Gesell. Eso pudo explicarse en el hecho de que el padre del imputado, un reconocido médico, vivía en aquella localidad y que el tráfico de las fotos se detectó cuando usaba su hijo la red de internet.
El paso siguiente fue el de analizar el contenido de su teléfono y entonces se descubrió esa foto de dos niñas en una bañera. La diferencia respecto a las anteriores era que no estaba en ninguna base de datos. Y aquí se debe profundizar en ese detalle: cuando los mecanismos de control internacional detectan con su software una foto potencial de pornografía infantil hacen un rastreo hasta que hayan un duplicado. Cuando no encuentran un “match” es porque esa foto es original, producida por quien la tiene.
Con esa idea se le atribuyó al joven la generación de contenido, algo que se reforzó durante el allanamiento al descubrir ciertos elementos que, en otras circunstancias, no hubieran generado ninguna sospecha.
Pero en verdad, esa foto pertenecía a una secuencia enviada el 10 de marzo de 2024 por una amiga de la familia que estaba al cuidado de las menores. La madre de las niñas declaró en ese sentido, la amiga de la familia también y ambas mostraron sus propios chats.
El médico, en su declaración, explicó que los elementos secuestrados en la parte de atrás de la casa eran propios, de su actual mujer, algunos juguetes de las niñas y que lo que fue exhibido como un reflector para un set de filmación era tan solo una lámpara decorativa.
La fiscal Graciela Trill accedió a esas declaraciones porque autorizó a la defensa a presentar testigos, mientras que en el proceso radicado transitoriamente en Dolores eso no ocurrió. Trill reevaluó toda la prueba y comprendió que no se podía perseguir penalmente por la producción de pornografía infantil porque era un hecho que jamás había ocurrido, pero sí por las imágenes halladas en el dispositivo del imputado. Las mismas -sin perjuicio de cómo y por qué las recibió- son prueba de que cometió un delito penal castigable y por eso se llegó al acuerdo de la suspensión del juicio a prueba.
Este jueves se produjo el estreno internacional de la película documental Hidden War (Guerra Oculta) en la que Tim Ballard retrata la explotación infantil en todo el mundo. Durante el allanamiento frente a la casa de calle Ituzaingó, Ballard realizó algunas tomas y por el momento se desconoce si el caso fue contado en dicho trabajo.