“Años de fuego” es el libro escrito por Gabriel Cabrejas que contiene la historia de los veinte años de trabajo del centro cultural El Séptimo Fuego, un lugar histórico de la cultural independiente marplatense. El libro está editado por el sello La Fábrica de Bienes Inmateriales, que pertenece a este mismo centro cultural, y se presentará hoy a las 21 en la sede de Bolívar 3675.
Nunca un libro más oportuno. Cómo se sabe, este polo cultural sufrió hace menos de quince días una serie de ataques anónimos, que despertaron la solidaridad de toda la comunidad artística de Mar del Plata.
Para Cabrejas, destacado crítico teatral, docente universitario, escritor e investigador del teatro local, el libro viene a sellar una larga relación con estos teatristas. En su pormenorizado trabajo, en el que cada capítulo contiene la historia de un año del centro cultural, el autor destacó la “coherencia ideológica” con la que supieron gestionar la sala, la escuela teatral e incluso cada uno de sus espectáculos.
“Además tienen una persistencia, porque como sala han vivido buenas épocas, malas épocas, les tocó la crisis de 2001, la de 2002, les pasó todo Cromagnon, que fue una advertencia de funcionamiento bastante dura”, indicó el autor, quien expresó además que el texto lo escribió por encargo.
Para el autor, este centro cultural se inscribe en el movimiento de espacios independientes que, a mediados de los ´90, empezaron a funcionar como alternativa a los centros oficiales, sustentados por el Estado. En ese sentido, recordó que el más viejo fue el centro cultural Cortázar, que abrió sus puertas por gestión de Carlos Owens padre y luego siguió su hijo al frente de la sala, hasta que cerró sus puertas definitivamente.
Cabrejas explicó que “El Séptimo”, liderado por Viviana Ruiz, es un espacio que sigue la línea de trabajo de Gregorio Nachman, teatrista desaparecido durante la última dictaura cívico militar. Es recordado por desarrollar una impronta popular a su trabajo como artista.
“El Séptimo Fuego siempre busca progresar dentro de los límites autoimpuestos, ninguno de los actores va a ser galán de las telenovelas. La idea es generar un polo de atracción en la ciudad siguiendo la impronta nachmaniana, sin más ambición que vivir de éso, cosa que han logrado en veinte años, con un concepto cooperativista y colectivo”, dijo.
Al tiempo que indicó que otro punto importante de la sala es que sigue la escuela de Renzo Casali, el actor italo argentino que, desde Italia, llamaba “fuego” a cada grupo que armaba por el mundo. Como en Mar del Plata se gestó el séptimo, decidieron llamarlo “El Séptimo Fuego”.
En “Años de fuego” podrán leerse los polémicos comienzos, su intervención en cuanta injusticia social o política haya acaecido en Mar del Plata, a través de una puesta teatral o, como realizan en la actualidad, a partir del acompañamiento a los artistas que viven situaciones de precarización o de segregación de parte de las autoridades municipales.