Lo hizo Eva Ayala, de Acción Marplatense. Dijo que la decisión de llevarlos al Bioparque de Batán genera "más dudas que certezas". Y aseguró que no se consultó "a la comunidad científica y los trabajadores" del lugar.
La concejal Eva Ayala, de Acción Marplatense, presentó un pedido de informes para que el Ejecutivo local fundamente la decisión de trasladar los peces del acuario del Museo Scaglia al Bioparque de Batán.
La edil opositora aseguró que la medida, tomada mediante la resolución 244/25 del Ente Municipal de Turismo y Cultura (Emturyc), generó “más dudas que certezas”.
Entre los fundamentos de su presentación, señaló que de “la sociedad en general y la comunidad científica en particular” surgen “preguntas serias”.
Apuntó que “se esbozan críticas y dudas sobre el carácter inconsulto y alejado de la comunidad científica y de los propios trabajadores y equipo técnico del Museo Scaglia, su pertinencia, desarrollo, características, trasfondo, plazos, factibilidad, motivaciones reales, impacto sobre las especies protegidas y exhibidas, continuidad de las tareas y funciones del museo”. Entre ellas “cabe destacar la investigación, preservación, divulgación de la fauna marina local”.
Ayala señaló que la comunidad científica “pone en duda” la “coherencia de la medida” porque, por un lado, “se argumenta sobre el bienestar animal de los peces sin tener en cuenta las condiciones físico-químicas y biológicas en la que se mantienen” los acuarios y, por otro, “se cuestiona la permanencia de los peces en los acuarios del museo pero se propone que los ejemplares sean llevados a un acuario de Batán, sin duda algo totalmente contradictorio”.
El municipio, consideró Ayala, “no esgrime ninguna razón científica que justifique la medida y tampoco contempla que los acuarios de peces están aceptados en todo el mundo mientras se cumplan los estrictos protocolos”, como lo hacen “el Museo Scaglia y su valioso equipo científico-técnico”.
En la resolución cuestionada por la concejal, el Ente de Turismo y Cultura aseguró que fue la Dirección General de Cultura la que solicitó “la transformación del acuario con el propósito de modernizar sus instalaciones y adoptar nuevas tecnologías que permitan el desarrollo de formas innovadoras de interacción y aprendizaje”.
“Esta medida no implica el cierre del acuario, sino su evolución hacia un espacio educativo actualizado, que
mantendrá su función de divulgación y concientización sobre los ecosistemas marinos sin recurrir a la exhibición de
animales en cautiverio”, subraya. Y puntualiza que “la reinserción de los ejemplares vivos en hábitats adecuados contribuirá a su bienestar y alineará al museo con principios éticos y de conservación, garantizando que la educación ambiental continúe mediante recursos tecnológicos avanzados”.
En su iniciativa, Ayala pide información sobre el proyecto desarrollado para la transición del acuario actual al modelo de simuladores digitales, realidad virtual y experiencias interactivas que menciona la resolución oficial.
También reclama precisiones sobre lo que le costará al municipio el traslado de los peces y los estudios previos que garanticen el bienestar de las especies.
El Sindicato de Trabajadores Municipales (STM) también había criticado la decisión. “El acuario es el único lugar donde estudiantes, docentes, vecinos y turistas pueden conocer de cerca peces e invertebrados marinos y dulceacuícolas de nuestra región. Es un recurso pedagógico irremplazable, utilizado por docentes de todos los niveles para enseñar ecología, evolución, biodiversidad y biogeografía, con instalaciones diseñadas según los requerimientos escolares”, indicó en un comunicado.
“Nos preocupa que este cierre responda a intereses privados, como ha ocurrido anteriormente con otros espacios del museo. La posible relocalización de los animales en un bioparque privado, con una entrada de $18.000, implicaría limitar el acceso a este patrimonio natural”, agregó.