Desde la Posada del Inti, organización no gubernamental de la ciudad que se dedica a la prevención y asistencia por el consumo de drogas, manifestaron su preocupación por el aumento de la cantidad de personas que se acercan a la institución para iniciar un tratamiento contra las adicciones. La situación la advirtió su presidente, Fabián Messina que, en diálogo con LA CAPITAL, señaló que “de 150 personas que asistían en febrero de 2017 pasaron a 180, además de 40 en lista de espera”.

“El aumento fue significativo y se da en un contexto difícil, en el que se siente la erosión de las distintas políticas públicas, algo que ya se venía viendo en los últimos 15 años y, en los últimos dos, se profundizó”, sostuvo el responsable del espacio.

Aseguró, también, que la deuda de seis meses que mantiene la provincia de Buenos Aires con la entidad y el desfasaje de los valores de las prestaciones en relación a la inflación complicó aún más a la Posada que, por primera vez en 17 años, se encuentra retrasada por dos meses en el pago de los sueldos a los empleados.

De 150 personas que asistían en febrero de 2017
pasaron a 180, además de tener 40 en lista de espera

A modo de ejemplo, Messina señaló que “el Estado está pagando un promedio de 12 y 13 mil pesos (por paciente), que de ahí tiene que salir el pago de los gastos de internación, las medicaciones psiquiátricas, guardias, nutricionistas, entre otras cosas, mientras que una obra social está pagando alrededor de 23 y 25 mil pesos”. Y agregó: “Si a eso le agregamos que la Subsecretaría de Determinantes Sociales ha mantenido en los últimos años un promedio entre 6 y 12 meses de deuda, es inviable. Hemos llegado a tal punto que, en casi 17 años de estar en funcionamiento, es la primera vez que le debemos dos meses de sueldos a los trabajadores de la institución”.

Fabián Messina, presidente y fundador de la Posada del Inti.

A diferencia de otras oportunidades en las que Messina recurrió a los medios de comunicación o a formas de protestas que llaman la atención de los ciudadanos tales como la huelga de hambre que él mismo protagonizó el año pasado con el objetivo de reclamar cuotas pendientes por parte de la Provincia, el fundador de la Posada del Inti reconoció que, en esta oportunidad, su reacción varió.

“Me cansé de pelear, me cansé de estar poniendo energía en cosas que veo que, evidentemente, no tienen políticas públicas detrás. Y esto, aclaro, es algo que trasciende a esta gestión”, señaló y agregó: “Si no hay una regularidad, no se puede proyectar y menos con valores inviables para el mercado”.

Vale destacar que la entidad cuenta con un centro ambulatorio ubicado en Córdoba y 9 Julio y dos espacios en el barrio Las Dalias y Antártida Argentina, donde se trabaja, en su mayoría, con pacientes en situaciones de vulnerabilidad social que son atendidos por los casi 70 profesionales capacitados para asistir en diferentes tratamientos.

“Me cansé de estar poniendo energía en cosas que veo
que, evidentemente, no tienen políticas públicas detrás”

El establecimiento también se ve afectado por otras políticas que tocan directamente a las finanzas del proyecto, como es el aumento de las tarifas de los servicios públicos. “Lo que más consumimos es luz, gas, teléfono, medicación y comida. Es decir, todo lo que está en el foco de los aumentos. Por ende si uno ve que, en los últimos cinco años, la prestación de, por ejemplo, la Sedronar aumentó algo de 30%, puede ver que los valores no condicen con los de la inflación, que por el mismo periodo fue mucho mayor”, aseveró.

Pese a esto, señaló que “intentaremos seguir adelante. No hay que olvidar que la Posada nació en el 2001, por lo que tiene en su adn la crisis y, además, a los trabajadores que conformamos este proyecto nos mueve otra cosa que trasciende lo económico, que es ayudar desde un lugar netamente humanitario porque entendemos que el otro está sufriendo y nosotros podemos darle una mano”.  Y cerró: “Vamos a apostar a la sensibilidad de la gente y los funcionarios, pero hoy por hoy a la crisis la vamos a correr con más trabajo porque si se corren las organizaciones, ¿qué queda?”.