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Interés general 18 de marzo de 2019

Preocupación por la cantidad de comercios con las persianas bajas

Esfuerzo, resiliencia y hasta esperanza son algunas de las características de muchos de los comerciantes de la ciudad que explican cómo siguen con las persianas levantadas en la actualidad, con altos costos fijos y bajo consumo. La avenida Juan B. Justo es la más afectada por los cierres de comercios. Preocupación de empresarios y gremialistas ante un panorama adverso.

por Natalia Prieto
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Carteles de “alquilo” o “vendo”, persianas bajas, vidrieras con promociones y descuentos y los tradicionales anuncios de “liquidación” son algunas de las postales en los distintos centros comerciales de Mar del Plata, ya sea sobre las avenidas Juan B. Justo o Independencia o calles como 25 de Mayo, Güemes o San Juan, entre otras.

La situación no es nueva, pero resulta un tanto llamativa que se acentuara cuando ni siquiera había terminado la temporada de verano que, a decir verdad, no resultó tan buena como casi todos esperaban.

De acuerdo a un relevamiento realizado por la Unión del Comercio, la Industria y la Producción (UCIP), el sector más afectado por los cierres de los locales es la avenida Juan B. Justo, con el 13 por ciento de persianas bajas del total de emprendimientos emplazados en la arteria.

Luego siguen las calles Talcahuano (5 por ciento); Güemes (4 por ciento) y 12 de Octubre (4 por ciento). Los demás centros comerciales de la ciudad también se ven damnificados, con “un promedio del 4 por ciento” de cierres de comercios.

“No aumentó la cantidad de locales en alquiler, pero fuera del radio céntrico (tomando a tal por las avenidas Luro, Independencia, Colón y la costa) resulta bastante complicado ocuparlos”, consideró Eduardo Guede, de la inmobiliaria Horacio Ledesma, para quienes los alquileres comerciales constituyen “un rubro importante”.

Poco efectivo

La mayoría de los comerciantes aseguran que están trabajando con una ecuación poco favorable: “Costos más altos y menos consumo”.

Silvia está al frente de la chocolatería Charlotte desde el ’87 -ahora en Rivadavia al 2400- y reseñó que “aumentó el alquiler, los impuestos, la luz, el agua, las cargas sociales, las expensas y las ventas bajaron. Es muy difícil trabajar así”.

Asimismo, contó que lo hace “a pulmón” y que una de las variables para seguir a flote es prescindir de personal. “Tuve cuatro empleados -dijo-, se fueron dos y no pude tomar más gente. Ahora tengo más trabajo yo”.

En la avenida Juan B. Justo, desde la costa hasta Champagnat, la imagen de los locales cerrados se repite.

Aunque la crisis no afecta “a un rubro más que a otro”, el de la indumentaria es un sector que “se caracteriza por la alta rotación. Tenemos una tendencia a que cierran unos y abren otros, pero ahora cuesta que abran”, reconoció el presidente de la Unión del Comercio, la Industria y la Producción (UCIP), doctor Raúl Lamacchia.

“Los altos costos fijos son un problema -explicó- aumentado por los gastos de los ajustes en todos los servicios, los costos y la baja rentabilidad. Así no cierran los números”.

Asimismo, advirtió que “hay un endeudamiento” del sector y si bien dijo que “no hay una cadena de despidos”, reconoció que “hay más comerciantes atendiendo personalmente porque no se pueden sostener los sueldos”.

Equilibrio

El empresario apeló a las estadísticas de la UCIP para verificar sus dichos: “En febrero tuvimos un 20 por ciento menos de ventas que en el mismo mes del año pasado”.

Esas cifras tuvieron su correlato sindical. “Nosotros recibimos despidos, como hace años no pasaba, a partir de los primeros días de febrero. Hubo muchos casos que abrieron en diciembre y no llegaron a pasar la temporada, tuvieron que bajar la persiana”, describió el secretario gremial del Sindicato de Empleados de Comercio Zona Atlántica, Darío Zunda.

ALQUILER 01

A su entender, la situación fue “llamativa” debido a que “nunca nos había sucedido en la última década. Se presentan como por goteo, 4 o 5 por por día”, describió.

Por otra parte, el gremialista aclaró que la problemática no es nueva. “El cierre de los comercios se viene sosteniendo desde hace bastante -indicó-, es un problema sistemático, pero en los últimos tiempos se profundizó por el impacto en la estructura de costos”.

El rubro inmobiliario

Desde el sector inmobiliario reconocieron la problemática aunque aclararon que los precios de los alquileres no son la causa. “La tendencia indica que hay más locales vacíos, por eso desde el año pasado se hicieron acuerdos entre los inquilinos y los propietarios para mantener los valores porque se hacían imposibles las renovaciones con el 30 por ciento de aumento más todos los demás de los impuestos”, señaló la martillera Gabriela Velati, de la inmobiliaria que lleva su apellido.

Desde el Colegio de Martilleros confirmaron que “los valores los regula el propietario” aunque analizaron la problemática macro: “hay bajo consumo, altos impuestos, cargas impositivas, servicios más caros, son costos fijos muy altos”, describió el presidente de la entidad, Miguel Angel Donsini. Los contratos comerciales tienen un mínimo de 3 años y se pueden extender de acuerdo a las partes, pero el promedio es de 5 años.

Dificultades

Como la mayoría de los comerciantes, Sebastián asegura que sobrelleva el día a día de su negocio “con garra, estamos todo el día mi señora y yo. Apostamos a que esto vaya cambiando”, explicó desde detrás de su drugstore K´ndy, en Juan B. Justo y Lavalle.

También contó que desde hace dos años y medio “abrimos todos los días menos los domingos. Este verano probamos pero no tuvo sentido”, ya que la suba en los impuestos y servicios los afectó notablemente.
“Se notó la suba -dijo-, porque se dieron en un marco de baja de ventas, de poco consumo. Pero hay que seguir, con garra y corazón”.

Francisco, un italiano que llegó a la ciudad con 15 meses de vida, tiene varios locales al 800 de Juan B. Justo. Hoy sólo uno está ocupado, por su propia firma textil Steff.

“En el ’87 construí los locales y nunca estuvo así, ni en 2001. Sigo por voluntad y para venir a la tarde a tomar mate así no me molesta mi señora en mi casa”, bromeó.

Con el cartel de “se alquila” en sus locales, aseguró que “esto no es nuevo, te diría que viene desde los últimos 4 años de Cristina Kirchner, pero ahora se agravó”, y consideró que la situación es peor que en 2001 porque “en esa época la gente tenía la plata engrampada en el banco, ahora no tienen plata”.

A entender del gremialista Zunda, “estamos todos en el mismo camino, con el mismo reclamo, tanto los empleados como los comerciantes. Es necesario un cambio, de actitud y de política, para que haya crédito y así los comerciantes puedan reinvertir. Y el Estado debe colaborar en materia de servicios, por los aumentos fueron muy fuertes”.

— Empresarios y gremialistas con la misma preocupación

Desde las distintas ópticas, el panorama para lo que resta del año no es demasiado alentador, ya que tanto los empresarios como los sindicalistas coincidieron en avizorar un panorama “sumamente complicado”.

En el sector sindical estiman que en lo que resta del año habrá “cierres y pérdidas de puestos de trabajo”, una situación que afecta “tanto a nosotros como a los comerciantes, que nos llaman porque no saben cómo mantenerse”, contó el secretario gremial del Sindicato de Empleados de Comercio Zona Atlántica (SEC), Darío Zunda.

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A su entender, el verano no estuvo a la altura de las expectativas. “Muchos no lograron los resultados esperados -dijo-, como las grandes cadenas de supermercados, pero eso no implica que les haya ido mal. Lo que pasó es que todo el mundo creyó que volvería a ser como antes, por lo menos dos meses completos, una temporada con algún saldo positivo para el invierno”.

En la misma sintonía se expresó el titular de la Unión del Comercio, la Industria y la Producción (UCIP), Raúl Lamacchia, al observar el futuro cercano: “hay una
tendencia a una profundización de la recesión”.

Ese panorama “nos preocupa”, aseguró y explicó que “los comerciantes están haciendo un tremendo esfuerzo para subsistir. Hay que sostener una estructura comercial que no da más, está muy castigada, igual que el industrial”.
Además, el empresario consideró que “hay una similitud con 2001”.



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