Trece años después, como en una historia circular, la polémica volvió a instalarse en la denominada “Canchita de los Bomberos”. Si en 2012 la controversia surgió por la posibilidad de construir edificios de viviendas, en el marco del Plan Procrear, hoy la cuestión pasa por el anuncio de venta de las dos manzanas conocido el viernes pasado por el gobierno nacional.

El predio en cuestión comprende dos manzanas, delimitadas por Florisbelo Acosta, José Mármol, López de Gomara y Ricardo Gutiérrez.

Cada lote mide 7.481, 56 metros cuadrados, están ubicados a 300 metros del mar y enfrente al museo MAR.
En una de las manzanas, la que está ubicada justo detrás del museo, armaron dos canchas de fútbol de libre uso, mientras que en una sección de la otra se instalaron varios foodtruck desde hace cuatro años y el resto es espacio público verde.

El sábado  a la tarde, a pesar del viento y el cielo gris, Sara compartía unos mates con su amiga María José y se manifestó “totalmente en desacuerdo” con la posibilidad de venta del espacio por parte del gobierno nacional.
Habitué del lugar, dijo que “me enteré por comentarios pero no me gusta la idea que se venda ¿Qué van a hacer acá?.

“Yo no vivo en el barrio pero vengo bastante seguido -contó- está bueno, es tranquilo, es un buen espacio verde a metros del mar”.
Cristian, mientras jugaba al fútbol con su hijo Francisco, dijo que está “en contra de la venta, mirá toda la gente que viene a disfrutar y convive”.

Entre los trabajadores de los foodtruck reina la incertidumbre.

Emiliano y José merendaban, se sorprendieron por la noticia, y reconocieron: “no sabemos nada”. De todas formas, se mostraron “en contra, porque es un lindo espacio, grande, donde podes pasar un buen rato y no hay nada parecido por la zona”.

Cuidados

Alicia cuida el baño químico instalado en el lugar y solventado por todos los foodtrucks. “No quiero que se venda -explicó- pero además el gobierno no puede hacerlo porque estos terrenos fueron donados por la familia Unzué con la condición de que sean usados por todos y para actividades al aire libre”.

En el mismo sentido se expresó Carolina, del foodtruck “La ruta del sabor”, y añadió que “no me gusta la idea. Primero porque esto es bien familiar y no quiero que sigan construyendo torres que nos tapen el sol”.

“Si dijeran -concedió- que van a hacer un hospital para Mar del Plata, bueno, sería otro tema, porque es una obra que queda pra la ciudad. Pero ¿quién lo va a comprar y para qué?

José Roberto paseaba su caniche y se negó terminantemente a la posibilidad de la venta. “Es un despropósito que lo quieran vender. Mirá la gente que viene, solo a pasar el rato al aire libre, no hay otro espacio así por acá”, advirtió.
Además, destacó que “acá viene gente de todas las edades, que puede hacer de todo y es un ambiente muy familiar. Fijate que no se vende alcohol”.

En el foodtruck WaffleMdP, que funciona desde hace cuatro años cuando se inauguró el patio gastronómico indicaron: “Me enteré por las noticias -contó Carolina- porque esto es para la gente, incluso viene gente que no es del barrio”.

Además, destacó que “nosotros, todos, tratamos de mantener bien el espacio, es triste lo que está pasando. No estoy de acuerdo para nada”.

La polémica sigue latente. En 2012 fue porque se intentó construir un complejo de 250 unidades habitacionales, distribuidas en monoblocks de cuatro pisos, que albergaría a 1.200 personas. Los vecinos se opusieron porque argumentaron que podrían colapsar los servicios como “falta de presión de agua, problemas de cloacas”. También temieron que la cosntrucción se convierta “en otro barrio Centenario”.

Hoy no se sabe cual será el futuro de los terrenos que el gobierno nacional anunció en venta